En este análisis de Exoprimal volveremos al «Parque Jurásico». Pelar contra dinosaurios siempre mola, pero, ¿a qué precio compensa hacerlo en un GaaS?
Llevó teniendo sobredosis de Exoprimal desde hace unos cuantos meses. Si habéis estado atentos a la web habréis podido leer mis dos artículos de impresiones donde me dejé las huellas dactilares, las retinas y la paciencia para contaros qué se avecinaba en la nueva epopeya prehistórica de Capcom. No obstante, aquí estoy de nuevo para traeros mi veredicto final en este análisis de Exoprimal, donde ya os adelanto que la entrada de la compañía en juegos como servicio no está siendo tan brillante como se esperaban.
RE Engine demasiado en forma para los estándares de Exoprimal
Este motor gráfico está siendo toda una delicia para la productora. Juego en el que se usa, juego que acaba siendo una maravilla visual y jugable. En el caso de Exoprimal no estamos ante la excepción que confirma la regla, ni mucho menos, pero sí que podría afirmar que tampoco estamos ante el adalid de la compañía a la hora en de exprimir las bonazas que ofrece este motor gráfico.
Sin duda alguna, donde más destaca es en su poderío artístico. Los tonos ciber y futuristas, los juegos de color, apoyándose claramente en el contraste entre colores urbanos fríos y los cálidos ofrecidos por las armaduras de nuestros combatientes, son los protagonistas en un despliegue que, en tintes generales, no va perdurar en el recuerdo. Los artistas de Capcom llegaron más allá en Resident Evil y Monster Hunter con este motor, ya no digamos con Devil May Cry 5, por lo que Exoprimal se siente que podría haber dado más de sí.
Sensaciones replicadas si hablamos del músculo gráfico, donde vemos un paquete de físicas demasiado básicas, cócteles de explosiones pobres y efectos de luz algo desganados que acompañan a una selección de filtros cuestionable, pues el efecto granulado que vemos en pantalla no me termina de convencer en lo personal. Peor todavía si nos fijamos en las texturas, teniendo pequeños bordes de sierra y elementos difuminados aunque pongamos el juego en las configuraciones más bestias (en PC). En consolas (PS5) el resultado es algo más agraciado, pero la diferencia es realmente nimia.
Variedad por encima del estilo, así se lucha en Exoprimal
Tal y como pudimos jugar en las sucesivas betas y versiones para impresiones, las clases y estilos de combate que también probamos en este análisis de Exoprimal no difieren en nada. Como tal, la idea del juego es hacer piña con unos cuantos compañeros para crear nuestro equipo equilibrado con el que cumplir los objetivos de los mapas, mientras somos asediados por cientos de dinosaurios con muy malas pulgas.
En total, tenemos 8 armaduras que actúan como clases, dos para cada tipo: asalto, defensa, apoyo y reconocimiento. Como es menester, cada una tendrá sus propias habilidades y forma de jugar, centrándose en estrategias de combata agresivo, guardar y defender posiciones, ganar terreno o evitar que nuestros compañeros salgan mal parados. Cada jugador se sentirá más cómodo en un tipo de rol determinado, el cual deberá «mastear» sus habilidades para ser lo más funcional posible durante las partidas.
Servidor se quedó con las clases de asalto, pues considero que son los más eficientes para empezar a jugar. Una vez dominadas, lo recomendable es saltar ya a aquellas cuyos roles se adhieran a tus preferencias. En mi caso acabé con las defensivas, pues encontré bastante placentero el poder ganar «agro» de enemigos y eliminarlos por grupos.
Exoprimal es un juego prácticamente perfecto en este sentido, aportando unas sinergias y posibilidades en grupos bien coordinados rara vez vistas en otros juegos similares como OverWatch. Esto es gracias a su bien perfilada curva de aprendizaje, aunque tampoco es un juego para dormirse en los laureles en el proceso, ya que castiga duramente si no se juega de una manera paciente, con visión estratégica y ciñéndote al rol de la armadura que lleves equipada en ese momento.
Reiteración hasta que la paciencia se diluya entre cientos de dinosaurios
Aunque Exoprimal sea discreto en lo visual, en lo jugable nos encontraremos ante una dualidad curiosa. Sus primeras horas, cuando nos encontramos dentro del proceso de aprendizaje y en la posterior adquisición de mecánicas instintivas, con aquellas armaduras que más nos gusten, son maravillosas. El sistema que plantea está muy refinado, con una disposición de botones adecuada, un HUD equilibrado entre ser intrusivo e informativo e incluso un nivel de reto (fuera del elemento PVP) coherente que nos permitirá progresar de una manera tácita y realista.
Lo malo viene cuando superamos ese umbral, pues la experiencia empieza a volverse tediosa. La escasez de mapas, situaciones, dinosaurios, y el polémico sistema de recompensas hospedado en un pase de batalla -donde si optamos por el gratuito vamos a recibir pocos elementos que valgan la pena- conllevan a que nos sintamos extasiados hasta el punto de no ver razón alguna para seguir jugando.
La historia tampoco acompaña, pues llamarle anecdótica a la misma sería pecar de generosos. Esta se sustenta en pocas cinemáticas con ciertos toques de misterio y humor que ahondan en nuestro equipo de personajes, cada uno más «personaje» que el anterior. Por lo demás, deberemos recoger unos documentos durante las misiones que ayudarán a dotar de contexto a lo que está pasando, los escenarios, las especies de dinosaurios que nos encontraremos y a la IA maligna que tantos estragos está haciendo en este curioso multiverso.
Como tal, es inevitable sentir que estamos ante un GaaS (juego como servicio, en la lengua de Cervantes) donde solo importa jugar como cencerros para farmear experiencia con la que optar a algún cosmético interesante que nos haga diferente del resto de jugadores. Nada más que picar por aquí y es una pena.
¿Proeza técnica o maquillaje camuflado?
Uno de los principales ganchos publicitarios de Exoprimal fue la capacidad de generar cientos de criaturas en pantalla. ¿Esto es real? Ya os garantizo que sí, culpables. De hecho diría que, a pesar de no ser la tónica central de la experiencia, seremos partícipes de muchos momentos donde, literalmente, nos lloverán decenas y cientos de dinosaurios en la cabeza a través de agujeros negros.
Claro está, no estamos hablando de «atrezzo» sino del propio RE Engine haciendo de las suyas, pues todo corre en tiempo real y sin alterar ni un mínimo la performance del videojuego. Por supuesto, como expliqué en párrafos más arriba, esto va en detrimento de una calidad gráfica algo inferior, sobre todo si comparamos con otras obras producidas por la Capcom actual. ¿Compensa? Si me preguntáis a mí os diría que no, creo que hay cosas más importantes que el intentar dejar «ojipláticos» a tus consumidores con muchos bichos en pantalla.
Eso sí, dejando esta anécdota técnica a un lado, es de aplaudir que el juego funcione a 60 frames por segundo rocosos en todos los sistemas en los que se ha lanzado. En PC apenas come recursos y en PS5 es todo un gozo echar partidas llenas de frenetismo y estrés donde no tengamos que preocuparnos del clásico tirón de turno. Lo mismo va para el apartado de la conexión, pues no he tenido problemas de lag en ninguno de los dos sistemas (aunque sí he tenido inconvenientes para encontrar partidas donde no hubiesen bots, además de alguna que otra caída de servidores molesta).
Análisis de Exoprimal – Sistemas maravillosos atrapados en experiencias pobres
Creo que debería ir cerrando ya este análisis de Exoprimal. Si os fijáis, tampoco me he querido meter mucho en materia porque la verdad, no hay mucho más donde rascar. Estamos ante un título que en parte le tenía muchas ganas, motivado por el precedente que puede marcar (un nuevo Dino Crisis) y por el gusanillo que me han ido metiendo las sucesivas pruebas previas que he podido jugar.
Sin embargo, en cómputo global, la experiencia es pobre, muy pobre. Ahondar en cada clase es un gozo, las propias batallas que se suceden en los mapas son maravillosas, pero fuera de ahí no hay nada más destacable en la obra de Capcom. Si su loop jugable te engancha mucho, seguramente pasarás todo lo demás por alto, pero desde un prisma general, es indudable que le falta contenido, creatividad e intenciones honestas, pues se nota a leguas que quiere ser una vaca lechera donde unos cuantos jugadores enganchados metan dinero en sus pases de batalla y cosméticos por un tubo.
Como F2P no sería una mala opción, pero siendo AAA a precio completo no creo que merezca nada la pena. Eso sí, os aconsejo darle una probada si tenéis Game Pass, pues se encuentra como título de lanzamiento en el «Netflix» de Xbox.