Ya han pasado casi 30 años desde que Battletoads in Battlemanics asombró a los chavales de los 90 con su potente beat em up. Yo, por supuesto, fui uno de los agraciados que pudo sumergirse en esta propuesta tan chulesca, aunque años más tarde. Tenía entre manos un juego complicado, que no perdonaba un fallo y que hacía de la frustración una eterna rival que nos asfixiaba. No obstante, una vez dominabas los patrones de los enemigos, el movimiento por el escenario y los combos de tus 3 sapos entrados en esteroides, el juego se volvía una aspirina de testosterona. Esa sensación tan fantástica era lo que quería obtener con el regreso del beat em up de Rare. Os cuento si la encontré en el siguiente análisis de Battletoads para PC.
Se nota que el juego de Studio MDHR ha sido el objetivo a fijar para sacar el músculo visual de Battletoads. Las animaciones y el estilo artesanal que desprenden sus personajes super bien animados, sus escenarios o esos efectos especiales nos hacen rememorar, irremediablemente, a Cuphead. Aunque, claro está, este sigue más un estilo de inicios de siglo a diferencia de la animación de los años 50 de su referente.
Aunque a mí me han encantado esta forma de traer a la vida semejantes sapos tan emblemáticos, entiendo que el cambio respecto a los diseños originales es titánico. Poco se conserva de los sapos noventeros y este aire más «nickelodiano» puede hacer torcer el gesto a los más puretas. Lo mismo sucede con nuestra archivillana, la Reina Oscura, pues ahora aparece con un atuendo mucho más recatado, dejando atrás su corsé de cuero y sus aires de fenme fatale por una actitud más de científica resignada.
También esto afecta al entorno, porque así como los anteriores tenían un fuerte componente retrofuturista, aquí todo se cambia por un paisaje chatarrero alienígena. Recorremos planetas donde el predominio del metal oxidado, figuras extrañas y entornos hostiles repletos de electricidad, ácido y otros peligros serán el pan de cada día que tendrán que comer Rash y sus dos colegas.
Aunque no lo parezca, donde está el cambio más radical es en el planteamiento de sus mecánicas y filosofía de juego. Sí, sigue siendo un beat em up de corte clásico, pero hay ciertos elementos que lo hacen distanciarse mucho de los originales. Mucho más que lo que comentamos del apartado visual, diría.
Por una parte, el sistema de combos ahora funciona como en un hack & slash puro. Podemos hacer combinaciones con la X e Y, mientras que con el B podemos hacer ataques cargados que romperán las defensas de aquellos enemigos que se estén parapetando. Cuando rellenamos una barra de Combo que aparece debajo de nuestras barra de salud, podremos cambiar de personaje, continuando el combo con una entrada espectacular. Además, sumemos los inputs con el gatillo izquierdo, pues cada botón pulsado con él realizará una mecánica diferente y de mucha utilidad.
Con el botón A podremos escupir una bola de chicle que paralizará al enemigo impactado durante unos segundos, recargándose la misma con el tiempo. Mientras tanto, con el botón B, podremos alcanzar agarraderas que nos permitan cambiar entre las diferentes profundidades del escenario. Tampoco olvidar que con el X podremos realizar agarres con nuestras lenguas de sapo. Según el personaje, podrá atraer enemigos, acercarse a ellos o dejarlos inmovilizados durante un breve periodo de tiempo. Por último, pulsando el botón Y podremos alcanzar las moscas que dejan los enemigos al morir para recuperar salud.
Uno de los puntos más representativos de los Battletoads originales residía en su desafío. Ponernos a prueba con combates super duros, jefazos y secciones de plataformas complicadas nos curtía para convertirnos en los Van Damme de los beat em up. Eso si eras capaz de superar la frustración, porque creedme, pocos beat em up tan complicados he jugado en mi vida, y no he jugado a pocos precisamente.
Sin embargo, en este reboot se busca otro enfoque. No vamos a tener que sufrir mucho para acabar los niveles ni derrotar a los jefes. Más que nada, porque cada vez que uno de los sapos cae, volverá al ring al cabo de unos segundos mientras aguantamos con sus compañeros. El hecho de que casi todos los enemigos suelten moscas al morir que nos recuperan salud también ayuda. Pero esto no es una calamidad para los más intensos o puretas, aunque lo parezca.
Y eso es así gracias a los enemigos. En vez de conformarnos con los clásicos sacos de boxeo a los que golpear para hacer desaparecer, este Battletoads nos propone diferentes arquetipos a los que derrotar atendiendo a sus debilidades. Es decir, que si nos ataca un enemigo con un escudo, tenemos que rompérselo primero con ataques cargados, si nos asalta una mole invulnerable, tenemos que hacer que se pegue contra la pared quedando así grogi y vulnerable a nuestros golpes. Y así con todos los enemigos, teniendo que pensar primero en la forma de abordarlos en vez de lanzarse a lo loco golpeando por doquier y esquivando.
En este aspecto me recuerda a la evolución que ha tenido Doom (2016) frente a Doom Eternal. Siendo el último el que da más profundidad a las huestes del infierno gracias a su «doom dance».
Lo que sí que me ha dejado muy descontento es ese esfuerzo innecesario que hace el título con querer contar una historia, fracasando en el tono, forma de divulgarla y el guion. Vamos a ver, los beat em up son títulos que se sustentan por su propio peso de la jugabilidad. Es loable que se quiera profundizar en otras áreas para hacer del juego algo más original o grande. Pero en el caso que nos ocupa, Battletoads nos cuenta una historia estropeada por un humor rancio e infantil que aleja al guion de toda línea posible que nos permita estar enganchados a él. Más todavía si atendemos que los textos nos han llegado fatal traducidos y en latino.
Situaciones absurdas que no vienen a cuento y chistes malos se suceden uno detrás de otro en cinemáticas animadas que duran una eternidad. Al menos se intercalan con momentos jugables interesantes, como Toad Sham Bo!, una suerte de piedra papel tijera donde el que gane decide el transcurso de la historia. También hay espacio para escenas QTE, huidas en canoa, momentos shump y más, todos con sus respectivas pantallas de puntuación.
Destacar que durante el transcurso de las fases de combate, tendremos que lidiar con algún pequeño puzzle que nos permita continuar explorando los escenarios. Suelen ser hackeos sencillos pero efectivos, sin olvidar la presencia de situaciones plataformeras vertiginosas que añaden una gota de frescura y descanso a tanto combate. Y, claro está, no pueden faltar las carreras de motos voladoras, siendo todo un espectáculo de esquivar obstáculos y recoger orbes a toda velocidad.
Hay que reconocer que la labor de Dlala Studios con el juego ha sido de pura dedicación. Es precioso ver a nuestros sapos ejecutar combos con sus ataques tan variopintos y la música tributa a la perfección los temas rockeros de los originales. Lástima por su historia tan absurda y que no aporta nada, sus textos en latino con una traducción cuestionable y que su estilo visual, emulando a series como Teen Titans Go!, no va ser atractivo para el público más veterano.
Sin embargo, si eres un amante de los beat em up, solo puedo decirte que estamos ante uno de los más profundos y más cuidados del género. Junto a Streets of Rage 4, el género vuelve a tener una segunda vida que se presume dorada como sigan apostando por títulos así de trabajados.
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