Un género tan moderno como puede ser el de los Battle Royale ha colapsado en poco tiempo con propuestas demasiado genéricas. Sí, la premisa de quedar primero a base de eliminar a los demás es su punto principal, eso es indiscutible. Incluso podríamos decir que da la razón de ser al género. Pero la verdad es que estoy un poco cansado de que el sistema sea mediante «matar» a los contrarios con armas. Menos mal que a los tíos de Mediatonic se les ha ocurrido darle un par de vueltas a las neuronas y con este análisis de Fall Guys te darás cuenta de que este género puede ser más polifacético de lo que parece.
Si desde pequeño te ha apasionado ver como una serie de concursantes se daban de mamporros por llegar a la meta en pruebas, cada una más surrealista que la anterior, entonces estás en el lugar indicado. Fall Guys ofrece justamente eso. Pruebas que acontecen en series de dos minutos de duración (aproximadamente) donde el objetivo es clasificarse. No siempre es necesario llegar el primero pero sí que se producen batallas encarnizadas por cruzar la banda de cuadrados blancos y negros antes que nuestros rivales.
Estas pruebas están plagadas de mecanismos cuyo único objetivo es entorpecer nuestro avance. Desde palos giratorios que impulsarán nuestro pobre muñeco por el aire, pelotas gigantes que nos dejarán espachurrados, puertas falsas para que nos dejemos los dientes o una amenazante lava de color rosa que quiere ahogarnos. Pero todos estos peligros no serían efectivos si no fuese por su maravilloso motor de físicas. Nuestros avatares son bajitos y regordetes, les cuesta correr y aún por encima de todo se desequilibran a la mínima brisa de aire que les golpee.
Viendo esto entenderéis que tropezar es toda una odisea por el sistema tan currado de físicas. Echarnos carcajadas cada vez que nuestro muñeco -o el de los contrarios- aterriza con la cara contra el suelo va ser una situación común. Muy común. Y al menos para mí, el punto más atractivo que posee este videojuego. Los momentos y situaciones tan surrealistas e inesperados que te encuentras en cada partida hacen de Fall Guys un bien necesario para nuestro diafragma.
Se nota que sus creadores buscan que aquí impere el buen rollo, ¿y cuál es su forma de conseguirlo? Valerse de un potente y recargado estilo visual. Al menos supongo que sería unas de las tantas razones que llevarían a Mediatonic a hacer de su Fall Guys un título tan colorido, risueño y agradable para todo tipo de público. El predominio de los colores chillones y esa capa de brillo que recubre cada superficie (simulando plástico o lona) nos transmite una sinuosa sensación de seguridad. Algo así como cuando nos mandaban hacer volteretas en Educación Física amparados por la cobertura de una colchoneta.
La coña viene porque esa sensación de seguridad es un «falso amigo». Aquí todo puede fastidiarte la partida en menos de lo que canta un gallo. Y la estética de nuestros avatares tampoc
o ayuda. Quiero decir, manejamos una especie de «pastillas» pati y brazicortos, con un círculo en la parte superior donde apenas muestran emociones estrangulando las pobres líneas que dan forma a sus caras. Pueden parecer diseños vagos, pero como ya dije en el apartado anterior, el que sean tan inestables moviéndose y que reboten con tanta facilidad nos saca una carcajada cuando menos la esperamos.
Además, la vagancia estética se combate con un potente editor de personalización. Conforme juguemos partidas, iremos recibiendo monedas que nos permitirán comprar objetos cosméticos en la tienda de forma aleatoria. Hay infinidad de conjuntos, poses, caras, colores e incluso patrones para la brillante piel de nuestros muñequiños. Sin contar que tenemos una ruta de subida de nivel que también nos recompensa con objetos de personalización, además de dinero, claro está.
Otro de los puntos fuertes de Fall Guys reside en que sus pruebas se sientan siempre como si fuese la primera vez que las haces. Aunque el juego sigue la fórmula de que sea fácil de dominar para todo el mundo, la aletoriedad juega un peso tan importante que difícilmente haremos la misma prueba dos veces con el mismo resultado.
Cosas como el peso de los monigotes, nuestros reflejos, el que nos golpee otro jugador que salió rebotado y nos desequilibre o que simplemente vengan un capullo y nos agarre justo cuando vayamos a saltar y caigamos al vacío. Son solo unos de los tantos ejemplos que pueden ocurrir y que nos salpican de una variedad maravillosa. Cierto es que la suma de todas sus fases igual se queda corta, y hay algunas, como las pruebas de equipo, que necesitan una vuelta de tuerca más profunda para ser divertidas, pero hablamos de un juego en constante actualización por lo que vendrán más y mejores en el futuro.
También incidir en que su forma de progresión es bastante acertada. Cuantas mas fases aguantemos antes de ser descalificados, más experiencia y dinero recibiremos al final. Prácticamente toda la totalidad de contenido se puede desbloquear con el dinero y las coronas (recompensas que conseguimos por quedar de primeros) que obtengamos jugando. No hay pases de batalla de pago como en otros títulos de corte similar y si por algún casual somos impacientes y no nos importa aflojar de más la cartera, podemos comprar dinero con dinero real. Eso ya es cosa de cada uno, pero hacer falta, pues no hace.
Si ya todo lo citado con anterioridad rezuma diversión por los 4 costados, esto se multiplica si jugamos con un grupo de amigos. Tanto en las fases de equipo, donde podemos cooperar, como en las de competir todos contra todos, el hecho de que juguemos con 2, 3 o 4 amigos más genera comportamientos interesantes. Por una parte, el «pique» que hay para adelantarse en las pruebas de correr hacia la meta puede romper más amistades que el peor de los Mario Party. Por otra, una buena cooperación en pruebas como la de robar huevos, siendo algunos jugadores los encargados de conseguir los preciados items mientras otros se encargan de jorobar a los demás equipos, permite liberar buenas dosis de testosterona.
Hasta ahora casi todo han sido buenas noticias, pero hay un pero muy grande. Los servidores funcionan peor que una escopeta de feria y puede que eso dinamite el interés de muchos a fin de cuentas. No es raro que a lo largo del día el servidor nos tire abajo o que directamente no compute nuestras recompensas. Sin embargo, ya se han metido vidilla para solucionar los problemas y semana a semana van actualizándolos para que sean más estables.
En defintiva, podemos resumir a Fall Guys como el Battle Royale que nadie pedía pero que todos necesitábamos. Quedar con hasta 4 amigos y pegarte de tortas con la variedad de pruebas que ofrecen son risas garantizadas. Y da igual cuando leas esto, culpable, porque seguirá siendo así (si no se lo cargan con las actualizaciones).
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