Nos partimos con el análisis de Hellheim Hassle para PC. Pero literalmente. En serio, hemos acabado hechos unos zorros.
La mitología nórdica es un recurso bastante explotado en el mundo del ocio. No sé que tendrá Loki, Odín y compañía, pero abren el imaginario de manera bestial, trayéndonos grandes obras, tales como God of War o el próximo Assassin’s Creed Valhalla. Todos ellos nos muestran un mundo duro, lleno de bravos guerreros que luchan hasta el último suspiro. Pero, ¿qué pasa si hay algún vikingo que no quiere luchar? Pues pasa que tenemos cosas como las que os traemos en el análisis de Hellheim Hassle.
Un infierno para los valientes… o no
Veamos, ¿qué sabemos de los vikingos? Que eran bravos guerreros, cuyo máximo ideal era morir luchando para así ser recogidos por una Valkyria y terminar en el Valhalla. Sin embargo, ¿qué ocurre con aquellos que mueren de enfermedad o de causas naturales? Pues que acaban en Hellheim, el infierno más «normalito», sin batallas diarias, un lugar monótono, gris…
Con ello, es de esperar que los nórdicos prefieran el primero, cosa que vemos desde el primer segundo en este videojuego. ¿Que aparecen unos gigantes? Pues allá que van ellos con afán de morir para ir al Valhalla. En serio, el comienzo de este título es así. Pero, ¿qué ocurre? Pues que como bien os hemos dicho, hay un vikingo que no quiere luchar. Y ese no es otro que Bjorn, el protagonista al que encarnamos. No os voy a relatar mucho del nudo de las cosas, puesto que lo interesante es que lo descubráis vosotros mismos, disfrutando del humor que desprende el juego hasta llevarnos a que… bueno, digamos que nuestro querido amigo Bjorn acaba en Valhalla sin quererlo ni beberlo.
Su interés por salir de ahí es claro, y por suerte todo se pondrá de su parte gracias a la aparición de Pesto, un habitante de otro de los infiernos que lo toma como traductor para llegar a Hellheim. Bjorn, por supuesto, está encantado, y accede a ayudar a cambio de poder quedarse en el infierno de su agrado. Y con esta narrativa tan absurda tenemos un mapeado repleto de goblins, dioses y, sobre todo, bastante humor.
Una aventura para caerse a trozos
Como os hemos contado un poco más arriba, Pesto cuenta con la ayuda de Bjorn para lograr llegar a Hellheim, pero digamos que el esqueleto… la lió un poco al convocar a nuestro vikingo. Y es que el pobre Bjorn se cae a pedazos. Literalmente.
Veréis, el juego nos ofrece un juego de puzzles en 2D con scroll lateral, donde las claves para superar cada sección residen en… nosotros mismos. El joven, a fin de cuentas, podrá lanzar las diferentes partes de su cuerpo para completar dichos puzzles, que se compondrán en su mayoría (aunque no todos) de placas que requerirán activación, algunas de las cuales con partes concretas del cuerpo.
Por supuesto, no empezaremos pudiendo desmembrarnos a conciencia, ya que esta habilidad la iremos perfeccionando conforme avancemos en la historia. ¿De qué forma? Bueno, ya lo descubriréis vosotros mismos, pero solo os decimos que de por sí el hecho de que se te caigan partes del cuerpo no ocurre así como así.
Lo más curioso es que podremos usar esas partes del cuerpo a nuestro antojo, pudiéndolas combinar de varias formas hasta alcanzar nuestros objetivos. Por ejemplo, si no tenemos la cabeza encima, nuestro cuerpo saltará más alto. Si juntamos un brazo y una pierna, podremos saltar más alto al tener poco peso y encima agarrarnos a salientes ,escaleras y similares.
Como podréis ver, esto lleva a una experimentación muy divertida y un tanto intrigante. A fin de cuentas, el ver corriendo dos pares de manos es, cuanto menos, extraño. Aunque más extraño es que funcione. Porque lo cierto es que con esto delante no podemos más que decir que los puzzles que nos presentan son muy divertidos aunque, eso sí hay que decirlo, bastante fáciles. Ninguno de los de la historia principal me dio muchos quebraderos de cabeza.
Luego ya puedes ir a por los de submisiones o enfrascarte en buscar los distintos coleccionables del juego, que nos ofrecerán un reto mayor, pero en general los puzzles son bastante asequibles para todos, lo cuál no es algo malo per se, todo sea dicho.
Rocanroleando en Hellheim
En cuanto al estilo, tanto personajes como entornos presentan un diseño en 2D de colores planos, lo que les da aspecto de muñecos de cartón, cosa que se atenúa con sus movimientos. Esto hace que las divertidas interacci0nes entre las partes de Bjorn sean aún más «realistas» dentro de lo que cabe. En general no podemos decir que los diseños sean feos, y los escenarios van variando bastante de unas zonas a otras, si bien debido a la longitud del juego (que puedes superar en apenas unas 4-6 horas), nos saben bastante a poco.
En cuanto al sonido,este mucho nos tememos que puede pasar un poco más desapercibido, con temas que no llegan a encandilar (salvo quizás la rítmica canción de Balder). Pero por suerte todo ello se compensa con las voces de los personajes, que irradian carisma por los cuatro costados. Da igual que sea Pesto, Bjorn, Odín o un goblin cualquiera, cada uno destila personalidad por los cuatro costados.
¿Nos quedamos en Hellheim?
Sinceramente, si para ello me lo pasara tan bien como me lo he pasado jugando, sin duda lo haría. El juego bastante alegre, sabe sacarte la sonrisa o al menos mantener el tono ligero y de humor que ayuda a desconectar durante todo su recorrido.
A pesar de su corta duración, sabe entretener, pero si lo que buscáis es un título que os ponga auténticos retos sesudos, mucho me temo que aquí no lo encontraréis. Si, por el contrario, queréis una aventura ligera en la que dejaros caer, no dudéis en darle un tiento.