El género de los Metroidvania está viviendo una muy buena época, gracias sobre todo a los estudios independientes. Títulos como Salt and Sanctuary, Dead Cells o Hollow knight demuestran el auge de este tipo de juegos. Además y al contrario que en sus anteriores consolas, prácticamente todos están apareciendo en la última plataforma de Nintendo. Hoy con el análisis de Feudal Alloy, nos encontramos con uno de esos casos.
El equipo de Attu Games, son los responsables de esta aventura de robots. Aunque no influye en el devenir de la obra, estos tienen la particularidad de poseer peceras con pez incluido por cabezas. A parte de eso nos encontraremos con un videojuego típico de esta clase. Ya sabéis, combatir mientras buscamos a fondo equipamiento con el que mejorar a nuestro personaje. Por supuesto no faltará el desbloqueo de nuevas habilidades con las que defendernos, a la par que usarlas para acceder a nuevas rutas. Si algo funciona no es necesario cambiarlo.
Al igual que el nombre del estudio de desarrollo, el protagonista será un granjero llamado Attu. Este, regenta una especie de residencia de la tercera edad, en la que ha vivido escuchando las aventuras de sus mayores. Aunque siempre ha tenido la tentación de dejar atrás su tranquila vida, nunca se ha atrevido a dar el paso. Para bien o para mal, un día esa decisión se ve forzada. Esto se debe a la llegada de unos forajidos que se llevan todos los suministros del lugar, y las pertenencias de sus inquilinos. Así que nos tocará salir a recuperarlos.
Como veis el argumento es bastante común. Además y por desgracia a lo largo del juego no se nos cuenta nada. Ni siquiera encontramos algún tipo de texto o lore que nos desvele más sobre este distópico mundo. Es una pena, porque incluso en algunos escenarios vemos vestigios de alguna antigua guerra. Nos quedamos con ganas de que hubieran profundizado sobre este mundo.
Con esta simple premisa, nos embarcamos en un largo viaje en el que la exploración es la base jugable. Por desgracia las ubicaciones pecan de ser demasiado similares entre sí. No será raro que nos encontremos mirando el mapa una y otra vez para saber por dónde continuar. Bueno, aunque primero deberemos encontrarlo, porque este se encuentra oculto en algún lugar del escenario. Además existe uno para cada nueva zona, por lo que es primordial hallarlo cuanto antes si no queremos dar tumbos durante algunas horas. Más adelante encontraremos portales para teletransportarnos que nos agilizarán el viaje.
Probablemente esto sea lo más negativo de un juego que por lo demás engancha sobremanera. Sí que es cierto que las primeras horas se hace un poco cuesta arriba también en el combate. La causa es que al comienzo no disponemos de ninguna habilidad aparte de saltar y dar espadazos. Esto unido a lo comentado anteriormente sobre los emplazamientos, hace que el arranque del juego sea algo lento. Pero si conseguimos aguantar, nos encontraremos con un gran título.
Una de las novedades con respecto a otras obras de corte similar, viene por el sistema de recalentamiento de Attu. Esto funciona de manera similar a la barra de aguante de juegos como Dark Souls. De este modo no podremos machacar el botón a diestro y siniestro, ya que nuestro personaje se sobrecalentará y no podrá atacar durante unos segundos. Así, los combates cobran algo de estrategia al tener que preocuparnos de este indicador.
Existen objetos de enfriamiento, que durante unos pocos segundos impiden que ascienda nuestro calor. Aunque mientras los tomamos somos vulnerables a los ataques, por lo que deberemos pensarnos muy bien su uso. Las pociones de aceite que serán las que nos rellenen vida, funcionan del mismo modo. Para rizar un poco más el rizo, hay algunas zonas donde la temperatura es tan alta que la válvula asciende incluso sin que ataquemos. Ahí deberemos ir bien provistos de refrigerantes.
Menos mal que nuestro protagonista puede actualizarse para adquirir nuevas habilidades. Esto lo haremos al encontrar unos módulos o chips, los cuales están desperdigados por el mapa. Como suele ser habitual estas mejoras nos ayudarán tanto en el combate, plataformas, o para desbloquear nuevas rutas que explorar. En total tendremos hasta diez de estos reajustes. De este modo se nos permitirá hacer doble salto, usar bombas o lanzar descargas eléctricas por ejemplo.
También podremos conseguir nuevas espadas (el único arma que portaremos a lo largo de la aventura) y piezas de armaduras para Attu. Todas ellas, nos servirán para aumentar los parámetros de nuestro robot. Hacer más daño, tener mayor armadura o soportar mejor las altas temperaturas serán algunas de las opciones que se nos permitirán.
Aparte de eso, se podrá subir de nivel a nuestro personaje. Para ello, deberemos llenar la barra de nivel situada en la parte superior derecha de la pantalla. El modo de lograrlo será ni más ni menos que eliminando enemigos. Estos, soltaran piezas cuando mueran y al recogerlas se irá completando el medidor. Tendremos tres ramas de mejoras entre las que elegir. Una estará más enfocada al daño que inflijamos, la segunda se centrará en la armadura y capacidad de carga, y la última mejorará nuestra resistencia al calor.
En estos apartados tenemos una de cal y otra de arena. Decimos esto por varios motivos. Para empezar el título luce muy bien visualmente, con unos gráficos dibujados a mano y unos originales diseños. El problema es la falta de variedad. Los escenarios no se diferencian mucho unos de otros, y no en pocas ocasiones nos parecerá estar pasando una y otra vez por los mismos lugares. Además en el tema de los enemigos más de lo mismo. Hay pocos diferentes, y algunos son variaciones en tamaño y color de otras versiones.
En cuanto al sonido y la música pasa igual. Tenemos buenos efectos en cuanto a explosiones, golpes o los motores de algunos robots. Pero en cuanto a las melodías aunque no suenan mal, no son nada pegadizas. No tendremos recuerdo alguno de ellas cuando dejemos de jugar. Incluso mientras estamos haciéndolo no nos daremos cuenta de ellas. Aún así esto no afecta la experiencia de juego.
En general es un buen exponente del género. Si conseguimos aguantar las primeras horas, nos encontraremos enganchados sin remedio. Sin ser realmente difícil, si que nos exigirá concentrarnos en varios momentos. Nos gustarán sus diseños aunque no haya excesiva variedad. Lástima que sólo hayan pasado por la superficie de su propio lore, sin profundizar más en él. Cierto es que se queda un escalón por debajo de otras obras como Guacamelee o Death’s Gambit, pero a los fans de los metroidvania les gustará fijo.
Allons-y!
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