One More Level y 505 Games han parido una criatura preciosa. Te lo cuento en el análisis de Ghostrunner 2.
A veces intentamos emperifollar demasiado al mundo del videojuego, olvidando lo más importante de este mundillo: la diversión. Suerte que hay juegos como este Ghostrunner 2, que se dejan la piel para volarnos el cerebro y liberar toda la dopamina que lleva dentro. Muy pocos fallos y grandísimos aciertos se esconden detrás de este análisis de Ghostrunner 2, aunque si eres un cagaprisas como Jack, el prota del juego, te adelanto desde ya que DEBES probar este juego.
Los juegos AA aún tienen mucho que decir
Últimamente le damos mucha coba a los extremos del videojuego. Nos fijamos mucho en las superproducciones de las grandes desarrolladoras y le ponemos ojitos a los videojuegos independientes, que se hacen valedores de nuestra atención gracias a grandes ideas y pequeños presupuestos. ¿Pero qué pasa con los productos intermedios? Pues ahí solemos ser un poco menos indulgentes, muchas veces de manera injusta. Suerte que de vez en cuando surgen joyas que nos hacen recordar que ahí fuera hay una industria intermedia llena de talento y de ganas de hacer las cosas bien.
Y Ghostrunner es el ejemplo perfecto.
Desde mi humilde punto de vista lo tiene todo para triunfar: precio de salida atractivo y reducido, gráficos con personalidad y gran ejecución, una narrativa potente y una jugabilidad a prueba de bombas. Este poderoso cóctel te hará aferrarte al mando sin importar que ya hayas muerto 150 veces en un tramo de la fase. Lograr todo eso no es fácil, pero las buenas gentes de One More Level y 505 Games han hecho su magia (ya supimos de su buen hacer en el juego anterior al que nos ocupa) y han entregado un producto pulido y satisfactorio hasta decir basta.
Una historia que se abre paso katana en mano
He de decir que cuando vengo a este tipo de juegos tan trepidantes, la historia es un punto secundario. Pero, oh sorpresa, Ghostrunner tiene varias cositas que contar, y lo hace francamente bien. En esta secuela nos encontramos de nuevo con el runner Jack, que en esta ocasión ha de detener los rocambolescos planes de los Asura, los ghostrunners primigenios, que han regresado para resucitar a Mitra y ponerlo todo patas arriba.
Katana en ristre, Jack se pone en marcha ayudado por viejos conocidos de La Interfaz, como Connor, Saul y Zoe. En su viaje Jack hará nuevos amigos, como la hacker Kira o el misterioso Adrian Bakunin. Entre todos tendrán que unir fuerzas para acabar con la nueva amenaza que se cierne sobre la megalópolis de Dharma.
Casi todos los personajes aportan su granito de arena a una historia muy bien contada que dejará con ganas de conocer aún mejor los entresijos del mundillo sórdido y apocalíptico que han construido en One More Level.
Cuando tú y tu mando os fusionáis en un solo ente
Todo este argumento se sustenta en unas bases jugables de hormigón armado y adamantio puro. Para que te hagas una idea, el juego es como si Mirror’s Edge y Ninja Gaiden hubieran tenido un hijo, y este hijo se comiera un tazón de anfetamina para desayunar cada mañana. Que sí, que eso ya lo hacía la primera parte, pero como decía la canción de Daft Punk, la segunda parte es bigger, faster, stronger.
Al comienzo de la aventura, nuestros movimientos serán torpes, oscos e imprecisos pero, a través de una muerte constante y purificadora, la fusión entre juego mando y jugador se irá puliendo, hasta que llegará un momento en el que, sin saber muy bien cómo, harás que Jack haga acrobacias y cometa asesinatos impensables unas horas antes.
Aquí radica la maravilla de este título. No te importará morir ciento y mil veces porque el sentimiento de frustración nunca te alcanza. Es más una sensación de limpiarte la nariz con el puño, torcer una sonrisa y regresar al campo de batalla. Esto lo consiguen muy pocos juegos, pero Ghostrunner 2 LO-BOR-DA. Para reforzar esto, el juego siempre te va dando una pequeña ayuda en forma de mejora, o añade algún componente en el mobiliario al que poder asirte. O simplemente te presenta a un enemigo nuevo. La sensación de tedio aquí no se lleva, a pesar de que las fases son de todo menos cortas, sobre todo en la primera vuelta del juego.
Un apartado técnico para mostrar en las escuelas
Todo lo que he dicho en el punto anterior se diluiría como una cucharada de azucar en la leche si no estuviera respaldado por un apartado técnico, como mínimo, decente. Lo bueno es que aquí pasamos de la decencia a la excelencia, en todas sus partes. El apartado artístico es muy muy chulo. Rebosa cyberpunk por todos sus poros y, aunque Dharma es oscura, más de una vez nos quedaremos embobados mirando algún cartel luminoso o alguna obra de arte callejera.
La música synth es la tónica predominante del juego y, si te va el rollo, el juego ganará muchos enteros.
Finalmente tenemos el apartado técnico, sólido como el acero del mandoble de Jack. Los tiempos de carga cuando mueres son casi inexistentes, algo realmente importante cuando vas a morir prácticamente a cada paso. Otro pilar sobre el que se sustenta la jugabilidad de Ghostrunner 2 es la posibilidad de jugarlo a alta tasa de frames. La copia que nos ha facilitado 505 Games España era para Xbox Series X. Una auténtica maravilla de versión. Todo suavidad y velocidad. Jack hace lo que tu quieres cuando tu quieres. Siempre y cuando aprendas bien. Je.
Te lo recomiendo si te gusta correr mucho y las cuchillas de afeitar bien afiladas
Ghostrunner es una maravillosa sorpresa de otoño. Tan solo espero que reciba sus bien merecidas alabanzas y una buena ración de premios. Su problema, tal y como explicaba al comienzo, es que queda tan lejos de los juegos indie como de los triple A. La injusticia de ser un espectacular juego doble A.