Cuando se anunció la llegada de un nuevo título de Fire Emblem, no podía caber más en mi de gozo. Sin embargo, todo se me desinfló un poco al ver las novedades que presentaban. Ese rollo Hogwarts no acababa de gustarme, no me parecía, de buenas a primeras, un juego de la saga. Me parecía un burdo intento de copiar cosas vistas en Trails of Cold Steel o Persona. Pero, a pesar de todo, dejé mis prejuicios de lado para traeros el análisis de Fire Emblem: Three Houses. ¿Cambié de opinión con ello? Descubre la respuesta un poco más abajo.
La historia de este Fire Emblem, al menos durante los primeros compases, se aleja un tanto de lo visto en juegos más clásicos de la saga. Antiguamente, a las pocas horas, ya se nos presentaba un mal mayor, que nos hacía desplazarnos por el mapeado consiguiendo aliados y buscando una forma de hacerle frente. No será este el caso de esta entrega.
Aquí todo tarda más en arrancar, es más pausado. Digamos que, pese a que nos encontramos algunos puntos que nos harán ver cosas raras en los alrededores, en general nuestra atención se va a centrar más en Garreg Mach y los estudiantes de la casa que seleccionemos. Porque sí, el ser profesor en esta institución abre muchas puertas, a la par que nos deja claro que la estrategia no siempre está en el campo de batalla, y que con simples decisiones podemos influir a todo un país.
Por lo tanto, hay que tener en cuenta el ritmo pausado del juego, más enfocado a la narrativa que en otras ocasiones, que si bien al principio no sorprende demasiado. Eso sí, te tirarás bastantes horas intentando averiguar cosas con la información que tienes. La mayoría se aciertan, todo sea dicho, pues se abusa de bastantes tópicos, pero otras te pillarán totalmente desprevenido. Por supuesto, la decisión de nuestra casa afectará al desenlace de algunos acontecimientos, por lo que si no quedas satisfecho con uno, siempre puedes verlo desde otro punto de vista con otra partida.
Como he dicho en los primeros párrafos, el juego, de buenas a primeras, parecía un intento de emular a Persona o Trails. Y lo cierto es que la parte de la academia tiene indudablemente esa parte social, pero está bastante bien llevada. Incluso en ella hay que tener una visión estratégica del tiempo, al fin y al cabo.
Y es que los capítulos se dividen por meses. Tenemos un mes entero, en el que realmente sólo tendremos libres un día a la semana, y a final de mes el evento importante que hará avanzar la historia. Pero ojo, que sólo tengamos disponibles los fines de semana para nuestro momento de ocio no quiere decir que entre semana no hagamos nada. A principio de algunas semanas tocará hacer de profesores. Y esto se traduce en decidir en qué especialidad se centra cada personaje, aleccionarlos para darles un pequeño empujón en ese aspecto y poco más.
Suena guay al principio, pero la verdad es que a la larga, en especial en los compases finales del juego, esta función estorba más que otra cosa. A no ser que quieras tener al máximo todas las clases con cada personaje, claro está. Lo gracioso de todo esto es que la IA parece un poco idiota en este aspecto, dado que podemos elegir, por ejemplo, hacer que una unidad se centre en equitación y lanza, y en un día de la semana se te acerque un personaje a pedirte cambiar la especialidad justo a esas dos. Eso me deja bastante claro la atención que presta en clase, en primera fila lo voy a querer.
Vale, dicho esto, toca centrarse en la parte más interesante. En la que podemos tener más libertad: en los fines de semana. Veréis, en ellos podremos decidir cómo utilizar nuestro tiempo: explorando el monasterio, haciendo batallas, asistiendo a seminarios o descansando. Las dos últimas no tienen mucha chicha, una hará que te suban algunos puntos en las competencias de la charla, y con ello la motivación de los alumnos que acudan, y la otra simplemente deja pasar el fin de semana, mejorando igualmente la motivación.
Vamos ahora con las guays. Las que nos demuestran esta doble vertiente de social y estratégica de este título. Explorar nos permitirá conocer cada rincón del monasterio, aceptar peticiones que generen recompensas, obtener información y, lo mejor de todo, mejorar las relaciones con los alumnos. Y no sólo con los de nuestra clase, también con los de otras. Si nos lo montamos bien y tenemos determinadas maestrías, incluso podremos reclutarlos para que se cambien a nuestra clase.
La exploración casi que es obligatoria hacerla a primeros de mes, dado que es la llave que nos permitirá obtener misiones extra para las batallas, lo que nos ayudará enormemente, a fin de cuentas, estamos ante un juego de estrategia. Aunque tengo que reconocerlo, me encanta perderme por el monasterio. Se lo han currado bastante con él, si bien hablaré de esto en detalle en otro apartado más adelante.
Referente a las batallas… bueno, no tienen mucho misterio. Son batallas. Hay opcionales, de misiones… todo normal. Pero con ello hay que tener algo en cuenta: el tiempo. ¿Creíais acaso que podríais estar como Pedro por su casa, haciendo de todo? No, amigos. Sólo una cosa por fin de semana. Y dentro de esa elección, tendremos puntos de docente que son los que determinarán la cantidad de acciones que nos requieran tiempo. Por ejemplo, pasar tiempo con un determinado alumno o realizar batallas. Tenedlo muy en cuenta, porque al principio os va a faltar tiempo por todos lados. Así que no desesperéis, que es normal.
¿Tengo que decir algo más del combate? Tengo, tengo que decirlo. Se mantiene mucho la esencia de otros juegos, si bien decimos adiós nuevamente a los triángulos de armas. Para compensarlo, tenemos técnicas y la novedad, los batallones, que nos permitirán realizar tácticas que podrán defenestrar al enemigo sin riesgo. Súmale a eso la posibilidad de revertir el tiempo. ¿Y qué tenemos? Pues un juego bastante fácil, la verdad. Al menos en modo normal en la elección de ruta que he hecho, la de los Ciervos Dorados. No he tenido ningún problema para superar las fases. Y no iba con más nivel de la cuenta, creo.
Ya lo he dicho antes, pero el diseño de Garreg Mach, como entorno, me parece precioso. El cómo está estructurado, la vida que tiene cada zona… me parece bastante completo, a pesar de que no podamos interactuar con cada NPC, y que estos se dediquen a dar vueltas sin sentido de acá para allá. El problema, viene, claro está, en los pequeños detalles. Así a vista general todo se ve bien, pero las texturas de muchos elementos son ciertamente pobres. Y si queréis reíros, simplemente id a mirar la fruta o los búhos que vuelan por la zona.
También me he encontrado con ralentizaciones varias, y la temible puerta de acero de cara al monasterio, que tarda más de un rato en abrirse si vamos corriendo hacia ella. Sumadle a esto problemas con muchas físicas, en especial con el pelo y la ropa de los personajes en distintas conversaciones.
Pero no me voy a centrar sólo en lo malo, tranquilos. Porque tiene cosas muy buenas. Ya no sólo la distribución del monasterio, sino de los personajes entre sí. A pesar de que muchos parecen hechos para los amantes de las waifus y los personajes de otome, lo cierto es que tenemos gran variedad de estilos, incluso en sus personalidades, a pesar de que se mantengan un poco del cliché que se les asigna.
El acierto en el diseño se aplica también en las batallas. Vemos variedad de escenarios, con enemigos un tanto repetidos. Aunque es lo típico de la saga, tampoco hay que inventar la rueda y darle a cada uno un diseño especial. Lo interesante viene con los tipo de vista del combate. Tenemos la clásica vista cenital, y tenemos la molona. La molona es la que nos pone a pie de calle, por así decirlo, y nos permite movernos a nuestro antojo hasta el enemigo, siempre teniendo en cuenta nuestro movimiento y demás. Es poder verlo todo como en un Dynasty Warriors, por ejemplo. Y mola. Lo tengo que decir nuevamente, mola demasiado.
¿Qué puedo decir del sonido? Bueno, primeramente que tenemos un audio dual japonés/inglés la mar de apañao. Aunque de un idioma a otro el registro de voces cambia bastante, con lo que choca, aunque no se hace desagradable. En general mantiene un buen nivel. En cuanto a música en general, puedo decir que me parece maravillosa. Cuando una banda sonora se te queda grabada, y vas tarareándola, es que es buena. Ya no sólo el tema principal, que tiene una fuerza y un ritmo perfecto, sino temas de combates varios que saben darle intensidad a cada momento.
Finalmente, creo que sólo puedo decir que estamos ante un Fire Emblem bastante completito. Es difícil de comprender en sus primeros pasos, por la cantidad de elementos que se presentan, pero rápidamente te haces con ello con algo de práctica. La historia está bastante bien perfilada a rasgos generales, ofreciéndonos una visión global del mundo donde se encuentra Fódlan.
Sí, por primera vez un juego parece un territorio vivo, puesto que conoceremos muchas de sus costumbres, geografía y, por supuesto, movimientos políticos. Lo que hará que, indudablemente, nos metamos más en el juego. Y, por supuesto, la vertiente jugable en combate, pese a ser sencilla es la mar de completa, ofreciendo elementos para todo tipo de jugadores. Teniendo esto en cuenta, y la variedad de momentos que nos ofrece cada ruta, es casi un indispensable en Nintendo Switch si te gustan los juegos de rol tácticos.
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