Siempre me he declarado fan de los RPG, concretamente aquellos que llevan la firma de occidente. Y es que, pese a que siempre he jugado videojuegos, fueron Fallout 3 y The Elder Scrolls V: Skyrim los que me engancharon a esta droga conocida como videojuegos. Hasta entonces pensaba que este tipo de juegos eran el máximo exponente del rol, pero luego entró en mi vida Baldur’s Gate 3. En este análisis os contaré qué me ha parecido el juego, siendo todo un novato en este género.
Lo cierto es que no es el primer juego de este estilo que juego, ya que hace unos años le hinqué el diente al fantástico Divinity: Original Sin 2, un juego que a la larga serviría de base para asentar los cimientos de este genial Baldur’s Gate 3.
Lógicamente, el punto fuerte de cualquier juego de rol que se precie es la historia. Baldur’s Gate 3 tiene la suya, por supuesto, pero también es el generador ideal de nuestras propias historias y situaciones que harán que cada partida sea diferente. Y es que no hay que olvidar que el origen de este juego nace de Dragones y Mazmorras, el popular juego de tablero y dados que sólo lo más avezados en materia tienen la valentía de jugar.
Así pues y pese a que el punto de partida es común para todos los jugadores, serán nuestras decisiones, las que tomamos desde el primer minuto de juego, las que marquen nuestra aventura. Rescatar a este personaje o dejarlo morir, aliarnos con los druidas o pasar de ellos, rescatar del calabozo a un oso o dejarlo morir a su suerte… son muchas las decisiones que tendremos que tomar desde el principio, y muchas las formas diferentes de proceder.
Todo esto transcurrirá de fondo mientras avanzamos en la trama principal. Nuestro personaje, así como una gran parte de la población que asola las tierras de Baldur’s Gate 3, ha sido infectado con un gusano que le transformará en un azotamentes, unos seres con tentáculos que no planean nada bueno. Como no podía ser de otra forma en un juego de rol, somos especiales, y el gusano que tenemos incrustado en el cerebro no termina de desarrollar todo su potencial debido a unos temas que no os contaremos ahora.
Este punto de partida nos llevará a recorrer una aventura dividida en tres actos en los que seremos dueños de nuestro destino, hasta el punto de elegir si queremos deshacernos o no de dicho gusano, porque claro, sus ventajas tiene.
Tras la historia principal y nuestra propia historia se irán desarrollando un sinfín de misiones secundarias que tendrán distinto alcance, pero nunca serán del tipo recadero. Así pues, en nuestra mano está decidir si queremos ayudar a un tipo importante porque nos pilla de paso en nuestra misión principal o sudamos de su culo.
Lo mismo ocurre con los personajes que nos podrán seguir, los cuales según nuestras acciones serán aliados o enemigos y, en el primer caso, podremos ir forjando nuestra relación con ellos mientras avanzamos en su historia personal e, incluso, podremos ser su pareja. Porque sí, en todo juego de rol que se precie, el amor y el sexo deben estar presentes. En Larian Studios además son de mente abierta, como debe ser, y podremos enrollarnos con quienes queramos sin importar el sexo o la raza, todo un acierto. Y, por si lo dudabais sí, las relaciones y el desarrollo de las mismas están perfectamente escritas.
Porque quizá sea eso lo que más destaque del juego, su narrativa y lo bien que están escritos sus textos, todos y cada uno de ellos. Se nota la pasión del estudio por la narrativa y son sabedores de que es la principal punta de lanza del juego, junto, claro está, la libertad de acción del jugador.
Y precisamente esa libertad de la que hablaba es que la hace tan especial el juego. Ya no es algo tan simple como decidir una alianza o un enemigo, una clase u otra, no. Hablo sobre libertad en el terreno jugable. Una libertad que solo es posible cuando la imaginación del jugador está por encima de todo. ¿Que hay un grupo de enemigos delante? Quizá lo mejor sea separarnos en grupos de dos para pillarles por sorpresa desde los flancos. O quizá es mejor disfrazarme como ellos mediante la magia y pasar inadvertido. ¿Y ese enemigo tan complicado, no será mejor atraerle hacia un acantilado gracias a mi gato mágico y aprovechar que está ahí para empujarle al vacío? Las posibilidades son, realmente, infinitas.
Por supuesto podremos elegir entre una buena cantidad de clases de personaje, así como subclases y clases secundarias.Tvambién elegiremos las razas y atributos principales. Por poder, podremos elegir los genitales que más se adecúen a nuestro interés. Eso sí, el editor de personaje se me ha antojado algo escaso.
Pero en realidad nada de esto importa, porque independientemente del aspecto de nuestro personaje, la personalidad del mismo la iremos forjando poco a poco mediante unas decisiones y una tirada de dados que marcarán toda la jugabilidad.
Y es que afecta a todo, hasta lo más mínimo. A diferencia de juegos como Fallout, dónde dependiendo de nuestro número en cierto atributo podíamos tener éxito o no en algunas conversaciones, aquí todo se decidirá con una tirada de dados. Conversaciones, abrir cerraduras, efectuar ataques y toda acción que os podáis imaginar irá acompañada de una tirada de dados, tal y como en el juego de mesa en el que se inspira.
Bien sabéis que pocas cosas más aleatorias hay que un dado de veinte caras, pero aquí es dónde entra la faceta de rol, porque dejarlo todo al azar no sería muy rolero que digamos. Así pues, dependiendo de los atributos de nuestro personaje, la tirada de dados tendrá una modificación positiva o negativa, según se nos dé de bien la materia en sí. Por ejemplo, será más fácil abrir una cerradura si nuestro personaje tiene habilidad con las manos. De no tenerla, no tendremos esa bonificación y, si somos torpes, tendrá una penalización.
Por otro lado, el combate es muy similar al visto en Divinity: Original Sin 2. Un combate por turnos que tendrá en cuenta la colocación de nuestros personajes en el escenario por el cual nos podremos mover mientras nuestros puntos de acción y movimiento lo permita. Tendremos ataques simples y ataques que requieran de espacios de magia, los cuales se irán agotando hasta nuestro próximo descanso corto o largo. La estrategia y la colocación son fundamentales en los combates, así como llevar un equipo equilibrado. Pero ya os advertimos de que no será fácil elegir entre los personajes de nuestro grupo, ya que los querremos llevar a todos. ¿Y dónde se quedan los que no pueden acompañarnos? En el campamento, por supuesto.
El campamento será nuestro lugar de descanso y dónde haremos avanzar las historias personales e íntimas de nuestros personajes. En Baldur’s Gate 3 tendremos dos tipos de descansos: los cortos y los largos. Los cortos se producen en el propio terreno y no implica viajar a otra localización, simplemente repondremos un poco nuestra vida y puntos de magia gastados y a seguir, y solamente podremos hacer dos por día. El descanso largo es el que nos transporta al campamento y el que nos hará utilizar los suministros que hayamos cogido por el camino para recuperar completamente a nuestro equipo.
Aquí podremos interactuar con todos los personajes, los llevemos en el equipo o no. Además, si decidimos descansar, nuestros héroes se pondrán ropas más cómodas y empezarán a tontear con nosotros, si se lo permitimos. Lo que queramos hacer con ellos, ya depende de cada jugador.
Así pues, el núcleo jugable se compone de explorar el terreno mientras tomamos decisiones, ya sea en conversaciones o en los muchos combates que tendremos. Por cierto, los combates, en su mayoría, serán importantes, no meras trifulcas contra enemigos aleatorios como si de Pokémon se tratase.
En cuanto a su apartado gráfico, debo decir que Baldur’s Gate 3 me ha sorprendido gratamente. Su cámara isométrica me hacía temer un juego poco detallado y más tirando a los tosco que a lo sutil, pero lejos de la realidad, me he encontrado mucho más detalle y sutiliza que en juegos de más renombre.
Porque sí, Baldur’s Gate 3 se ve muy bien, y eso es una baza muy importante a su favor. Ya no es que las caras y los gestos de los personajes principales estén muy detallados, es que todos los personajes, hasta los secundarios, tienen sus rasgos bien definidos y detallitos que les dotan de vida. Por cierto, una cosa que me ha encantado es que nuestros héroes y las gentes con las que nos encontraremos rara vez estarán aseados. Parece una tontería, pero en un mundo dónde impera el barro y la sangre, un poco de suciedad en la cara y la ropa ayuda a que el jugador se meta más en ese universo.
Por otro lado, el juego no es muy demandante para lograr unos buenos números de imágenes por segundo y resolución. El juego ha sido jugado en un portátil Asus Rog Zephyrus G15 GA502IV-HN020 con un procesador AMD® Ryzen™ 7 4800HS y una gráfica NVIDIA RTX 2060, consiguiendo un rendimiento más que satisfactorio a buen nivel gráfico.
También se ha jugado, y mucho, en una Steam Deck con el juego instalado en una tarjeta SD. Aquí hay que hacer más piruetas para que el juego funcione correctamente, sacrificando o bien los detalles en pos de las imágenes por segundo o bien sacrificando la fluidez por un buen nivel gráfico. Personalmente, esta segunda opción ha sido mi favorita. No obstante, en el tercer acto el juego no va todo lo fluido que debería ir, y en la Steam Deck no es muy recomendable jugarlo llegados a este punto.
En lo referente a su sonido, encontramos un gran nivel de doblaje al inglés, dónde las voces y las interpretaciones de los personajes lograrán meternos, aún más si cabe, en el mudillo del juego. La banda sonora también es espectacular, creando unas atmósferas dignas de la aventura que vivimos.
El juego, para los que os lo preguntéis, está perfectamente adaptado para ser jugado con mando, por lo que los que lo estéis esperando para jugarlo en PlayStation 5 no tenéis nada que temer, pues se juega y se disfruta a las mil maravillas con mando o con teclado y ratón, aunque quizá esta segunda opción sea mucho más precisa.
Me acerqué a Baldur’s Gate 3 atraído por el ruido que generó a su alrededor sin saber gran cosa del juego ni del género, y bendita decisión tomé. Admito que es posible que la puerta de entrada parezca demasiado difícil, pero nada más lejos de la realidad. El reto merece la pena por el simple hecho de adentrarnos en un mundo desconocido, mágico y, por encima de todo esto, nuestro.
Porque Baldur’s Gate 3 es, sobre todo, de cada jugador y jugadora que se adentren en él. Cada paso, cada acción, cada pequeña toma de decisión hará que el juego y la aventura del mismo sea cada vez más nuestro y menos de otros. Porque somos dueños absolutos de nuestro personaje y vamos a escribir nuestra historia a nuestro antojo, sin seguir el guion establecido y decidiendo qué somos en todo momento.
Hasta que jugué a Baldur’s Gate 3 pensaba que había jugado a muchos juegos de rol, pero cuando posé mis manos sobre el juego, me di cuenta de lo equivocado que estaba. La libertad que ofrece el juego es tal que se me hace impensable que veamos algo similar en los años venideros. De hecho, tanta libertad narrativa y de acción puede abrumar a más de un jugador que busque algo más clásico, más comedido.
La maestría con la que está escrita cada frase, cada diálogo y cada interacción con el escenario y sus personajes es algo digno de estudio y, sobre todo, algo a lo que deben aspirar a replicar los estudios que quieran crear una obra similar a esta. Porque sí querido amigo, a efectos narrativos y de libertad de acción, Baldur’s Gate 3 me parece insuperable en su campo, y creo que ningún juego le hace sombra.
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