Estamos muy acostumbrados en los videojuegos a enfrentar invasiones alinenígenas. Desde Contra pasando por shumps de toda clase hasta llegar a Alien Isolation, los visitantes del espacio siempre nos han acosado para quedarse con nuestro hermoso planeta. Sin embargo, THQ cambió las tornas en 2005 con su Destroy All Humans! Un shooter sandbox donde nosotros somos el alien invasor que tiene que atormentar a los humanos. 15 años después, el clásico regresa en forma de remake donde hoy os contaremos qué tal esta con este fantabuloso análisis de Destroy All Humans! para PC.
Crypto 136 se ha estrellado en la Tierra mientras hacía una vuelta de reconocimiento. Los humanos, sin pensárselo dos veces, decidieron extraer sus restos del impacto para estudiarlos y así ser conscientes, en la sombra, de la existencia de vida inteligente más allá de su planeta. El imperio Furon no puede permitirlo y es por ello que enviará a su nuevo agente, Crypto 137, a recuperar lo que quede de su hermano mientras enseña una dura lección a estos macacos.
Mediante cinemáticas generadas con el motor del juego, Destroy All Humans! nos cuenta su historia, repleta de diálogos entre Crypto y su señor, además de los diferentes dirigentes de Estados Unidos. Todo está salpicado de un tono cómico muy agrio y negro, claramente inspirado en películas como Mars Attacks! (Tim Burton, 1996) donde se deja a Estados Unidos como una mole de patriotas sin muchas luces en una visión de los años 50 distópica y muy agradecida.
Crypto, por su parte, tampoco es que tenga demasiadas luces, pero hace gala de una actitud de superioridad sabrosa que deja patente sus ganas de espachurrar hasta al último humano que se le ponga delante. Esto a veces le llevará a cometer errores, de los cuales se recupera para coger un poco más de tirria al planeta que le toca subordinar. Tampoco se puede omitir que siente cierto respeto a ciertas figuras humanas, aunque jamás se lo veremos reconocer por sus labios de xeno.
Crypto no se toma a broma lo de aniquilar a la raza humana. Para ello contamos con un gran arsenal futurista sumado a las capacidades psíquicas del personaje. Entre nuestro variado catálogo de armas tenemos cosas como un rifle de rayos, otro de plasma, un lanzador de bombas de fusión y hasta una sonda anal que nos permite extraer cerebros apuntando al culo de nuestras víctimas. Que ojito, culpable, los cerebros son la moneda de cambio en este juego, pues cada uno que recolectemos nos otorgará 25 puntos de ADN que servirá para fortalecer a nuestro alienígena.
Tenerlos en mente puede ser interesante de cara a mejorar rápidamente al personaje. Si bien, cumpliendo objetivos secundarios y actividades conseguiremos lo mínimo para avanzar en la historia sin problemas, su metodología de farmeo es divertida y ágil, con lo cual, tener a Crypto poderoso en los primeros compases de la aventura puede darnos un prisma sugerente y muy diferente a lo que el juego propone.
Por lo demás, contamos con repertorio de poderes mentales que sirven de apoyo o son más útiles para operar en la sombra. Hablo de cosas como controlar objetos con la mente, poder hipnotizar humanos para que nos protejan, la capacidad de explotar cabezas a distancia para extraer cerebros, que bailen como gallinas para que distraigan a los demás o la sugerente capacidad de usar un holograma para convertirnos en quién queramos. Esto último es útil para infiltrarnos en bases militares o instituciones políticas para sembrar el caos social.
A lo largo y ancho de 6 mapas -1 mas que en el juego original- tendremos que sembrar el caos, infiltrarnos en la sociedad humana y aprender sobre ellos para recabar información del paradero de nuestro compatriota. El juego realmente ofrece momentos muy variados y es difícil sentir que el tedio nos acose por repetir lo mismo una y otra vez, como suele ser usual en juegos de este género. Así como en algunos momentos tendremos que succionar cerebros sin control, en otros tendremos que tomar forma de un paisano y escuchar conversaciones sin que nos detecten o mismamente, coger nuestro ovni y no dejar edificio sin destruir.
Cuando quizás la sensación de repetición comienza a aflorar es cuando el juego está a punto de terminar. En este sentido, los chavalotes de Black Forest Games han sabido medir bien las capacidades de su título. Cortan la función cuando esta ya ha cumplido de sobra su cometido. Y si aún así queremos más, tranquilos, podemos repetir las misiones o visitar de forma libre cualquiera de sus mapas. En ellos podremos hacer actividades secundarias como carreras, abducciones, destrucción en contrarreloj o sembrar el armagedón. Realmente aquí sí que se nota el tedio, pues estas actividades no ofrecen nada del otro mundo que no hayamos jugado ya en mil y un juegos de mundo abierto.
Por lo demás, las misiones principales tienen objetivos secundarios a cumplir, que nos otorgarán serias bonificaciones de ADN para mejorar el arsenal de Crypto y su nave espacial. Incluso en algunos casos, cumplirlos nos desbloquearán nuevos aspectos para el alienígena muy chulos.
Este remake parece que solo trabaja en lo visual a primera vista, pero llega más allá. Incluso me atrevería a decir que las mejoras visuales no son lo más importante. Los cambios salpican también a la jugabilidad, trayéndonos un esquema jugable mucho más cómodo que el original, con un HUD modernizado que deja todo más claro. Sin olvidar la inmensidad de tutoriales que ahora disponemos para consultar en cualquier momento. No sabéis lo que se hubiesen agradecido en su momento.
Todo junto ofrece muchas posibilidades en los combates, dejando un margen creativo sabroso que era difícil de replicar en el juego original dado lo aparatoso de sus controles. El esquema moderno se asemejan más al de un shooter en tercera persona con habilidades de RPG, por lo que jugar tanto con mando como con teclado+ratón es una travesía placentera.
En lo gráfico cierto es que no es nada puntero, pero se nota la mejora frente al original. Tanto en animaciones como en texturas o la carga de detalles de los mapas. Sin olvidar el efecto tan atronador de las explosiones o los juegos de luz tan magníficos que destila. A mi, personalmente me encantó ver las animaciones biológicas que ahora muestra Crypto, con hoyuelos que se mueven cuando el alienígena respira o venas que se encienden cuando este usa sus poderes psíquicos.
Por desgracia, tanto la OST como el doblaje sigue siendo el mismo que el del original. Que no era malo, ojo, pero sí que hubiese estado bien aprovechar para mejorar ambos apartados.
Destroy All Humans! es un gran remake que edulcora las ya de por sí adictivas mecánicas del original de PlayStation 2. Con un control renovado y muchísimo más cómodo y un nuevo despliegue visual que le hace ganar más carisma, el hijo de Black Forest Games se convierte en un bocado muy placentero para este caluroso mes de julio.
Me queda pena que no se hubiese mejorado todavía más en lo gráfico y que en lo sonoro no hay cambios. Pero por lo demás, es una experiencia muy divertida que todo amente de los sandbox y la comedia negra de alienígenas tiene que experimentar.
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