Deberían darme una medalla al mérito por el amor que irradio hacia este género de videojuegos tan apasionante. En serio, mi obsesión con el género de los metroidvanias es perjudicial para la salud. Pero si bien es cierto que este estilo de juego basado en la exploración me enloquece, que vaya acompañado de una buena historia se agradece el doble. Y por suerte, puedo decir con mucho gusto que el título de Konjak cumple con este aspecto. Aunque bien es cierto que no es un juego perfecto en algunas áreas, pero a eso llegaré pronto. Por ahora coged la llave del cinco, que toca leer este análisis de Iconoclasts para PC.
Primero quiero hacer una mención especial al creador del juego, Joakim Sandberg. El motivo por el que quiero introducir a este caballero se debe a que la totalidad de Iconoclasts ha surgido únicamente de su intelecto. Así es: este título lo ha creado una sola persona. Esto es algo digno de mención, ya que el juego de marras tardó en salir a la luz siete años. Y qué pedazo de título tenemos entre manos damas y caballeros, esto es algo por lo que ha merecido la pena esperar sin duda alguna.
Sin entrar en spoilers, encarnamos a Robin, hija de un mecánico en un mundo regido por un organismo religioso: One Concern. Y hasta aquí pienso leer, ya que el punto fuerte de Iconoclasts es su brillante trama. Que no os engañe el pixel art bonito y los personajes cucos y relindos: aquí se tratan temas muy oscuros y sin un ápice de edulcoramiento. Vamos a ver gente morir sin resucitar por obra de Shenron, y seremos testigos de temas muy jodidos sin respuesta directa. Me quito el sombrero ante este despliegue narrativo, señor Sandberg. Sin embargo, esto sigue siendo un juego, y cumpliendo esta función deja un poco frío en algunos aspectos…
Voy a ser muy directo con este argumento: como metroidvania deja bastante que desear. No me malinterpretéis, las secciones de plataformeo a modo de puzzle son geniales. Sin embargo, el problema radica en las recompensas que recibimos tras realizar dichos puzzles. Veréis, Robin no desbloquea nuevas habilidades a lo largo del juego como un doble salto o un salto de pared. Lo que conseguiremos serán diferentes tipos de disparo, cada uno con su barra de energía. El motivo por el que los disparos requieran tiempo de carga es algo que no me termina de agradar mucho, ya que entorpece el ritmo del juego. Pese a este pequeño inconveniente el verdadero punto negativo reside en los denominados ‘tweaks’.
Estas pequeñas mejoras son simples en cuanto a función, ya que nos otorgan ligeros aumentos de daño o respirar más tiempo bajo el agua. Lo malo es que se repiten muchas sin necesidad de ello, se rompen cuando recibimos daño de cualquier tipo y tenemos sólo tres ranuras. No, no hay opción a aumentar el número de ranuras. Y por cierto, para crear estas mejoras necesitamos materiales. ¿Cómo se consiguen dichos materiales? Pues abriendo cofres, los cuales normalmente son la recompensa de un desafío de plataformas. Y esto es lo peor del juego: los materiales no ofrecen sensación de recompensa alguna. Durante las tres primeras horas de juego son útiles sin duda, pero cuando te percatas de que no vale mucho la pena crear más de tres mejoras se quedan para recoger polvo.
Aquí llega también otro de los puntos ambiguos de Iconoclasts: los jefes finales. Algunos ofrecen un señor desafío ya que requieren que les prestes un mínimo de atención. Otros en cambio son más aburridos que jugar a un juego de Ubisoft en 2015. Aquellos en los que tienes que estar en constante movimiento son una catarsis de manual, y su estética es memorable a la par que su estilo de combate. Sin embargo, hay jefes en los que literalmente tienes que o disparar simplemente o quedarte quieto hasta que hagan algo ellos. Por suerte la mayoría de los enemigos grandotes ofrecen un desafío sencillo para el jugador medio, así que no sudaréis mucho con ellos.
Algo en lo que tengo que premiar a Sandberg es en el apartado melódico. La música de este juego es magistral a niveles estratosféricos. La sencillez que muestran las composiciones harán que estemos tarareando las pegadizas melodías una y otra vez. Eso sí, hay veces que pese a ser buenas se repiten muy pronto en ciertas zonas, pero no es algo que disguste a la larga.
Me gustaría hablar sobre muchos de los temas que trata Iconoclasts y de los diversos puntos fuertes que tiene. Y podría hacer eso, pero quiero que experimentéis por vosotros mismos este juego. Los puntos negativos son ínfimos, y tal vez no lleven el juego a la categoría de metroidvania revolucionario como Hollow Knight. Pero creedme cuando digo esto: Iconoclasts es un juego que será recordado con cariño por todos aquellos que lo vayan a jugar. Más o menos como Monster Hunter World pero sin farmear.
Son Goku y Vegeta serán los protagonistas del próximo tráiler de DRAGON BALL: Sparking! ZERO.…
Devil Jin en Tekken 8 es el último personaje de la plantilla inicial en mostrar…
La nueva entrega de Yakuza se llama Like a Dragon: Infinite Wealth. Regresan las locuras…
Bandai Namco publica el tráiler de lanzamiento de Tekken 8, próximo videojuego de la mítica…
Llega el manga Dragon Ball Super 101 en el que tenemos más historia de los…
Disponibles los Wordle del 18 de enero de 2024. Pistas y solución del Wordle 742,…
Esta web usa cookies.