Seis años, Xbox One X, Xbox Series X|S y una revolución en hardware de PC han pasado desde Forza Motorsport 7 hasta ahora. Ya tocaba un juego nuevo de Turn10 y aquí está. Con un título que parece reiniciar la franquicia de conducción estrella de Microsoft. Pero que, una vez al volante o el mando, da la sensación de estar en casa. Bueno, así estábamos, mientras lo probábamos sentados en el salón y con toda la parafernalia montada.
Forza Motorsport 2023 podría ser el nombre para diferenciar a este título de los anteriores. Pero no queda demasiado bien, por eso de ser un número alejado de fechas especiales o cifras redondas. Ni siquiera la generación actual de consolas llegó el primer año de la década. Así que tampoco es cuestión de ponernos especiales. Es el juego, se llama así y punto. Pasemos a las sensaciones.
Quien haya tocado las entregas anteriores notará que las cosas, por ahora, parecen más sencillas. Aparte de los tiempos de carga reducidos, tanto en consolas como en PC actuales, los menús son bastante directos. Tampoco hay aún mucho que hacer, más allá de configurar los vehículos, añadirlos a la colección y correr. Pero seguro que la pantalla de noticias, novedades y eventos se llena en cuanto hayamos hecho el rodaje.
Al romper la tónica de sacar un Forza Horizon y Motorsport al año siguiente, pensábamos que íbamos a toparnos con una revolución en todos los aspectos. Son muchos años de desarrollo. Pero todo resulta familiar. Incluso la primera prueba que nos invita a elegir dificultad y vehículo inicial. Esta es una forma de que novatos y veteranos decidan cómo quieren enfrentarse al asfalto. Unas vueltas al circuito, con un coche más bien manejable es suficiente para saber qué tocar en el menú de dificultad.
Precisamente, las opciones para personalizar la conducción son uno de los puntos fuertes de este juego. Junto a la variedad de vehículos que se conducen, cada uno, de forma diferente. Las ayudas sirven para aprender a conducir, con las típicas flechas que invitan a acelerar o frenar, así como mantener la trazada. Pero también con asistencias en curvas y otros momentos de la carrera. Lo bueno de esto es que se pueden ir rebajando o eliminando, así como volver a activarlas según nuestra experiencia. También se agradece que los tiempos de carga no sean como en ediciones anteriores para Xbox One, con lo que la cosa gana.
Lo que no termina de cuajar es la historia que cuentan alrededor del modo carrera o las competiciones. Sí, hay una narración que rebosa ilusión por el mundo de los coches, en inglés. Pero no es algo a lo que hayan dado especial importancia como en los juegos de Code M… Electrónic Arts. Tampoco vamos a decir que lo echamos en falta, porque aquí la historia la hacemos nosotros sobre el asfalto y en toda la preparación previa de los vehículos. Además, han incluido animaciones para el podio, mientras se ven los tiempos, que ponen el toque de espectáculo. A lo que se unen las entradas en boxes para repostar los litros justos que no añada peso, pero den para acabar las carreras.
Parece claro que Turn10 ha apuntado con atención la opinión de la comunidad de jugadores. Esa misma que moldeó Forza Motorsport 7 con una inmensa colección de actualizaciones y descargas. Pero que no consiguió dotar al juego anterior de todo lo necesario para ser un esport. Se echaban de menos cámaras de espectador, control de infracciones y otros detalles que sí están en títulos más enfocados a la competición profesional.
Este Forza Motorsport sigue, por ahora, sin tener todo en su sitio para convertirse en el esport de conducción que se ponga en cabeza. Pero aporta elementos en este sentido. Como un trato inteligente de las trazadas y sanciones que parecen regirse por una inteligencia artificial acertada. También los daños en vehículos son visibles y se notan. Quizá con un exceso de chispas al rozar unos con otros, pero esta referencia visual ayuda mucho a saber si ha habido toque o no.
Las cosas que hacen de Forza una franquicia reconocible pasan por la calidad visual. En este apartado han incluido todo lo que se puede pedir a fecha de hace unos meses. Es decir, en PC tenemos hasta Ray Tracing con varios niveles de calidad que consiguen unos reflejos espectaculares. Aunque el juego no ha llegado a tiempo para apostar por Path Tracing. Una solución que no llegará hasta la siguiente generación de consolas, pero que podría haber marcado distancias a favor del PC.
Con tres niveles de calidad en Xbox Series X, hay uno sin trazado de rayos y centrado en la suavidad con un detalle muy alto. Otro activa reflejos por Ray Tracing con pocas iteracciones y, por último, se puede activar el más bonito de todos. La verdad es que, para jugar en solitario y sin prisas, quien juegue en consola seguramente prefiera el más espectacular. Pero en competición y online, lo suyo es ir a por el que más fps aporta, sin reflejos que distraigan.
En PC se puede activar DLSS para subir la tasa de imágenes por segundo o ganar algo de calidad visual en el suavizado de bordes. Como referencia, en un portátil con una CPU AMD Ryzen 7 7840HS y gráficos NVIDIA RTX 4070 costaba alcanzar los 60 fps a 1080p y calidad Ultra. Sin embargo, es curioso que al escalar a 4K apenas perdiera suavidad. Por supuesto, al bajar a calidad Elite y tocar un poco la configuración se pueden mantener esos 60fps o subir hasta lo que dé la pantalla. La verdad es que merece la pena poner el Ray Tracing al máximo, al menos una vez, para ver cómo se reflejan la pista y el resto de coches sobre el capó. Aunque luego volvamos a la realidad, en espera de un parche que mejore el rendimiento.
La versión de consolas no tiene estos problemas, con un resultado en Xbox Series X que podría equivaler a la configuración Elite con Ray Tracing mínimo o medio. Eso sí, con un escalado a 4K que sube o baja la resolución real según lo necesite la máquina para mantener la suavidad. Frente al título anterior en la saga, se nota el salto, aunque hay circuitos y vehículos que parecen más agradecidos en este sentido.
Para los coches, nos han dicho que hay más de 500 disponibles y que llegarán más conforme pasen las semanas. Es un número que se vuelve realmente espectacular al ver el acabado de cada uno de ellos. Esto no es como ciertos juegos de fútbol, en los que están bien hechas las estrellas y el resto son genéricos. En Forza Motorsport está todo detallado al máximo, desde los discos de los frenos hasta los accesorios que se le pueden añadir.
Con este número tan grande de vehículos, que abarcan varias categorías y licencias, también vienen muchas modificaciones que hacer. Este es otro de los apartados que se vuelven un juego en sí mismo. Porque cambiar un alerón o la combustión se nota en carrera, bueno, siempre es mejor darse cuenta en las vueltas de prueba. Pero también se pueden ajustar muchos parámetros para cada rueda o lo largo que será el cambio de marchas. Aquí se aprecia especialmente lo que hay detrás de un juego de coches como este. Donde el trabajo en las físicas y en todo lo que no se ve es muchas veces mayor que en un arcade de conducción.
No sabemos si, esta vez, se calcula más de 300 veces por segundo la iteración entre cada rueda y la pista. Pero suponemos que será más, por la cantidad de parámetros que aparecen encadenados unos con otros y que, sí, se notan en carrera. Sobre todo, cuando se usa un volante con capacidad para transmitir esas sensaciones. La conducción en pistas mojadas vuelve a ser uno de los momentos que más esperábamos y no defrauda. Las gotas de lluvia están ahí, quizá un poco más inmóviles sobre la carrocería de lo que nos gustaría. Pero con un efecto que deja claro dónde estamos a nivel de hardware. El Sol, por su parte, deslumbra de lo lindo y anima algunos circuitos hasta el nivel de casi sentirlo en la cara.
El mando de la consola también ha mejorado de alguna manera frente a Xbox One. No hay force feedback en los gatillos, ni sensaciones hápticas. Pero si se pone al máximo el efecto de la pista, los pianos se convierten en una señal de que nos pasamos. No hace falta ni mirar los laterales, pues el sonido y la vibración independiente dan la información necesaria. Quizá sea fruto del trabajo invertido para hacer este juego más accesible que ningún otro en la saga. Pero es de agradecer, independientemente de quién juegue.
Lo que hace el mando, realmente, es convertir este juego en algo para todo el mundo. Incluso sin ayudas extremas como el Xbox Adaptive Controller o el copiloto, es un título divertido para quien se enfrenta por primera vez a la conducción virtual. Eso sí, en cuanto se pone un volante se convierte en la experiencia que queríamos. Aquí brillan, especialmente, esas opciones para reforzar las sensaciones. Aunque nosotros lo probamos con un G29 de Logitech, no hay duda. Hay que jugarlo con volante y soñamos con poner las manos encima a un Fanatec, algún día.
Volviendo al tema de la variedad, ya hay un circuito gratis anunciado para noviembre. Será Yas Marina y se unirá al Circuit de Catalunya, Maple Valley y una buena colección inicial de 20 diferentes. Además, cada uno de ellos tendrá variaciones en el trazado que suman opciones. Pero desde la productora tienen claro que esto es una carrera de largo recorrido, con rivales muy potentes. De ahí que pueda convertirse en un goteo de circuitos gratis y novedades cada mes durante… ¿un par de años? Parece garantizado que no habrá problemas por tener un mapa comprado y que los amigos no dispongan de él.
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