Si os gusta la aventura pero os asusta salir de casa no desesperéis. Os traemos el análisis de Dakar 18, el juego oficial de la competición más temeraria.
Juegos de conducción existen unos cuantos en PS4, y de diferentes modalidades. Tenemos simuladores con menor o mayor fortuna como Driveclub o Project cars. También hay algunos más arcades como la saga Need for Speed o The Crew. Pero hasta ahora no recuerdo ninguno que nos ofreciese la oportunidad de revivir el rally más peligroso del mundo. Menos mal que lo podemos disfrutar cómodamente desde el sofá. Veamos qué nos ofrece el título en nuestro análisis de Dakar 18 para PlayStation 4.
Los chicos de Bigmoon Entertainment se han arriesgado al crear un juego de una disciplina que quizá no sea de las que mueve masas. De todos modos los fans de este campeonato seguro que lo agradecen, y hay que reconocer que tiene su toque de originalidad. La pega es que aunque la base es buena, la jugabilidad no acompaña del todo. Vamos a ir viéndolo.
Sandbox, literalmente
Para empezar el título cuenta con la licencia oficial de esta competición. Esto se traduce en poseer todas las modalidades y pilotos reales disponibles. Tendremos motos, quads, coches, SXS y los camiones, cada una de ellas con sus diferentes escuderías y conductores para seleccionar. Todo esto para recorrer una de las superficies de mundo abierto de mayor longitud creadas hasta la fecha, si no la que más. Hasta 18.000 Kilómetros cuadrados estarán a nuestra disposición para los diferentes modos de juego de las que se compone el juego.
Estos terrenos han sido recreados con un mimo y una exactitud dignas de elogio. Con cambios climáticos y ciclos de día y noche que lo hacen más inmersivos. Además sus creadores han dado uso de una tecnología topográfica en países como Argentina, Perú y Bolivia. Esto hace que la recreación sea fiel casi al milímetro. La magnitud es tal que incluso tendremos etapas de una duración entre una y tres horas, lo que nos supondrá un verdadero reto. Y eso si no nos perdemos, lo cual es bastante habitual.
Seguidme, conozco el camino
Pues sí, dependiendo del grado de realismo que decidamos mediante el nivel de dificultad elegido, nuestras opciones de desviarnos de la ruta irán en aumento. En el modo fácil tendremos señalizaciones que nos guiarán para volver al camino si nos hemos desviado. En cambio en el difícil, lo único de lo que dispondremos para orientarnos será una brújula y el Roadbook o cuaderno de ruta. Y este está plagado de símbolos irreconocibles para los neófitos. Existe un tutorial que nos enseña cómo jugar y una guía que nos explica estos dibujos, pero aún así se antoja difícil para los novatos.
Eso sí, gracias a esto el nivel de realismo alcanzado es mucho mayor, y logrará que nos sintamos en una auténtica travesía por el desierto. Además se podrá salir del coche para auxiliar a otros pilotos usando un cable con el que remocarles. O puede que tengamos que usar una pala para desenterrar nuestras ruedas del barro. Según nos sucedan desastres de este tipo es posible que nuestro vehículo no resista y nos toque repararlo. Todo esto le da al juego ese toque aventurero que impregna a la competición real.
Poca variedad o realismo
Ahora bien, todo esto sería la bomba de no ser por un pequeño fallo, su conducción. Repito que el mimo mostrado y el grado de realismo alcanzado en varios de los aspectos de la competición es encomiable. Si hubiesen puesto el mismo empeño en las físicas o en el control de los automóviles, estaríamos hablando de un grande del género.
Para ser un juego en el que vamos a sortear multitud de dunas o terrenos de todo menos lisos, la suspensión de los vehículos no es todo lo buena que cabría esperar. El control tampoco es especialmente preciso sobre todo en las motos o quads, lo que arruina un poco la experiencia. Además la excesiva duración de algunas etapas incluso aunque te obligue a estar al tanto del cuaderno de ruta, puede hacerlo tedioso.
Tampoco ayuda que apenas tengamos modos de juego. A parte de la competición oficial y de carreras online o a pantalla partida, solamente encontramos la Caza de Tesoros. Esta extraña modalidad nos invita a perdernos por las dunas en búsqueda de diferentes piezas esparcidas por el mapeado. Es original pero no del todo apetecible.
Gráficamente el título cumple pero no destaca. Aunque la representación de los diferentes coches y motos es sublime, los pilotos o escenarios no pasan de normalitos. Además he notado un popping pronunciado, y esto en una PS4 Pro.
Conclusiones
Un digno intento por parte de Bigmoon Entertainment de llevar al mundo del videojuego esta difícil modalidad. Con un alto grado de realismo y mucho mimo por el detalle pero empañado por lo más básico en un juego de conducción, como es conducir. Aún así la base es muy buena y es posible que en futuras entregas podamos hablar de un grande del género. En principio únicamente recomendable para fans del campeonato. O para los que busquen una alternativa diferente a otros juegos de coches.
Allons-y!