Hace 11 años, llegó a nuestras manos el fantabuloso The Elder Scrolls V: Skyrim. La quinta epopeya de Bethesda nos embelesó por su libertad y novedades en aquel, ya lejano, 2011. Sin embargo, el tiempo hace estragos y lo que supuso ese juego en aquel entonces, hoy sabe a forraje. ¿Qué sucede si viene un juego que prácticamente se cimenta en sus ideas y formas de entender el medio? Pues… lo descubriréis si seguís leyendo este análisis de Elex II para PC.
No sabéis lo que duele que un estudio tenga cosas sobre la mesa que son la leche, como una historia cojonuda, pero después, ya sea por falta de experiencia, recursos o mil factores desconocidos, no sean capaces de llevarlas a buen puerto. El caso de Elex II es tan flagrante en este sentido que es hasta hiriente. Realmente os digo que estamos ante una historia, no solo digna, sino que diría de sobresaliente para un juego de rol.
Muchas, pero muchas líneas de texto profundizan en un mundo coherente que se va a la cacota y que arrastran un rico acervo de la entrega pretérita. Los personajes están genial desarrollados, el sistema de facciones es sensacional -de los más profundos y sólidos que he disfrutado a nivel narrativo- y la amenaza que se siente por los albos, la entidad misteriosa que está corrompiendo el planeta, parece escrita por los mejores guionistas de HBO.
Sin embargo, de nada sirve que tengas todos estos ingredientes tan buenos si en el plato no sabes explotar su sabor. Y es que Elex II nos cuenta su historia en infinitas y aburridas conversaciones con NPC, estáticos y mal animados, perdiéndose toda la gracia y dinamismo que un medio como el videojuego puede aportar a estos momentos.
En movimiento, el juego es una auténtica calamidad. Te suelta en escenarios diseñados con poca gracia y resolución donde iremos picando materiales para futuros crafteos, pero al igual que sucedía en el título de Todd Howard, la verosimilitud de que todo es interactivo y almacenable solo funciona las primeras horas. A la larga, se vuelve tedioso por el límite de almacenamiento y nos vemos obligados a filtrar como enfermos. Unas sensaciones muy añejas, que entiendo que a los más «agüelos» del género pueda seguir haciéndole gracia, pero que en lo práctico resulta un horror.
Aunque la colleja más gorda se la metemos al combate. Quiere ser un souls-like pero no sabe, con lo cual agarra el sistema de RPG de acción de media escuela, como Gothic (de los mismos desarrolladores), Two Worlds o el recurrente de The Elder Scrolls. Y aquí volvemos a lo mismo, no está mal, pero a estas alturas se siente rancio, falto de gracia y hay que estar muy dentro de la experiencia que ofrece para perdonárselo.
Los golpes no tienen apenas feedback, las animaciones derriten retinas, las hitboxes funcionan así asá, el equilibrio entre consumo de estamina y salud no va de la mano con la adrenalina que intenta despertar el combate. El mismo está diseñado de tal manera que la diversión se escurre entre los dedos. Y por favore, no puedes meter un sistema de curación en 2022 que no sea inmediato y te obligue a acceder a una rueda, nada instintiva, para meterte una mísera poción.
Elex II se piensa que con ser efectista ya cumple, pero no, hijo, no. Si vienes con pretensiones de AAA pero la realidad es otra, te vas a comer una leche que no te va quedar el desierto para dar vueltas.
Desde luego que la palmadita en la espalda se la doy a la hora de darte libertad narrativa. Aunque, como ya he dicho, a la hora de contarte su historia hace un ejercicio terrible, los desarrolladores se han esforzado para que cada decisión que tomemos cuente. Y ojo, culpable, que no son pocas las que hay en el juego, más bien diría que cientos. Pero es que es una pasada que cualquier chorrada que digamos en una conversión, cambie alguna cosa, por matiz que sea, en la historia o personajes secundarios.
De esta forma, en lo que a experiencia pura de rol atañe, Elex 2 lo hace muy bien. Como jugador catador de rol de mesa que soy, que un juego me permita rolear con mi personaje, uno que además ya viene escrito de serie como sucedía en Cyberpunk 2077, me compra muchísimo. Además, ha sido una decisión excelente enfocarlo con tanta libertad, ya que el prota en sí tiene un base muy plana y como protagonista es muy «meh». Poder desarrollarlo narrativamente a tu manera consigue picar un mínimo para que queramos ver cómo progresa todo este embrollo.
También está genial construido su World Building, un concepto al que cada vez se le da más importancia. Es muy atractivo que los juegos sepan sumergirte de tal forma, que desconectes de la realidad. Y sí, aunque parezca raro, Elex II lo consigue por momentos, pues todo lo que atañe al conflicto, las facciones, la historia previa y demás está muy bien escrito y nos permite crearnos la falsa sensación de que lo que estamos viviendo es perfectamente coherente. Lástima que después te saque cada dos por tres por sus innumerables problemas.
En mi caso no he tenido mayores problemas en general. El juego con una 3070 y un i5 de octava generación marcha a 60 frames duros como rocas jugando a 4K. No es que se hayan partido el lomo con las opciones de personalización gráfica, pero considero que son suficientes para ajustar el juego en la mayoría de equipos.
A ver, tampoco es que sea aquí el estandarte de le generación, qué digo, más bien todo lo contrario. Elex II presenta un apartado gráfico que le perdonaría si en cosas más fundamentales, como lo son el combate o la narración, sacase músculo. Pero es que, lamentablemente, en lo visual patina igual o peor. El sistema de físicas es super triste lo «fake» que se siente, las animaciones, en todo su conjunto, es para hacer un facepalm y el trabajo de texturizado te hace pensar que vives en 2008 y qué guapa la PS3 con el chip cell.
Ya no entro en cosas como la iluminación porque es básica y respetable, pero tampoco sorprende. En general, no puede levantar la mano para alardear de que sea un «monstro» en lo técnico, en lo gráfico y muchísimo menos en lo artístico, pues anda que no es feo el hijo de… Me turbo flipa esa mezcla cyberpunk apocalíptico que se trae, pero está tan falto de originalidad, que piensas en cosas como Fallout, y se te cae el mundo a los pies. Y eso que la saga de Bethesda tampoco es la repanocha en ese sentido.
A pesar de que la obra de Piranha Bytes es insípida a niveles extraordinarios, puedo llegar a entender, que haciendo hueco en el estómago y en una época de escasez de lanzamientos, pueda ser una opción a tener en cuenta. Lo que quiero decir es que la historia está tan trabajada, que me da pena el hecho de que alguien se la pierda por lo paupérrimo que es el videojuego en general.
Su cutrez se nota que es por una falta de creatividad y de recursos abrumadora. Tal es así que es normal que a uno le provoque sensaciones tan desagradables. No estamos ante genialidades, como pudieron ser NieR o Deadly Premonition en su momento, que el hecho de salir cheesy formó parte de su identidad y sirvió como un elemento para catapultarlos al éxito. Sin embargo, aquí se respira pura mediocridad y una falta total de excepcionalidad.
Siento ser duro en este análisis de Elex II, pero me hubiera gustado que Piranha Bytes tuviese el talento suficiente para hacer del videojuego un vehículo para sus emocionantes historias, y no que esta sea una pegatina bonita en una pared agrietada y mal pintada. Una pena, pero a ver si para la próxima pueden dar con las teclas adecuadas.
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