Si nuestro análisis de Cursed to Golf para Nintendo Switch fuese una tarjeta de un recorrido, le daríamos eagle en adorabilidad, par en diversión y bogey en algunas cosillas…
Desde que me enteré de la existencia de Cursed to Golf para Nintendo Switch seguí muy de cerca la pista del juego desarrollado por Chuhai Labs y Thunderful Productions. Su premisa nos pone en manos de un megacrack del golf que muere de manera inesperada en el green y cae al limbo de los golfistas. Ahí deberá defenderse con lo que mejor sabe -el manejo de los palos- para regresar a la vida. Sobre el papel es un juegazo que cualquier fan del «deporte tranquilo» querría experimentar. En la práctica es un juego con muchísimas luces y algunas cosas que me han mosqueado un poco.
Hay que optimizar antes de publicar
Como analista de novedades, pero sobre todo como jugador de videojuegos, me molesta cada vez más que se publiquen los títulos sin haber sido pulidos al cien por cien. Los compradores primerizos -o los analistas- somos los primeros en comernos el marrón del mal trabajo de los desarrolladores, y eso es algo que las plataformas de publicación, en este caso Nintendo y su eShop, no deberían permitir. Esto os lo cuento porque mi partida de Cursed to golf se ha corrompido unas cuantas veces, haciéndome imposible pasar del primer boss durante más de una semana. Afortunadamente, y a diferencia de otros, este caso ha tenido final feliz, ya que la desarrolladora ha publicado ya más de tres actualizaciones para el juego, haciendo que los fallos, al menos los que tenía yo, desaparezcan.
¿De qué va Cursed to golf?
Bien, ahora que ya me he desahogado os cuento un poco cuáles son las mecánicas del juego y por qué se sitúa en el top de juegos casuales del género golfístico. Básicamente, el juego nos propone recorrer 18 hoyos bidimensionales para ganarnos el regreso a la vida. Esos hoyos están divididos en X zonas -no quiero entrar en spoilers- y esas zonas abarcan unos cuantos hoyos. Los hoyos son temáticos respecto a la zona y los podremos ir descubriendo a base de golpes.
Para ello tenemos un sistema bastante original de cuenta atrás. El hoyo nos propone un Par adecuado, y si nos pasamos de esos golpes antes de meter la bola en el agujero, hasta luego Maricarmen. Afortunadamente hay unas estatuillas repartidas por el recorrido que, al hacerlas añicos, nos ayudan a aumentar ese par, por lo que nuestra estrategia siempre ha de tenerlas en cuentas para no morir a las primeras de cambio.
Aún con esas estatuillas, los recorridos son durillos, por lo que Chuhai ha tenido la brillante idea de obsequiarnos con unas cartas de habilidades que podemos ir consiguiendo en las tiendas que hay en el mapa, a cambio del dinerillo que consigamos en cada recorrido. Hay cartas para multiplicar la bola, para cambiar el sentido, para teledirigir nuestro devenir, para explotar obstáculos, para rebobinar la jugada… Además estas cartas cuentan con diferentes niveles, por lo que almacenarlas con sabiduría -tenemos un arcón en la tienda para ello, y podremos ir recuperándolas en otras runs- es clave para tener éxito.
Cada partida, una sorpresa
Los escenarios de Cursed to golf se generan aleatoriamente, por lo que cada recorrido va a ser diferente al anterior. Tendremos runs que nos parecerán más facilitas y otras que INSERTE PALABROTA AQUÍ. Los únicos elementos en común de todas las partidas serán los enfrentamientos con los jefes de final de zona. Jefes, por cierto, que también quieren escapar del purgatorio y con los que empatizaremos, ya que son de lo más majetes y, en el fondo, no quieren nuestro mal.
Tenemos la posibilidad de elegir entre tres tipos de palos -Driver, Iron y Wedge- que nos darán más o menos potencia y curvatura de la bola. Al principio de la andadura del juego (antes de varias actualizaciones escuchando a los compradores) teníamos un gran problema: no se veía ni torta. Podíamos mover la cámara un poquito hacia los lados, e incluso podíamos activar un modo libre que nos dejaba ver toda la fase. El problema venía de que, a la hora de lanzar, muchas veces lo hacíamos a ciegas. Tras las mencionadas actualizaciones, se ha implementado un botón de cámara que hace que tengamos una visión mucho más amplia. El resultado es que ya sabemos dónde tiramos, por lo que la diversión se multiplica y el placer de iniciar unas cuantas runs a la semana gana muchos enteros.
Duración justita, pero volverás a caer en sus garras
Su adorable aspecto, su cuidada música chiptune y sus niveles, siempre renovados, harán que cada cierto tiempo regresemos a Cursed to Golf para echar unas partidillas. Si el equipo se tira el rollo y añade unas cuantas cartas más y, por qué no, algún que otro recorrido, estaremos ante un juego de golf casual de los mejores. Obviamente no es Mario Golf, pero os digo que ambos son perfectamente compatibles, ya que ofrecen experiencias totalmente antagónicas.
Os recomiendo de todo corazón haceros con este Cursed to Golf a poco que os atraiga el género y su estética, porque os devolverá el gesto con creces.