¿Qué pasa cuando alguien que lo ha tenido todo lo pierde? ¿Qué ocurre en una mente y un alma rotas? Eso es lo que os contamos en el análisis de Illusion: A tale of the Mind.
Pocos juegos han conseguido atraparme tanto últimamente como este que os analizo hoy. Pese a lo corto de su duración (apenas unas 5 ó 6 horitas), la historia que nos cuentan, el cómo lo cuentan y los retos que tenemos que superar hacen que sea mucho más intenso de lo que parece. En este análisis de Illusion: A tale of the Mind os voy a mostrar si merece o no la pena el título. Pero tranquilos. Seguiremos guardando su trama, que es lo que os atrapará, casi sin duda alguna.
https://youtu.be/poZUV5Ld_qQ
Un mundo distorsionado
Como si de Alicia en el País de las Maravillas se tratase, Illusion nos mete de lleno en un mundo estrambótico, caótico y casi sin sentido. Nuestro papel es el de encarnar a Emma, una chica algo perdida que, gracias a su «conejo» de peluche» irá recorriendo este mundo, aunque sin saber muy bien el por qué.
Poco a poco nos adentraremos en una historia que, pese a no ser la más original del mundo, consigue atraparnos. Y lo hace por la mezcla que hay entre la narrativa, la banda sonora y los pequeños puzles a los que nos vamos a ir enfrentando.
Nuestra tarea será conseguir desbloquear los obstáculos que impiden a la mente en la que nos encontramos avanzar. Encontrar una salida. Y es por ello que cada reto al que nos enfrentaremos será cada vez más y más extraño.
No todo es lo que parece en este mundo. No todo se ve desde una misma perspectiva. Y esa es la baza principal de su jugabilidad.
Retos en forma de puzles
El sistema de juego de Illusion: A tale of the Mind es básicamente resolver puzles. Bueno, avanzar por escenarios más que curiosos y resolver esos puzles.
La variedad de ellos no es el gran fuerte del título. Nos vamos a encontrar con muchas mecánicas repetidas unas cuantas veces, solo que con distintas dificultades. Pero esta creciende complicación de los elementos hacen que el aspecto de la variedad no sea tan influyente.
Algunos de estos retos nos obligarán a cambiar de perspectiva, jugar con luces y sombras, recomponer figuras o encontrar caminos ocultos a lo largo del mapeado.
Y es que el propio mapeado es también un puzle en sí. No es que vayamos a encontrar una libertad de movimientos brutal. Habrá varios caminos a elegir, desde luego. Pero muchas veces tampoco tendremos demasiadas opciones a la hora de avanzar. O vamos por ese camino… o por ese mismo camino.
En definitiva, todo puzle en el juego representa un estado de ánimo de la mente en la que estamos. Alegría, dolor, tristeza, furia… Cuando recorramos determinados caminos veremos más puzles en los que predomina la luz y la sombra. Otros serán más de sonido. Y en otros habrá que recomponer recuerdos perdidos para iluminar el camino.
Un poco de plataformeo
Pero no es lo único que habrá que hacer. También nos vamos a encontrar con retos más dignos de un plataformas que de un título de puzles. Carreras que nos obligarán a esquivar obstáculos, plataformas que aparecen y desaparecen siguiendo un patrón…
Además, algunos de ellos irán contrarreloj, por lo que la tensión que consiguen transmitirnos está también muy conseguida. Y si sois torpes, tranquilos. Ninguno os hará sudar demasiado. Aunque hay alguno que otro que… igual os cuesta.
El problema de esta parte es que el control de Emma no es el mejor. No es un plataformas, y eso lo vamos a notar cuando queramos hacer algún que otro giro rápido, o intentar maniobras arriesgadas.
Pero, al fin y al cabo, Emma es una niña pequeña. No es Sonic, ni Mario. Está bastante limitada y sus habilidades no son las de una maga, ni mucho menos. Así que, supongo que esto también se «entiende».
Las sorpresas de la historia
Como os he comentado al principio, Illusion es una historia por encima de los puzles. Conforme avancemos en el juego iremos viendo quiénes somos, qué hacemos y a quién tenemos que ayudar.
Posiblemente desde un primer momento caléis por dónde van a ir los tiros. O al menos al empezar el segundo capítulo, como muy tarde. Pero eso no quita que el cómo está contada sea algo muy bien conseguido.
Sin embargo, hay un gran pero en todo esto. Cuando morimos hay veces que aparecerá una pantalla de carga. Depende de si estamos en un puzle o en otro. Pues bien, si tenéis la mala suerte de morir en determinado punto (a mi me pasó), uno de los textos que salen a rellenar el tiempo de carga os destripará media historia.
No sé si es un fallo o es que daban por hecho que la gente ya sabía de qué iba. En mi caso no era así. Pero por muy obvio que parezca, la verdad es que rompe el momento del clímax del segundo capítulo. Donde muchos de los misterios se revelan.
El otro punto negro de la historia es el final. No haré spoilers, pero ya os digo que, tras mucho tiempo persiguiendo nuestro objetivo, la parte final se queda sin emoción. No hay golpe de efecto. No hay una recompensa acorde con el esfuerzo que hemos hecho. Y eso es un fallo muy gordo.
Apartado Artístico
Si hay algo que también destaca en este juego, eso es el apartado artístico. Nos vamos a encontrar con unos escenarios cuidados hasta el más mínimo detalle. Todo lo que veamos tendrá relación con la mente en la que estamos. Nos vamos a encontrar referencias a todo lo que puede pasar por un sitio así. Ideas, bloqueos, dudas, dolor, alegría…
Como os dije al principio, hay partes que son una mezcla perfecta entre lo brillante y lo idílico y lo tenebroso y terrorífico a la vez. En ese sentido es muy Alicia en el País de las Maravillas. Tétrico y a la vez dulce.
La banda sonora es simple pero cumple con su función. Consigue destacar en los momentos en los que tiene que hacerlo y le da tensión y ambiente a las partes en las que debe. Quizás pase demasiado desapercibida en determinados momentos. Pero aún así, es una banda sonora que me ha gustado mucho.
Conclusiones del análisis de Illusion: A tale of the Mind
Illusion: A tale of the Mind es un juego corto pero intenso. No sorprende por su historia, pero sí por la forma de contarlo. Tanto la visual como la sonora y la narrativa. Todo el juego se compone de muchas partes que encajan unas con otras para dar un resultado muy interesante.
Pasaremos por muchos estados de ánimo, y por muchos líos de cabeza. Pero casi seguro que en todo momento tendremos claro a dónde vamos.
Pese a que algunos puzles se repiten demasiado y a que el plataformeo llega a cansar (sobre todo al final), el balance global es muy bueno. No nos aburriremos de los puzles y tampoco nos desesperaremos. Quizás porque encontraremos que el camino está más guiado de lo que nos gustaría. Pero eso ya va a gusto de cada uno.
Si te gustan los juegos de puzles y las historias trágicas y fantásticas, este es tu juego. Y prepárate para disfrutarlo de una tacada, aunque el final no sea lo que uno espera de él.