Picar, recoger y deshuesar esqueletos diabólicos es algo que nos va mucho. El análisis de Forager nos ha dado mucho de ello, y os lo contamos al detalle.
Enfrentarse en el reto de realizar un videojuego no es tarea fácil. Más aún si no eres una gran empresa y cuentas, básicamente, con el apoyo del público. Sí, es importante, pero debes con ello hacer un producto realmente llamativo para atraer sus miradas en un mar de lanzamientos. Al realizar el análisis de Forager nos hemos encontrado con uno de estos casos. ¿Es un título de crafteo más? ¿Guarda elementos que lo hacen únicos? Vamos a comprobarlo.
Un muñeco blanco contra toda una isla… o islas
Forager no tiene per se una historia que contarnos. Nos suelta a nuestro aire en un pequeño terreno y nos vamos encargando de abastecernos como buenamente podamos. Si bien comenzamos con pocos elementos a nuestra disposición, como árboles, arbustos con bayas o rocas, no pasará mucho tiempo hasta que veamos aumentar la categoría de nuestro entorno.
Esto puede deberse tanto a la subida de niveles como al uso que demos de los materiales a nuestra disposición. Estos elementos están ampliamente interconectados, dado que la subida de niveles nos permitirá crear nuevas instalaciones, como telares, forjas y demás, que nos permitirán hacer nuevos objetos, y así hasta la saciedad. Es prácticamente igual a lo visto en otros juegos del género.
Si bien cabe mencionar que la velocidad de reaparición de los objetos en el mapeado es bastante elevada. El ciclo día-noche da pie a ello, logrando que si olvidas ir a una de las islas un par de días, esta sea prácticamente impracticable a no ser que le des al pico con ganas para despejar el camino. El poder ajustar esto sería un pequeño gran acierto, dado que en ocasiones puede resultar excesivo. Si podemos, gracias a objetos, lograr que aparezcan más animales, obteniendo sus -bastante escasos, por cierto- recursos, ¿por qué no permitir que en ciertas zonas el tiempo vaya más lento?
Sí, ya, es un juego de crafteo y es primordial que se tengan cosas a mano. Pero creedme, cuando tenéis ya como diecisiete islas y queréis ir a la más alejada rápidamente, pararse a picar cansa bastante. Al final acabaremos con millones y millones de recursos de madera y piedras. Las mejoras de equipamiento, que nos permiten tener más fuerza o velocidad, por suerte, palian esto, pero esos preciosos segundos nos encantaría aprovecharlos. Aunque vayamos a craftear más y más en la otra punta del mundo.
Pero no todo es craftear. Bueno, sí lo es. Pero tenemos otros elementos a nuestra disposición para hacerlo más ameno. Por ejemplo, el enfrentarte a enemigos, que por desgracia es insultantemente fácil, o los logros. Los logros nos ofrecen modificaciones para el aspecto de nuestro personaje, pudiendo vestirnos como personajes icónicos de títulos indie como Plantera, Shovel Knight o Hollow Knight.
Un estilo agradable
El diseño del mundo de Forager entra bastante por los ojos. Su colorido contraste entre zonas le da a cada una de ellas un estilo propio. Zonas boscosas, desérticas, nevadas… toda una amplia gama cromática se abre ante nuestros ojos. No se hace molesta a la vista y sabe cumplir bastante bien. Hubiera sido fantástico que esto se mantuviese a su vez durante la noche, pero lo cierto es que en estas horas no destaca nada en absoluto. Aunque el efecto de visión reducida es bastante apañado.
Los píxeles que dan forma a personajes y elementos varios son simples pero a la vez detallados. Cumplen su función de que diferencies unas cosas de otras, pero no vas a decir que sean enormemente innovadoras. Ni siquiera en las zonas de exploración en antiguas ruinas, que se dejan bastante desaprovechadas.
El sonido esta ahí, eso es poco más de lo que podemos decir. Tanto para el día como para la noche se usan sonidos suaves, que rebajan aún más el ritmo cuando la luna sale a saludarnos. Son agradables, pero repetitivas, pero a fin de cuentas, es un juego en el que básicamente hacemos las mismas cosas, por lo que casa bastante bien con el entorno. Los efectos también cumplen bastante con lo que esperábamos, destacando especialmente el sonido de los animales cuando los golpeamos «accidentalmente».
Conclusiones del análisis de Forager
Lo cierto es que Forager es, básicamente, un arquetipo de juego de crafteo. Tiene los mismos elementos, las mismas mecánicas… si bien el añadido de mazmorras es bastante acertado, que por desgracia pecan de ser bastante simplonas. Y lo mismo podríamos decir del combate, logrando que sea un paseo esta vertiente que podría darle más variedad al conjunto.
Con ello, queda patente que el título se vuelve completamente adictivo. Pasa, pese a pecar de repetitiva, con muchos juegos del género. Por ello lo más probable es que te tires más horas de la cuenta seguidas ayudando a nuestro muñeco blanco a crear un entorno perfecto. Y no desagrada. Pese a que podría estar más pulido y haber implementado elementos de manera más acertada, se hace divertido de jugar, cosa primordial en un videojuego.