Guerrilla sube al Olimpo de los estudios de PlayStation gracias a un juego espectacular. Análisis de Horizon Forbidden West.
Empezar una nueva IP es un salto al vacío. Son muchos los factores que pueden hacer que triunfe o que fracase. Que todo el esfuerzo sea reconocido por los jugadores u olvidado para siempre. Horizon Zero Dawn fue un salto al vacío por el que Guerrilla y Sony apostaron, y la cosa no salió mal. Hoy os hablamos en este análisis de Horizon Forbidden West de las bondades de una secuela que sabe ir más allá.
Antes de entrar en materia, os recomendamos que paséis por nuestro canal de YouTube si queréis ver algunos vídeos del título, así como de otros videojuegos de rabiosa actualidad. Ya sabéis, es importante informarse antes de comprar un juego, y para ello es fundamental ver vídeos y leer opiniones. Sin más, vamos al análisis.
La llamada del deber
Horizon Forbidden West continúa justamente tras los eventos de Horizon Zero Dawn, que el juego se encarga de resumirnos en un vídeo introductorio. Y es que la historia de Zero Dawn era, cuanto menos, curiosa. Sin ser un alarde narrativo, sabía acompañar al jugador a base de revelaciones relacionadas con un pasado que cada vez iba a más. La historia de una simple paria maltratada por su tribu daba paso a toda una trama futurista dónde el destino de la Tierra está en juego.
Y esto continúa en Horizon Forbidden West, pero ya sin preámbulos. Desde el mismo momento en el que cogemos los mandos sabemos que la cosa está mal en la Tierra. Una plaga roja avanza y amenaza con acabar con toda vida, tanto humana como animal. Además, la IA de Hades parece no haber muerto del todo y Hefesto sigue haciendo de las suyas, creando máquinas cada vez más mortales.
Horizon Forbidden West nos sitúa en la emergencia y en la desesperación por salvar el mundo. Sylens, Varl o Erend volverán a un plantel de personajes que se incrementa con nuevas y valiosas incorporaciones, como Zo o Alva, que forman las piezas en un escenario que, en lo personal, me ha parecido magistral.
Y es que Horizon Forbidden West tiene dos historias entrelazadas. Por un lado, tenemos la historia de Aloy, que pretende salvar el mundo recomponiendo las IA que formaban el proyecto Zero Dawn y borrando del mapa la maldad infectada en la IA de Hefesto. Por otro lado, Aloy vive en un mundo tribal donde las tribus y sus escaramuzas lo gobiernan todo, y ahí es donde entra el Oeste Prohibido.
Esta tierra está gobernada por los Tenakth, una tribu guerrera que rinde culto al combate y a la batalla. Pero la tribu está divida en tres clanes, y uno adicional comandado por Regalla que está en rebelión contra los otros clanes. Esto nos sitúa en una tierra que está en una guerra civil en la que, además, el bando rebelde cuenta con ayuda externa que les permite utilizar máquinas a su favor, como Aloy.
A estas tribus deberemos sumarle dos más de importancia en la región: los Utaru y los Quen. Estas tribus son un poco ajenas al conflicto de los Tenakth, pero tienen sus costumbres y sus formas de entender y habitar un mundo tan hostil como el Oeste Prohibido. Las tribus, sus formas de vida y sus luchas internas son la autopista por la que la trama circula hasta llegar a su destino; el mismo que el de Aloy.
Y me he querido parar en las tribus porque me parece fundamental su papel en la narrativa y el worldbuilding de Horizon Forbidden West. Su mundo es, sin duda, uno de los más ricos y mejor trabajados que he podido jugar nunca. Todo está ahí por algo y todo tiene una explicación. Una tribu que adora a las máquinas, otra tribu que basa todo su acervo en unas proyecciones defectuosas de un museo o una tribu que es capaz de entender el pasado. Todos son elementos fundamentales para que nos sintamos dentro de la historia. Detalles curiosos como el asombro de estas tribus al conocer el pasado que Aloy les relata, son pequeñas y simples pinceladas que ayudan a hacer del Oeste Prohibido algo real.
Pero lo importante aquí no son las tribus, las cuales me han llegado a parecer en ocasiones poco interesantes debido a todo lo que acontecía en la historia de Aloy. No puedo profundizar mucho en este apartado porque cualquier dato podría ser un spoiler masivo, pero la historia de Aloy, su relación con el pasado, el futuro y la tecnología de Zero Dawn me ha parecido magistral. Momentos narrativos, revelaciones y sucesos me han dejado más de una vez, literalmente, con la boca abierta.
Decir que me ha gustado mucho la historia de Aloy es quedarse corto. He disfrutado con cada elemento que me ayudaba a conectar un poco más con el universo creado por Guerrilla y he sentido la necesidad de enterarme de todo detalle que relacionaba el pasado con el presente, y con el futuro. Horizon Forbidden West me ha sabido mantener enganchado e interesado a una trama que muestra sus cartas poco a poco, de manera constante, pero sin prisa, y que sabe golpear en la mesa cuando debe.
No quisiera acabar este apartado sin mencionar una novedad jugable: la Base. Tomando como clara referencia a Mass Effect, en Horizon Forbidden West tendremos un punto del mapa donde asentarnos y reunirnos con nuestros aliados. Aquí podremos mejorar equipo e indagar en los personajes hablando con ellos. Es una manera simple pero muy efectiva de conocer a los personajes que nos rodean. Sus pensamientos, relaciones, anhelos y temores están escondidos bajo conversaciones que deberemos decidir si mantener o no. Algo totalmente opcional pero que me han encantado y me ha hecho empatizar con los personajes de una forma que, antaño, jamás lo hubieran conseguido.
Y también debo hacer especial mención a Aloy y su desarrollo durante el juego. El personaje medianamente plano que podíamos ver en la primera entrega queda olvidado gracias a la creación de una Aloy mucho más madura, directa y que, hablando en plata “no está para hostias” ni pérdidas de tiempo con tonterías. Me ha gustado mucho el enfoque que le han dado a la protagonista en esta ocasión.
Como punto negativo debo señalar lo mismo que señalo en todos los juegos: los archivos de texto. A día de hoy entiendo que es una manera eficaz de construir los entresijos de un mundo y de crear una narración adicional a las cinemáticas o conversaciones, pero jamás me han gustado ni gustarán los archivos de texto en videojuego.
Un arco contra el mundo
Si algo me ha gustado de Horizon Forbidden West es su combate y el loop jugable que propone. Salvando las distancias, recuerda mucho a lo que podemos ver en un Monster Hunter, pero más simplificado y al grano. Horizon Forbidden West mejora mucho una fórmula que se empezó a idear en el primer juego y que aquí adquiere muchas más complejidad y fuerza.
El gran número de máquinas nos hará luchar de una forma u otra, dependiendo del enemigo al que nos enfrentemos. Así pues, las estrategias para enfrentarnos a un Pataslargas serán bien diferentes a las que utilizaremos contra un Cuernoarado, por ejemplo. Y es que aquí entran en juego una cantidad importante de diferentes tipos de daños y de armas.
Porque Aloy no sólo utiliza el arco. También tiene hondas, y aturdidoras, y lanzapicas y guanteletes, además de un importante número de trampas. Daño por fuego, agua, electricidad, por plasma o daño corrosivo son daños elementales que nos pueden ayudar a ganar y plantear batallas, porque cada máquina es diferente.
Así pues, lo mejor para enfrentarnos a un Pataslargas será reventarle el pecho de un flechazo para que una explosión de aire desoriente y dañe a las máquinas que están alrededor. O quizás queramos desacoplar las terribles armas de un Atronador para utilizarlas en su contra. Puede que, también, la mejor estrategia sea observar la ruta de las máquinas y llenar el escenario de trampas elementales que dañen su salud y armadura con el ácido. O puede que prefiramos sabotear un par de máquinas menores y utilicemos una flecha para marcarle la máquina a la que deberán atacar. Las posibilidades son muchas, muchísimas, y no hay una respuesta única a la solución del problema.
Pero la cosa no termina ahí. En Horizon Forbidden West tenemos muchas armas y armaduras que nos mejorarán determinados atributos de ataque y defensa y nos harán encarar los combates de maneras diferentes. Para ello se ha ideado un simple pero eficaz sistema de crafteo y mejora de equipamiento. Así pues, si queremos comprar un arco, ya no vale únicamente con las esquirlas, sino que deberemos aportar el material para construir esa arma que nos hará cambiar las tornas en combate.
¿Recordáis lo de reventarle el pecho al Pataslargas para matarlo fácil? ¿Qué pasa si, precisamente, en el pecho se encuentra el material que necesitamos para fabricarnos un nuevo arco? Ahí está el quid de la cuestión. No podremos atacar a ese Pataslargas de la misma forma y deberemos pensar otra estrategia para derrotarlo y poder hacerlos con ese material que deseamos. Este sistema añade un sinfín de oportunidades y elementos para el loop jugable que propone Horizon Forbidden West y que tanto, tanto me ha gustado.
A todo esto, hay que añadirle un nuevo sistema de técnicas de armas y oleadas de valor que se desarrollan a lo largo de un árbol de habilidades que, personalmente, no me ha terminado de convencer. Así pues, con las técnicas de arma podremos desarrollar acciones específicas para cada arma que utilicemos y que podremos cambiar en cualquier momento, añadiendo versatilidad al juego. Por otro lado, las oleadas de valor son como efectos activos que podemos activar durante el combate y que nos proporcionarán más salud, ataque y todo tipo de mejoras. Ambos efectos se activan al rellenar una barra conforme vamos combatiendo.
Finalmente, tenemos un combate cuerpo a cuerpo y enfocado a los humanos que se ha visto muy mejorado respecto al anterior. Ahora se añaden combos y estrategias que hacen que estos combates sean más que pulsar un botón, pero tampoco esperéis nada del otro mundo, ya que sigue siendo simple y, a la larga, olvidable. Queda trabajo por hacer aquí.
Un Oeste Prohibido lleno de oportunidades
Pero si algo hace bien y creo que de manera incontestable Horizon Forbidden West, es la creación del mejor mundo abierto estilo Ubisoft que he tenido el placer de jugar. Por regla general, los mundos abiertos de casi todos los juegos que siguen el esquema de Ubisoft me terminan aburriendo. No suelo hacer actividades secundarias porque me parecen tediosas y que no aportan nada, pero esto es algo que no me ha pasado nunca en Horizon Forbidden West.
De hecho, he tenido el problema de entretenerme demasiado por su mundo abierto. Los Calderos para sabotear máquinas, los drones, los terrenos de caza, los fosos de lucha, el coliseo para los combates contra máquinas o la mera recolección de coleccionables me ha gustado mucho. Son actividades secundarias pero que aportan siempre cosas interesantes, ya sea en forma de armas, secretos u objetos que nos servirán para comerciar. En definitiva, explorar su mundo lleno de interrogantes nos ayudará a ir mejor preparados para la historia, por lo que no es tiempo perdido.
Las misiones secundarias de este juego también se han visto mejoradas. No, no esperéis algo del nivel de The Witcher 3, pero ya se notan algo más trabajadas y profundas que anteriormente. Algunas, de hecho, nos harán tomar decisiones y decantarnos por bandos, aunque no es algo muy habitual. Por supuesto hay misiones secundarias mejores y peores, algunas atañen a personajes importantes y otras a muy secundarios, pero ahí están.
Y es que su mundo es tremendamente explorable. De hecho, hasta el final del juego no podremos acceder a todo debido a que iremos desbloqueando mejoras al más puro estilo metroidvania. El gancho, el alaescudo (la paravela) o la mascarilla de buceo nos permitirán desplazarnos por tierra, aire y agua de una manera muy versátil. ¡Ah! Y hablando de la exploración acuática: es un verdadero escándalo lo bien llevada que está y, sobre todo, cómo se ve.
La escalada es otro elemento que se ha visto mejorado en Horizon Forbidden West, siendo esta menos scriptada y más libre que en el anterior juego. Todos estos elementos ayudan a que el juego plantee puzles de sencilla resolución, pero satisfactorios igualmente. Así pues, si sumamos todos los elementos mencionados, la escalada mejorada y el control de máquinas galopables del que no daré mucho detalle para no estropearos una sorpresa (pero vais a flipar), tenemos un juego en el que el movimiento es tan libre y ágil que se disfruta como pocos.
¡Ah! Y casi me olvido de mencionar que el juego tiene su propio juego de mesa al más puro estilo Gwent de The Witcher. En los asentamientos encontraremos jugadores de este juego que nos propondrán un tablero diferente para que utilicemos nuestras piezas sobre él. Un pasatiempo realmente divertido, la verdad.
Un hito gráfico
En cuanto al apartado técnico, estamos ante un título realmente asombroso. Gráficamente es una cosa espectacular. Creo que no sería descabellado decir que estamos ante el nuevo pico gráfico de la actualidad o, por lo menos, de los mundos abiertos. Es una auténtica locura cómo se ve el juego y el detalle del mismo en los rostros, las expresiones faciales y, sobre todo, en el agua, que es sin duda el agua mejor recreada que he visto en un videojuego.
Podemos elegir entre dos modos de juego: el modo resolución y el modo rendimiento, que alcanza los 60 fps a base de sacrificar un poco la resolución. Honestamente, creo que el modo resolución es mejor pese a los 30 fps, ya que el juego luce tremendamente espectacular y la tasa de imágenes es tan robusta que, en lo personal, me ha merecido mucho más la pena. Claro que esto depende de cada jugador. Personalmente siempre priorizo los frames a la resolución, pero en este caso concreto creo que el sacrificio de resolución que hace el juego por llegar a los 60 frames es demasiado acusado.
Por otro lado, el apartado sonoro es también magistral con un uso del audio 3D de PlayStation 5 que se nota a la hora de localizar a nuestros enemigos. El doblaje también tiene un muy buen nivel gracias a la interpretación de una Michelle Jenner que está magistral en el papel de Aloy.
Los tiempos de carga son casi inexistentes en PlayStation 5. De hecho, Guerrilla ha dicho que ha tenido que alargarlos de forma artificial en esta versión para que se pudieran leer los consejos de pantalla. El uso del DualSense con el arco y las armas de Aloy también está muy logrado y añade esas pequeñas cositas que hacen que el juego se sienta mejor.
Una aventura que no podéis dejar pasar
Horizon Forbidden West se ha convertido en el mejor juego de lo que lleva de vida PlayStation 5. Un mundo abierto que te sabe atrapar desde el primer minuto gracias a una historia cautivadora que coge al jugador para no soltarlo ni un momento. El worldbuilding que ha sabido imprimir aquí la gente de Guerrilla es sencillamente magistral, y algo muy meritorio.
La exploración de su mundo y lo divertido y gratificante de sus tareas secundarias, sólo rivalizan con un loop jugable altamente adictivo. El increíble combate contra las máquinas, sumado la recolección de materiales para la mejora de equipo, hace que estemos ante un juego muy versátil que deja al jugador moverse y actuar como quiera, sin impedimentos ni fórmulas mágicas que simplifiquen todo. Búscate la vida si quieres acabar con ese Terramamut de manera sencilla.
Y es que Horizon Forbidden West me ha cautivado como pocos juegos lo saben hacer. Le he dedicado más de 40 horas a completar su campaña y algunas tareas secundarias y, os aseguro que estoy deseando acabar estas líneas para seguir jugando. Un título totalmente imprescindible si tienes una PlayStation 5 o si eres amante de los juegos de mundo abierto. Ya sea por su jugabilidad, sus gráficos o su historia, el Oeste Prohibido te va a atrapar para darte unas horas de juego excelentes.