No podemos negar, culpables, que estamos un tanto viejunos. A pesar de nuestra piel de bebé, ya tenemos algunos añitos, que nos hacen extrañar esos tiempos donde todo costaba 100 pesetas. Por desgracia, las máquinas del tiempo aún no se han inventado, por lo que nos conformamos recordando el pasado viendo los documentales de la 2 o disfrutando de juegos de estética retro. Pero no tienen que ser títulos antiguos, pues a pesar de todo nos gustan las novedades. Mejor fusionamos conceptos. Con eso seguro que nos sale bien el análisis de Eternum Ex.
Tras esa apasionante introducción, no podéis más que esperar un título con aires de la vieja escuela por todos lados. Y no estáis equivocados. Por tanto, no es de extrañar que la historia sea prácticamente inexistente. Con unas escuetas líneas al principio, en el que se nos cuenta la motivación del protagonista para meterse en un berenjenal con demonios y criaturas del averno, se irán hilando las diferentes fases de la aventura.
¿El objetivo? conseguir la vida eterna, claro está, aunque nos vaya la vida en ello. Y ya está, no hay más. Podríamos inventarnos una y mil aventuras para Sir Arthur, pero bastante tiene ya el pobre con moverse con esa soltura con vete a saber cuántos años. Es el ejemplo perfecto de que la edad sólo es un concepto mental. Y se lo demuestra a cualquier bicharraco que se le plante por delante a bastonazo limpio.
Vale, tenemos la trama, tenemos la motivación y tenemos al protagonista. ¿Qué es lo siguiente? El estilo de juego, claro está. Así pues, como comentábamos, nuestro octogenario amigo se lanza a la aventura por comarcas infestadas de enemigos. Sin embargo, nuestro protagonista será viejo, pero no tonto, por lo que por el camino se hará con todas las riquezas que pueda. Vivir eternamente no tiene que ser barato precisamente.
Nos encontramos así con un juego en 2D de acción lateral. Tiene dos modos, arcade y en casa. Vienen a ser casi lo mismo, sólo que el primero permite reintentarlo infinitamente, pero desde 0 si apagamos. El segundo, por su parte, nos permite guardar entre zonas, aunque sólo con 3 oportunidades de continuar si perdemos todas nuestras vidas. Se nos sitúa en diversas fases cerradas y nuestra misión será coger todos los cofres del escenario para abrir un portal a la siguiente fase. Para que digan luego que el dinero no soluciona las cosas.
La premisa no parece demasiado difícil, ¿verdad? ¿VERDAD? Meec, craso error. Los enemigos van a estar pululando por ahí tocando las narices lo máximo posible. Igual te saltan encima en un momento, igual te aparecen de debajo de la tierra cuando estás esperando un segundo para pasar una zona con pinchos. Cómo os odio, monstruos subterráneos luego terráneos.
Pero el tema de los cofres también trae miga. El motivo de ello es bien sencillo: darán más puntos abiertos. ¿Y cómo se abren? fácil, dándo cabezazos desde un nivel inferior. Fuera bromas, imaginar a Arthur abriéndose la cabeza contra el techo para ser asquerosamente rico es una imagen cuanto menos hilarante. Y le da un puntito extra al juego, pues puedes optar por ir rápidamente y hacerte con ellos sin mayor preocupación, pero consiguiendo un puntaje escaso, o ser un valiente e ir abriendo los máximos posibles y ser el rey del ranking. Aviso que cuanto más tiempo esteis, más monstruos aparecerán, así que más vale que os lo penséis bien.
Todo ello lo hace la mar de dinámico. Creedme, toca coordinar reflejos sin perder de vida el tiempo. Más aún con el escalaje de dificultad que va sumándose con cada pantalla superada. Menos mal que los controles son buenos, pues lo pasaríamos bastante peor de lo que ya lo pasamos. Aunque seguramente para los más avezados será un reto la mar de estimulante.
No, la verdad es que no podemos quejarnos del trabajo realizado con Eternum Ex. Es imposible que su estética no nos traslade a la época de las máquinas arcade. Sin embargo, esto no quiere decir que encontremos poco trabajo o similar, para nada. El diseño de niveles puede parecer un tanto simple pero, si te fijas, se ven multitud de detalles que denotan el esmero que le han puesto al trabajo. Ya sea en forma de ventanales de vidrio o estatuas paganas, el estilo artístico no desmerece en absoluto.
Bueno, quizás nos podamos quejar de que los monstruos son algo feos, pero es que son eso, monstruos. Tienen que ser feos. Y sus diseños son notables, aunque algunos pecan de recoloreo con una u otra habilidad nueva. Por supuesto, nuestro querido monje tampoco se escapa del trabajo de los artistas. Personalmente, me encanta su diseño, especialmente el hecho de que se le vea la ropa interior cuando cae durante un salto. Le da ese toque de humor que sólo sus expresiones pueden coronar aún más.
En el tema sonoro, bueno, hay que tener en cuenta que se está replicando un juego antiguo. Por tanto, estas no son muy variadas que digamos, al igual que los efectos de sonido. Pero las tonadillas son pegadizas, luciéndose más, como es normal, en los enfrentamientos contra los distintos jefes.
Eternum Ex es un título la mar de entretenido para pasar la tarde. Puede que no cuente con ese «aura» de títulos como Maldita Castilla por el tipo de jugabilidad, pero cumple su función tanto como juego arcade como título retro. Aquellos fans de los clásicos sin duda lo disfrutarán doblemente, aunque quizás esos mismos no encuentren el reto suficiente tras unas cuantas partidas bien llevadas.
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