Ya ha pasado algo más de un año desde que Horizon Forbidden West saliese a la luz y se asentase como una de las IP más importantes de PlayStation. Su cuidada jugabilidad, sumada a lo original de su historia, al carisma de su protagonista Aloy y a un músculo gráfico sin precedentes en los mundos abiertos, hicieron de Forbidden West el primer imprescindible de PlayStation 5. Ahora ha salido Burning Shores, el primer (y seguramente único) DLC del juego, y os contamos qué nos ha parecido en este análisis.
Burning Shores comienza nada más terminar la historia principal del juego, por lo que estamos ante un añadido que hace las veces de epílogo y de enlace con lo que será, del todo seguro, la tercera entrega de la saga. Una llamada de nuestro cambiante aliado Sylens nos pondrá en pista con el último Zenith vivo en la Tierra, el cual logró escapar y esconderse. ¿Nuestro destino? Los Ángeles.
Ciertamente y pese a que la trama de Burning Shores sirva para enlazar con la supuesta tercera entrega, no arrojará mucha luz sobre la historia principal de la saga. No obstante, tampoco esperéis algo plano: la historia de Burning Shores se sigue con mucho interés debido a su antagonista principal, Walter Londra, y a una colección de personajes y situaciones interesantes.
Sin duda, el personaje más destacado es Seyka, una marina de la tribu Quen que naufragó en aguas diferentes a la tribu que vemos en el primer juego. Seyka se roba el espectáculo constantemente con su carisma y su relación con Aloy, de la que es capaz de sacar su lado más personal dotando a la protagonista, si bien de forma un poco torpe, de más sentimentalismo que lo visto en los anteriores juegos.
Seyka se alza como uno de los mejores personajes secundarios de la saga, y su compañía en casi la totalidad de las misiones de Burning Shores resulta agradable, efectiva y en absoluto sobrante. Nos ha gustado y mucho ver a Aloy compartiendo protagonismo con un personaje secundario que se sabe valer por sí misma.
Como todo buen DLC, Burning Shores también añade muchas novedades en el apartado jugable. Tendremos nuevas habilidades, nuevo tope de nivel, nuevas y terribles máquinas a las que hacer frente y una nueva y poderosa arma de la que no diré mucho más para no estropearos la sorpresa, pero que rompe con todo lo visto anteriormente. Si bien en Horizon Zero Dawn teníamos una armadura de tecnología avanzada, en Horizon Forbidden West tendremos esta arma que hará las veces de arma poderosa por encima de la media.
Entre las nuevas máquinas destacamos dos. Una nueva montura, el Hidroala, que es como un Alasol pero que nos permite nada, lo que nos brinda una mayor fluidez de movimiento por el mundo abierto. Y en el lado de las máquinas enemigas, encontramos a los Panzabilis, una especie de sapos gigantes que serán muy duros de roer si no sabemos golpear en los puntos clave para maximizar el daño.
Tanto las nuevas máquinas como las habilidades y armas, se engloban dentro de un contexto en el que le daremos un mayor uso en relación al entorno. Es decir, las novedades presentes no se sienten como algo de pega, como algo fuera de lugar, sino que adaptan el entorno y las interacciones en él para que saquemos el máximo partido a estos nuevos añadidos.
Por supuesto, en Burning Shores tendremos misiones secundarias que, como en el juego base, estas no se limitan a hacer de recadero, sino que cuentan con su propia y elaborada trama que nos invita a completarlas y prestarles atención más allá de hacerlas por puro completismo. Y sí, todas las secundarias tienen una recompensa que hace que merezca la pena hacerlas.
Y es que toda la acción de Burning Shores trascurre en un nuevo mapa, apartado del mapa principal de Horizon Forbidden West y al que solo podremos acceder mediante el viaje rápido. Este nuevo mapa se encuentra repleto de actividades ya conocidas, como los campamentos rebeldes, las ruinas antiguas y hasta un nuevo caldero, y de actividades nuevas, como las capturas aéreas que nos servirán para ver cómo era antes la ciudad de Los Ángeles.
El tamaño del mapa es ideal, a mi parecer. No es muy grande, pero sí lo suficiente como para echarse un buen rato explorándolo y para añadir variedad de escenarios. El tono del mismo es claramente isleño, pues estamos ante un archipiélago de grandes y medianas islas donde la presencia del agua prima por encima de todo.
De hecho y a raíz de esa predominancia del agua, en Burning Shores han añadido una nueva forma de desplazarnos al quedar las monturas a pie casi invalidadas: el esquife. Así pues, Aloy podrá moverse por el archipiélago en un pequeño barco propulsado que, en lo personal, me ha sorprendido por lo bien que se maneja y lo cómodo que resulta. Los paseos en esta embarcación se hacen muy disfrutables.
Uno de los puntos más criticados cuando se anunció este Burning Shores fue su exclusividad para consolas PlayStation 5. No fuero pocos los usuarios que se quejaron ante esta decisión, ya que sentían que dejaba su juego base incompleto. Durante los meses previos al lanzamiento, desde Sony y desde Guerrilla se ha justificado varias veces esta decisión en base a la potencia superior de PlayStation 5 y argumentando que habían tomado esta decisión para no verse lastrados por la tecnología de PlayStation 4. Pues bien, tenían razón.
Ya no es solo que el mapeado se sienta mucho más vivo y detallado, logrando lo que es sin duda el techo gráfico de los mundos abiertos actuales y, quizá, de los videojuegos en general. Es que directamente la batalla final es imposible de reproducir en una PlayStation 4 debido a su nivel de espectacularidad y dimensiones. Francamente, me alegro de que se tomase esta decisión, ya es hora de apostar por la nueva tecnología y dejar morir a las viejas consolas.
Como punto final, decir que han implementado un sistema de nubes que dota a las mismas de mucho realismo, algo perfectamente visible cuando cogemos nuestra montura y la elevamos a los cielos para mezclarnos con las nubes. Se nota que Guerrilla ha utilizado este DLC para probar cosas nuevas, tanto jugables como tecnológicas, con vistas a desarrollarlas en lo que esperamos que sea una tercera entrega en la que la saga termine de sacar todo su potencial.
Burning Shores es el interludio perfecto entre Horizon Forbidden West y la supuesta tercera entrega de la saga. Si bien no añade información nueva ni muy relevante a los acontecimientos que vivimos en el juego base, sí sienta las bases para lo que se avecina en una tercera parte que bien podría ser el final de la saga si la cosa sigue por este camino.
Nuevas máquinas, nuevo mapa y nuevas armas dotan a Burning Shores de un contenido más que interesante e imprescindible si eres fan de la saga. Todo lo incluido en este DLC se siente que está bien, que está trabajado y que realmente merece la pena intentar completarlo al máximo.
La espectacularidad de la batalla final, sumado a un músculo gráfico que parece que ha sido mejorado para este mapa, hacen soñar con el techo de PlayStation 5 y desear que de una vez se abandonen los sistemas viejos y se apueste, de manera definitiva, por una generación que hasta ahora se ha visto lastrada por las consolas viejas.
En definitiva, Burning Shores es la excusa perfecta para volver a Horizon Forbidden West, perdernos en sus paradisiacas islas durante un fin de semana y calentar motores de cara a una tercera entrega que, como fan de la saga, espero que no tarde demasiado en llegar.
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