Hace 10 años ya de Call Of Duty World At War, el juego con el que los chicos de Treyarch se estrenaron en la saga COD y que mejor manera de celebrarlo si no rompiendo con algunas premisas establecidas en la dilatada saga de Activision. Con este análisis de Call Of Duty: Black Ops 4 veremos si los cambios acontecidos son interesantes y sobre todo, si son suficientes para justificar una nueva entrega.
Empezando por lo que más atención nos llama, la ausencia de campaña. Fue bastante sonoro el anuncio que hicieron hace unos meses de que BO 4 (para resumir) prescindiría de modo historia ya que las últimas entregas estaban bajando el listón y los jugadores se volcaban más tiempo en el multijugador. Mucha gente se mostró disconforme pero… ¿El juego se siente parco en contenido por ello? Nada más lejos de la realidad.
Este COD presenta 4 vertientes bien diferenciadas:
Iremos hablando de que contiene cada modalidad pero antes os comentaremos alguna cosilla sobre su apartado audiovisual.
En términos de musculatura gráfica el juego es un “meh” gigantesco. Siguen valiéndose del motor IW Engine que dio vida a Call Of Duty Modern Warfare allá por 2007 y este no da para más. Vale que permite entornos y situaciones con cierta espectacularidad a una tasa de cuadros sólida pero en términos de texturas, acabado, distancia de visión (quitando Blackout) y demás se queda muy por debajo de los estándares actuales.
A nivel artístico más de lo mismo. Es original y tienen su gracia en la modalidad zombies pero en lo demás se siente genérico y nubla cualquier aspecto visual original que pueda tener frente a entrega predecesoras.
En lo sonoro la cosa no pinta tan mal, para que mentirnos, el doblaje castellano es resultón y los efectos de sonido se reciclan de entregas anteriores aunque cumplen su papel, no así su OST compuesta por Jack Wall, hacedor de maestrías batuteras como las bandas sonoras de Mass Effect y que ya participó en los Black Ops anteriores, sigue repitiendo con temas de corte bélico interesantes aunque no sobresalen demasiado evitando romper el equilibrio contemplativo.
Sí, ya dijimos que este COD carece de modo historia o campaña, pero no por ello se ha extirpado todo resquicio referente a un jugador. La modalidad que quizás guste más a este perfil de público sea Operaciones, una suerte de mini-historias que sirven a modo práctica de cada clase del multijugador donde se narra en cinemáticas interesantes pequeñas historias interconectadas. Están bien para profundizar en el contexto de cada personaje del multijugador o zombies, pero fuera de eso y su utilidad como modo “entrenamiento” no tienen más para exprimir.
El grueso de todo Call Of Duty fue siempre su multijugador y es en este donde tiene que sacar más músculo. Y es, básicamente, lo que todos conocemos de entregas anteriores sin muchas más vueltas. Frenetismo, sin apenas pausas por muertes, muchos modos, matchmaching que funciona como una máquina bien engrasada para no perder demasiado tiempo en el lobby, mecánicas sencillas de aprender y de memorizar, progresión bestial con montones de desbloqueables en forma de armas, skins y clases…
Realmente se siente demasiado continuista y quitando algunos cambios que se agradecen, como la sustitución de la vida regenerativa por paquetes de salud que hay que darse de forma intencionada pulsando L1 (algo que hace que nos pensemos dos veces eso de ir a lo loco y enfatiza un poquitín el pensamiento estratégico) y las habilidades por clase (2 por personaje, una que se rellena cada X tiempo y un “ultimate” realizable al matar a muchos enemigos) que en cierta parte recuerdan a lo visto en Overwatch (Blizzard, 2016) aunque con un matiz más anecdótico que utilizable ya que la premisa sigue siendo los reflejos y disparar antes de que te disparen.
Hay ciertos cosas que señalizar, como el aumento de vida de 100 a 150 puntos aunque en la práctica no notamos diferencia (sea dicho) o que nos despedimos de la verticalidad de Black Ops III trayéndonos en su lugar la posibilidad de disparar corriendo, nadando o incluso cuando estemos paralizados por trampas.
En cuanto a la oferta de modos que trae el Multijugador podemos darnos con un canto en los dientes. Hay para dar y tomar, desde los clásicos duelos por equipos y contra todos, control de zonas, capturar puntos, colocar bombas en zonas marcadas, recolectar chapitas de muertes… Con alguno que otro que debuta de forma inédita como el atraco, donde un equipo tiene que robar una mochila de billetes y escapar en helicóptero mientras el otro tiene que mermar sus vidas a cero.
Este modo, pese a que es nuevo en la saga, es, literalmente, lo que vimos en Battlefield Hardline (Visceral Games, 2015) aunque con mapas más pequeños y los enfrentamientos se suceden con más frecuencia por lo que el sabor a fresco seguiremos sin encontrarlo en el Multijugador. Además, ya no solo comparándolo con BF Hardline, existen un juego donde se le daba un uso más acertado y divertido: El tan criticado Resident Evil Operation Raccon City (Slant Six Games, 2012) donde entre el constante cambio de tiros y las “trolledadas” de los zombies se creaba un tira y afloja con las muestras del Virus-G desembocando en partidas intensas, largas y con momentazos para encuadrar.
Lo mismo podemos decir de los mapas. Con un total de 14 mapas donde la mayoría son reciclados de entregas anteriores con ciertos cambios ínfimos para acostumbrarlos a las nuevas clases. Los nuevos además siguen el esquema típico de distribución por pasillos con una zona central donde concretar los encuentros calientes, sinceramente, esto está demasiado visto en la saga y la sensación de rutina acude muy rápido.
Aun así, el Multijugador en todo su conjunto es entretenido y ofrece bastante contenido para dedicar sus horas.
Como dijimos al inicio del texto, con este juego se cumplen 10 años de la desarrolladora en el fuero de Activision creando Call Of Duty y si recordáis bien, fue justo con World At War donde se estrenaron los zombies. Su impacto fue tal que rápidamente se convirtió en un modo recurrente en todo Call Of Duty posterior de Treychar.
En cuanto a BO 4 no sabemos si es por la falta de campaña o por el décimo aniversario, pero tiene la modalidad Zombies más completa hasta la fecha.
Con 3 campañas diferentes: El Titacnic en el momento de encallar contra el iceberg, un coliseo romano y la clásica prisión de Black Ops 2 donde podremos invertir horas hasta aburrir. Bien es cierto que la premisa en todas es la misma, sobrevivir a hordas de no muertos cada vez más poderosos mientras resolvemos puzles que nos permitan llegar al cenit del escenario.
Cada personaje tiene una serie de habilidades (llamados tónicos) que aportan beneficios temporales como mayor rapidez de recarga, reabastecimiento de munición, granadas incendiarias, etc; una habilidad definitiva que suele ser un arma poderosísima que podremos empuñar por tiempo limitado y la posibilidad de rendir ofrendas a diferentes dioses mitológicos a cambio de mejoras temporales como resurrección rápida, ver a través de las paredes o matar de un tiro.
La forma de proceder en cuanto a armamento es simple. Como en todo modo zombies precursor a este, tendremos que invertir los puntos obtenidos en las matanzas comprando armas que estén colgadas por las paredes. El clásico cofre aleatorio también está presente así como las puertas cuya cerradora solo se abre a cambio de puntos, las tablas para taponar ventanas e incluso las trampas letales para zombies y jugadores por igual.
Como novedad, se incluyen bastantes ajustes para las partidas e inclusive dos modos extra que permiten que las aventuras sean más sencillas de cumplir o que incluso sean más frenéticas con armas más baratas y zombies que se toman menos tiempo de descanso entre cada ronda.
Si hay alguna pega que destacar es la misma que con el modo Multijugador. El tedio viene rápido si juegas tú solo aunque con 4 amigos se hace muchísimo más ameno y da para situaciones desternillantes. Quizás su toque de humor peque de quedarse a medias entre lo bruto y lo correcto, haciendo que cada chascarrillo soltado por sus protagonistas nos sepa a rancio.
Pero bueno, este modo se muestra como lo más robusto del programa y puede batirse perfectamente con otros grandes del género como Left 4 Dead (Turtle Studios, 2004) o Killing Floor (Tripwire Interactive, 2009) pero sin llegar a ser tan profundos a la larga como estos.
Como no, Callf Of Duty subiéndose al carro con su Battle Royale. Pero tranquis, culpables, que hay cosas que tenemos que puntualizar sobre este aspecto.
La primera es que si de alguien bebe (y quizás demasiado) es de Playerunknown’s Battlegrounds dejándonos en nuestras manos una premisa muy similar y cuyos objetivos son idénticos. El juego de Bluehole Studios rompió barreras en un género tan manido como es el de los shooters e impuso nuevas reglas sobre el tablero.
Black Ops 4 las sigue a rajatabla. Descenso en paracaídas en un mapa de grandes dimensiones, empezamos sin equipo y tenemos que pertrecharnos con lo que encontremos por ahí, si morimos se acabó y gana el último que quede en pie, hay vehículos para acortar terreno, se crea un cerco seguro que se va estrechando y lo que esté fuera de él se convierte en papilla roja… Todo eso os lo sabréis mejor que la tabla de multiplicar si venís versados en sicho subgénero.
Los cambios radican en el equipamiento. Armas conocidas de las otras modalidades se dan cita aquí presentando un arsenal variopinto y futurista, gadgets interesantes como drones o coches radiocontrol, en la posibilidad de encontrar entre los pertrechos habilidades de activar y con duración limitada (más aguante de respiración, fortaleza ante las balas, sin daño de caídas… Son solo algunos ejemplos) y la opción de tripular/pilotar vehículos aéreos como helicópteros de combate.
La distribución de los objetos está mejor pensada que en PUBG y cuesta menos armarse bien que en el susodicho y esto depara también a que los enfrentamientos sean más comunes. Pese a todo, la auténtica chicha viene en los compases finales de cada partida donde se producen batallas encarnizadas por ver quien se hace con el podio.
Black Ops 4 realmente no reinventa la rueda con Blackout. Como decimos, es muy muy similar a lo visto en PUBG y si ya estamos instalados en este posiblemente no veamos atractivo dar el salto a la oferta de Activision. Eso sí, aunque a nivel reto y tensión sepan igual, le gana el pulso en cuanto a optimización logrando proezas como que el juego se mantenga a 60 fps estables en las versiones Pro y X de las consolas de sobremesa.
Como conclusión podemos sacar que Call Of Duty Black Ops 4 ofrece más de lo mismo, en cantidades industriales y penetrando en el subgénero de los Battle Royale con una modalidad sólida y bien optimizada. Si te gusta la saga y no sientes el hastío de jugar a lo mismo todos los años, BO 4 es para ti una compra segura, si te gustan los shooters pero no eres de los que se encasillan en lo de siempre, huye, culpable, huyeee.
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