Rara vez vemos a Koei Tecmo salir de su zona de confort hasta que coge la licencia de Attack On Titan y nos demuestra de lo que es capaz. Haciendo más que un simple musou, nos plasma a la perfección una de las obras más complicadas de transgredir al mundo del videojuego. Con una primera parte notable y una segunda que mejoró todo lo visto en su predecesor, estamos ante esta última de nuevo con más contenido y mejorando todavía más sus mecánicas tan efectivas. ¿Vale la pena volver a pasar por caja si tenemos el original? Ahora lo veremos con el análisis de Attack On Titan 2: Final Battle para Nintendo Switch.
Hajime Isayama dejó al mundo patidifuso con su macabra visión de los años 20. Una tierra distópica y abocada a la extinción de la humanidad a manos (y estómagos) de titanes. Estos seres colosales actúan sin raciocinio con un único propósito, devorar a las personas que sigan pululando por el mundo. Desde un último bastión fortificado por varias capas de murallas, la humanidad intentar sobrevivir como puede ante esta aparente fuerza de la naturaleza, confiando sus vidas a las 3 divisiones de las fuerzas especiales. Nos referimos a la policía militar, las tropas de guarnición y a la división de exploración. Esta última es la que acoge a los protagonistas del manga/anime.
Pues bien, en Attack On Titan 2 tendremos que crearnos un avatar y participar de forma directa en los acontecimientos transcurridos en los otros medios. Acompañaremos a personajes como Eren, Mikasa o Levi en sus gestas. A ellos aportaremos una nueva visión más tácita e implementada de forma inteligente en el devenir de la trama.
Desde el primer ataque perpetrado por el Titán Colosal al distrito de Sanageshima hasta el combate de la Muralla Rose. Este será el recorrido que viviremos como protagonista principal en el Modo Historia. Claro está, alternaremos misiones en campos abiertos donde matar titanes y cumplir sendos objetivos con la exploración en los distintos escenarios de la serie, pudiendo interactuar con NPC, mejorar el equipamiento y las estadísticas del personaje e incluso forjar lazos de amistad a lo Visual Novel con el resto de personajes de la obra.
Si hablamos de Attack On Titan, la desarrolladora Omega Force echó mano del motor principal para su saga estrella, los Dinasty Warriors. Es un motor un tanto inestable, que permite ofrecer muchos enemigos en pantalla en tiempo real, pero que presenta muchísimas inconsistencias en fluidez y texturizado.
Tanto en la obra pretérita como la presente dichas incosistencias siguen presentes, más todavía si hablamos de un sistema limitado como es Nintendo Switch. El texturizado, sombras y antialiasiang es digno de la generación pasada, con unos 30 frames por segundo que dificilmente se mantienen en los puntos álgidos de las batallas, conllevando a destiempos en la entrada del input del mando que acaba dinamitando algunas jugadas que necesitan de precisión quirúrgica.
Fuera de lo técnico y saltando a lo artístico, el programa es fiel al cien por ciento con la obra de Isayama, sobre todo cuando contemplamos las cinemáticas donde es imposible ponerles un pero. Es tal cual como ver el anime mismo.
Se hacía difícil, muy difícil, imaginar las batallas tan llenas de movimiento traducidas a un videojuego, de forma que el desplazarse por el aire con los cables del equipo de maniobra se tradujese en una sensación resuelta. Pues los de Omega Force han vuelto a dar en el clavo, con un sistema que se asemeja al visto en Marvel’s Spider-Man donde lejos queda la idea de desaplazarnos mediante Quick Time Events.
Con Y fijaremos los cables en los puntos más cercanos mientras con el stick izquierdo nos impulsaremos en la dirección deseada. Una vez fijamos a un enemigo, pulsaremos X para efectuar rodeos sobre sus puntos vitales, volviendo a pulsar el mismo botón para realizar la acometida con las cuchillas dobles. Es un sistema que en los primeros intentos nos parecerá extraño, pero al que en poco tiempo le cogeremos el truco, haciéndose súper intuitivo y certero. Cuando aflore la experiencia haremos cada pirueta que nos quedaremos alucinados y llegaremos a cualquier parte del mapa en un santiamén.
No obstante, en las contiendas no estaremos solos y podremos reclutar hasta cuatro compañeros más para formar una división. Cada personaje cuenta con una letra que indica su nivel de efectividad en combate y con un botón, podremos ejecutar su habilidad especial. Estas van desde técnicas que finiquitan titanes en un suspiro, bengalas para cegarlos, elaboración de pociones para curarnos e incluso la transformación en titanes que controlaremos temporalmente.
A diferencia de los musous, en este juego imperan algunas reglas a mayores de la clásica de matarlo absolutamente todo. La primera es la construcción de puestos avanzados que nos reportan una ventaja táctica importantísima. No podemos olvidar que nuestros recursos son limitados: Las cuchillas se desgastan con el uso, el gas para maniobrar lo mismo y el mínimo roce de un titán significará estar cojeando de las heridas. Por tanto, construir puestos de avanzada que regeneren nuestros suministros es una tarea vital y la variedad de los mismos otorga un minipunto de gestión muy agradecido para sobrellevar las batallas más duras de la forma que mejor nos convenga.
La segunda consiste en tomar decisiones en tiempo récord. No es broma. Durante las batallas se sucederán diferentes eventos y misiones secundarias que requerirán de nuestra actuación milimétrica. Saber la prioridad de cada una es importante, puesto que si dejamos pasar las secundarias, nuestros compañeros serán devorados y perderemos interesantes beneficios que pueden volcar la situación a nuestro favor. Lo mismo ocurre con los ataques a las bases por hordas de titanes, si les dejamos respirar, adiós bases y hola a la pantalla de game over.
Porque ojito, puede que las primeras batallas sean sencillas y hasta nos reiremos con altanería de los tontos de los titanes, pero conforme avance la historia o el progreso en los diferentes modos, estos se volverán más inteligentes, resistentes y molestos. Además de que como nos pillen tenemos un QTE de salvación muy efímero (cuanto menos vida tengamos, más pequeño es el tiempo de salvación) que una vez terminado supondrá acabar en el estómago de estos simpáticos.
Esta segunda versión de Attack On Titan 2 trae suculentas novedades a mayores. Por una parte, hemos dicho que el Modo Historia finaliza con la batalla del Muro Rose, no obstante, Final Battle trae un nueva modalidad que nos permite disfrutar, a través de una red de cristales, de todo el contenido narrativo de la tercera temporada del anime. Hablamos de que mantiene el nivel de calidad del Modo Historia principal tanto en las batallas, en las cinemáticas y la historia dispensada, pese a perder todo el componente de interacción de la ciudad y los NPC.
También es importante destacar que esta temporada supone un giro drástico a la hora de enfocar las batallas de la serie. Omega Force tenía el desafío “titánico” entre manos de fidelizar los combates entre humanos, donde fuese viable luchar con dos cuchillas contra individuos que portasen armas de fuego. El resultado, aunque mejorable, no está mal y nos brinda momentazos dignos para el recuerdo.
Tampoco olvidar que hay nuevo equipamiento para desarrollar un tanto rocambolesco. Si nos apetece segar titanes con motosierras, espadas en llamas o incluso atizarles con varitas mágicas, con Final Battle tendremos la oportunidad. Hablando de esto, también podremos alternar entre el equipamiento de la legión de exploración y la policía militar, es decir, que podremos ir pertrechados con armas a distancia de una brutalidad apabullante.
Pero lo más importante entre las novedades se centra en una suerte de modalidad de gestión muy fresca y divertida. El llamado “Modo de recuperación del territorio” nos permite crear una nueva división militar centrada en recuperar los territorios ocupados por los titanes. Una vez escojamos el nombre, el capitán y el emblema de la misma, tendremos que ir recuperando territorios a golpe de combate y consiguiendo materiales en el proceso para mejorar nuestra base.
Conforme mejore, cambiará tanto en diseño como en funcionalidades. Nos permitirá acceder a más áreas o poder reclutar más soldados a nuestra causa, los cuales encontraremos luchando de forma aleatoria por los distintos territorios a recuperar. Podremos llevarlos de apoyo en combate, jugar con ellos directamente e incluso ponerlos a trabajar en diferentes secciones de la base, como si de Metal Gear Peace Walker se tratase.
Cabe mencionar que las batallas mas duras las viviremos en este modo. Los últimos territorios a conquistar son una locura tras otra que nos forzarán a tener a los personajes bien nivelados. Obviamente, tendrán que estar bien equipados y con la base a tope de mejoras. Suerte que algunas de las mecánicas nuevas, como las lanzas relámpago o los ataques definitivos de los titanes están operativos en esta modalidad para allanar un poco el asunto.
Tenemos alternativas por si por algún casual dar caza a los titanes se nos hace aburrido o demasiado complicado. Jugar en solitario no es nuestra única opción, culpables. Sabed que todas las misiones de todos los modos pueden disputarse en cooperativo, tanto en local como en línea. Mediante el “Otro Modo” accederemos a una especie de nexo donde podremos contactar e interactuar con otros jugadores para formar divisiones. Podremos jugar tanto con nuestro personaje creado para el modo historia como con el resto de personajes. Los iremos desbloqueando en nuestro recorrido por todas las modalidades.
Una vez establezcamos contacto con los jugadores que deseemos y formemos equipo, tocará escoger la misión que queramos y ¡al turrón! Toda recompensa conseguida aquí es válida para el resto de modos y viceversa.
La banda sonora, compuesta por Ayako Toyoda y Yugen Umemura, recoge el testigo de la score del anime a su manera. No se puede equiparar a las composiciones de Sawano pero tiene un par de temas que sí quedarán para el recuerdo.
Justo como acabo de decir, en la vida real somos afortunados de no tener a los titanes intentando darnos un bocado. La obra de Omega Force es lo más parecido que tenemos para disfrutar de una distopía así. Un juego con un montonazo de contenido, una jugabilidad inteligente, adictiva y bien afincada en la propuesta “musou” de la compañía.
Si por algún casual los Dinasty Warriors no os convencieron, esperamos que con este análisis de Attack On Titan 2: Final Battle para Nintendo Switch se cambien las tornas. Su visión de los combates propone un reto más satisfactorio y menos monótono. Además, a mínimo que seáis fan de la serie o el manga, se convierte en un título obligatorio para vuestras flamantes Nintendo Switch.
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