La historia detrás de Gwent es curiosa. Todo comenzó en The Witcher 3 y la inclusión de un prototipo de este juego de cartas. Con los años ha ido evolucionando en su versión standalone, pasando de tres filas a dos y expandiendo el número de cartas y de barajas. El juego a día de hoy sigue evolucionando, y ahora se nos presenta su juego para un único jugador. Te contamos los detalles de este nuevo roguelite de cartas en nuestro análisis de Gwent: Rogue Mage.
Antes de ponernos en materia, hay que aclarar que el juego no necesita ninguna experiencia previa al Gwent, pero bien es cierto que si eres un jugador derivado del fantástico juego de cartas multijugador, vas a estar completamente familiarizado con lo que propone Gwent: Rogue Mage porque, al final, la esencia es la misma. Eso sí, no es completamente igual.
Creo que este juego está pensado para el jugador habitual de Gwent que busca, en ocasiones, algo más calmado que huya de la competitividad imperante en el juego principal. Gwent: Rogue Mage supone una propuesta fabulosa para aquel jugador que quiera seguir descubriendo el mundo de The Witcher a través del fabuloso juego de cartas pero, por el contrario, no le gusta demasiado la competitividad y el sistema de clasificación. Vamos, parece un juego diseñado para mí, no me escondo.
El juego cuenta con ligeros cambios pero que son sustanciales. Para empezar, aquí no disponemos de mazos que nos podamos modificar a nuestro antojo. El juego tiene cuatro mazos predefinidos que habrá que ir desbloqueando. Estos mazos están formados por diferentes facciones del juego base, es decir, en un mismo mazo podremos encontrar cartas de los Reinos del Norte, de la facción de Monstruos o de los siempre poco fiables protagonistas de la facción de Nilfgaard.
Pero estos mazos no están construidos al tuntún. Cada mazo está diseñado para jugar de una forma concreta. Es decir, habrá mazos que basen sus sinergias en potenciarse constantemente de manera independiente, mientras que otros mazos se basarán en el daño a tu rival para mejorar tus puntuaciones. El equilibrio está bastante logrado, y los jugadores deberán conocer su baraja y adaptarse a ellas según las cartas que le toquen. Porque claro, cartas hay muchas pero jugamos pocas.
Y jugamos pocas cartas porque aquí ya se acabaron las rondas. Como es habitual, empezamos con cinco cartas en la mano de las que podremos descartar dos. Una vez comience el juego, el primer turno será siempre nuestro. Y aquí viene el cambio: cuando empezamos turno, sacamos una carta de nuestro mazo, pero sólo sacaremos carta en los cinco primeros turnos. Esto cambia sustancialmente las normas, ya que una carta que te toque te la vas a comer sí o sí, por lo que tendrás que buscar la mejor forma de jugarla. Por ello resulta tan importante conocer tu mazo y conocer las mejores sinergias entre tus cartas. El juego, como podéis imaginar, termina cuando se te acaban las cartas y gana el que tenga la puntuación más alta.
Otro cambio respecto a Gwent es que las habilidades de personaje están cambiadas. Ahora tenemos una barra de energía que va de cero a cien y es la que nos permite lanzar hechizos. Podemos lanzar un hechizo por turno y, a medida que progresemos en el juego, iremos desbloqueando nuevos hechizos. Estos hechizos nos cuesta energía pero son sumamente poderosos: sacar cartas, potenciar aliados o directamente dañar enemigos, entre otros. La energía gastada no se recupera salvo que te muevas correctamente en un tablero que pasamos a detallar ahora, por lo que es recomendable guardarla para los enfrentamientos más duros.
Gwent: Rogue Mage toma inspiración de mucho roguelites actuales. La acción se desarrolla en un tablero que tiene un inicio y un final con un enfrentamiento contra el jefe final. Deberemos elegir nuestro camino sabiamente, ya que la ruta que elijamos es fundamental y, sobre todo, es poco variable. Así pues, en nuestro camino podemos encontrar tesoros, sitios de poder, aventura, enfrentamientos normales o enfrentamientos de élite, siendo estos últimos realmente duros. Absolutamente todo nos da recompensas. Los tesoros nos dan la posibilidad de coger una carta nueva o de deshacernos de una existente (algo útil en determinados momentos). Los sitios de poder nos sirven para recuperar energía o mejorar el poder de una carta. Las aventuras pueden darnos energía, cartas especiales… o jugarnos una mala pasada, ahí el jugador decide qué le conviene. Mientras que, por cada enfrentamiento superado, podremos coger o deshacernos de cartas.
El camino es importante y conservar la energía aún más. Siempre podremos cambiar las recompensas si decidimos gastar unos pocos puntos de energía, pero hay que tener en cuenta que la energía no se recupera salvo que caigas en un lugar de poder. Eso sí, hay un modo más sencillo que te recupera energía antes de cada enfrentamiento, facilitando así la potenciación de cartas o la realización de más hechizos por partida.
Cabe destacar que existen cartas especiales que nos darán ciertos beneficios durante la partida. No es fácil encontrarlas, pero cuando nos toque alguna de estas cartas estaremos de enhorabuena, pues su poder es bastante considerable. Por supuesto, por su condición de roguelite, cada partida será nueva… pero todo fracaso será un avance, porque subiremos de niveles y desbloquearemos cartas nuevas. Eso sí, se echa en falta algo más de variedad en el conjunto total de las partidas, ya que tras unas cuentas el juego no tiene mucho nuevo que aportar.
Cada partida nos puede llevar en torno a una hora, aunque dependerá bastante de nuestra habilidad. Podremos salirnos en cualquier momento y mantener pausada la partida. También podremos regresar al laboratorio para consultar nuestras cartas, puntuaciones, hechizos… vamos, para descansar un rato de la partida. Se agradece el poder pausar la acción para poder seguir más adelante.
Gwent: Rogue Mage no se olvida de la parte de historia que le toca. Formando parte del universo The Witcher, la acción narrativa se sitúa antes del nacimiento del primer brujo. De hecho encarnaremos a Alzur, un mago que está buscando la forma de utilizar los mutágenos para crear algo que elimine a las bestias nacidas por la conjunción de las esferas. Vamos, somos el creador de los brujos en plena búsqueda de esta creación. Con cada tablero superado se nos dará un nuevo fragmento de historia a modo de cinemáticas con imágenes estáticas, dibujadas con un gusto exquisito. Así pues, el juego tiene un principio y un final, y desbloquear todas las cinemáticas nos llevará un tiempo. Además, conforme avancemos en la historia las reglas irán cambiando, y cosas que teníamos en la primera partida antes de eliminar al primer jefe las iremos perdiendo o irán cambiando, dotando así al título de cierta variedad. La historia en sí no es que tenga un interés especial y puede ser uno de los puntos a mejorar.
Bien es cierto que la narrativa y la jugabilidad no tienen demasiado que ver, porque te enfrentas a enemigos concretos (con un nombre, habilidades especiales y tipo de cartas diferentes) pero tus cartas no tienen un sentido narrativo. Vaya, que la famosa disonancia ludonarrativa también se da en este juego, pero de una forma efectiva para que, al final, nuestras partidas sean variadas, divertidas y huyan de la monotonía.
En cuanto a la dificultad, lo cierto es que dependerá mucho de cómo sepas jugar tus cartas, cómo conozcas tu mazo y cómo gestiones el recorrido y la energía. Hay enemigos realmente difíciles de ganar si no das con la estrategia perfecta. Eso sí, como os hemos indicado, existe un modo fácil llamado modo archimago que nos dará mucha energía, siendo esta clave para mejorar nuestras cartas o para lanzar hechizos a diestro y siniestro.
Gwent: Rogue Mage es una genial escisión del Gwent multijugador que conocemos. Ofrece a los jugadores la posibilidad de jugar a uno de los mejores juegos de cartas multijugador actuales que existen pero de forma totalmente offline, para huir de la presión del tiempo y del rival. Además, pretende contar una historia mediante el progreso, y sabe proponer siempre un reto a la altura del jugador más experimentado. Con cada partida notarás cómo has mejorado y que el conocimiento adquirido sobre tu mazo aumenta, creando así nuevas estrategias en tu cabeza que son una gozada llevarlas a cabo.
Como puntos a mejorar, quizá estamos ante un juego algo soso en todo lo externo a la cruda jugabilidad de cartas. Se echa en falta algo más allá que las partidas que debemos jugar una y otra vez, aunque es cierto que el diseño de cada carta es sencillamente asombroso y hace que nuestras partidas sean más animadas. También la falta de variedad tras unas cuentas partidas hace que, a la larga, el producto se resienta. En cuanto a la parte narrativa… esta no resulta demasiado interesante. No es algo que se le deba pedir, pero si metes esa parte narrativa, haz que esté a la altura.
Disponible para PC, móviles Android e iOS y con cross-save pero no cross-buy, Gwent: Rogue Mage es un paso firme de la franquicia Gwent en el mundo del roguelite. De hecho, nos quedamos con la sensación de que puede dar más de sí debido a la buena base de la que parte. Es probable que el juego se expanda y mejore poco a poco, como es habitual en este tipo de juegos. Así que si eres fan de Gwent y quieres algo fresco y más calmado, o simplemente te gustan los juegos de cartas o el género roguelite, estás de enhorabuena, pues Gwent: Rogue Mage te gustará.
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