Durante los últimos años, parece que muchos juegos están intentando seguir la estela de los juegos de mundo abierto. En ellos, estamos expuestos a los peligros del mundo y al de los otros jugadores. Funcom ha querido formar parte de esta tendencia con Conan Exiles, que tras casi año y medio en early access, se lanza de forma oficial. Pero, ¿habrá salido a media cocción? Lee nuestro análisis de Conan Exiles y descúbrelo.
Conan Exiles nos pone en la piel de un esclavo que ha sido sentenciado a mirar crucificado en una cruz en el desierto. Liberados por un desconocido (que no pinta nada en la historia), empezaremos nuestro viaje en un lugar totalmente vacío. Esta es una de las primeras razones, el vacío existencial del propio juego. Pueden pasar horas hasta encontrar algo qué hacer realmente.
A medida que vamos avanzando, iremos cumpliendo distintos objetivos a través de capítulos, lo que hace que el juego tenga un buen ritmo en cuanto a tu evolución como personaje. Esto permite que vayamos descubriendo qué podemos hacer y como mejorar a nuestro avatar… Sin embargo, esto choca de frente como un tren a toda velocidad contra el mediocre control del juego y algunas de las terribles decisiones tomadas.
Una vez que vamos avanzando y empezamos a crear nuestras herramientas (y armas), deberemos equiparlas en una rueda de acceso rápido. Al seleccionarlas, nuestro personaje se equipará con el arma en cuestión y podremos talar árboles, picar piedras o atacar a los enemigos. Sin embargo, el personaje decidirá por propia cuenta desequiparse las armas y tendremos que volver a abrir la rueda en cuestión para equiparlas una vez más. Esto hará que recibamos algunos golpes innecesarios por culpa de esta extraña decisión.
El sistema de puntos de control es curioso, ya que tendremos que ir a nuestro refugio donde tenemos nuestra cama o construir petates para poder guardar allá donde vayamos tras cada muerte. Esto, sin embargo, hará que tengamos que estar pendiente de tener que tener un petate siempre con nosotros pero, con suerte, es bastante sencillo de construir.
Iremos subiendo de nivel con cada acción que hagamos. Caminar, correr, saltar, construir, recolectar materiales, luchar… Todo esto nos dará puntos de experiencia y obtendremos puntos de nivel para mejorar a nuestro personaje de distintas formas. Podremos hacerlo más fuerte, podremos hacer que se canse menos o que nuestras habilidades de supervivencia sean mejores. También, según nuestro nivel en cada aspecto del personaje, podremos desbloquear distintas recetas para crear nuevos objetos. Una forma realmente excelente de mejorar nuestro avatar.
A la hora de jugar, tenemos dos modos distintos: Los clásicos servidores con otros jugadores o la posibilidad jugar sólo o cooperativo con amigos. Bien es cierto que para disfrutar de la experiencia completa tendremos que vernos expuestos a jugar con otros jugadores pero, por desgracia, es la forma más “rápida” de poder acceder al mejor contenido que puede ofrecer el juego. Sin embargo, tendréis que dejaros muchas horas de juego para poder alcanzar esa parte que son horas vacías de contenido y que, por culpa de otros jugadores que vendrán a acabar con nuestra vida y, probablemente (si está activado en ese servidor), despojarnos de todas nuestras pertenencias y tener que volver a empezar.
Jugar sólo hace que el juego sea tremendamente aburrido (el vacío existencial es todavía más notable) y jugar con amigos acaba siendo una forma divertida de hacerlo, pero se pierde esa sensación de riesgo. Realmente, Conan Exiles es de esos juegos que o le dedicas horas desde el lanzamiento o estás en una posición de desventaja enorme.
Gráficamente, Conan Exiles puede resultar en ocasiones muy bonito. Tenemos páramos desolados que se abrirán ante nuestros ojos y enemigos que campan a sus anchas tras cada esquina. PERO. Las animaciones destruyen toda la ambientación. Las animaciones de combate de los personajes son repetitivas y tienen mucha pirueta muy cuadrada. Por algún motivo, cada vez que salimos del agua, nuestro personaje tiene que saltar. Los enemigos a veces flotan en el aire y personajes humanos tienen fallos gráficos de aparecer y desaparecer del escenario. Estos fallos hacen que recordemos continuamente que estamos en un juego y nos desconecten de la inmersión.
Esto se extiende también al sonido, en especial a los efectos. En muchas ocasiones, directamente desaparecerán y volverán mágicamente. Esto no solo pasa con nuestro avatar, también con los enemigos, con el agua y todo. Es realmente una verdadera lástima porque, por otra parte, la música es realmente bonita y pega perfectamente con la ambientación desolada del juego.
Conan Exiles es un juego que debería haberse mantenido en early access un par de años más. O quizá no debería haber salido nunca. Tiene ideas realmente buenas, como la forma de guiar al personaje a través de las primeras horas de la aventura pero, sin embargo, tendremos que decidir si jugar con otros jugadores a costa de perder nuestro tiempo, diversos bugs gráficos y sonoros y un tedio recurrente durante el juego hacen que este exilio sea uno que mejor no vivir.
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