Con un año de descanso, los fans de la saga de los asesinos tenían ganas de visitar Egipto. Desde que se lanzó el primer Assassin’s Creed, el reino de las pirámides y los faraones siempre estuvo sonando con fuerza. El Japón Feudal también, pero eso es otro tema.
Aunque se han pegado un año sin sacar una entrega, Assassin’s Creed: Origins tiene a sus espaldas cuatro años de desarrollo. Es decir, los de Ubisoft no han parado ni un momento de pensar en su saga. Pero aunque Assassin’s Creed viene renovado y recicla cosas de otros juegos de Ubisoft, sigue dejando esa rara sensación que deja todo juego de la saga.
Esa sensación “rara” es la de MEH. Igual no tan negativa, pero sí que te deja pensando que Origins podría haber sido mucho mejor de lo que es. Ojo que es un juegazo, pero con 4 años se podrían haber mimado muchos apartados del juego.
Uno de ellos es la forma de contar la historia. Soy hombre de acción y la verdad es que me sudan bastante los modos historia, la narrativa y todas esas pajas mentales que se montan algunas personas con los videojuegos. Pero con Assassin’s Creed: Origins nos han vendido desde el minuto uno el origen de los asesinos. Y bueno, me esperaba una historia mejor contada.
El juego nos muestra el comienzo de todo, pero no de la forma a la que le gustaría uno. Aunque igual el problema es Bayek, pues no consigo conectar con él y que me caiga simpático como sí hicieron Altair y Ezio. Se mueve por venganza a lo Ryo Hazuki (Shenmue), pero mientras el protagonista de la gran obra de Yu Suzuki me atrae, Bayek no lo consigue.
Otra cosa es Aya, su mujer. Si Aya es la puta ama se dice y no pasa nada. Me parece un personaje más fuerte, que le afecta su pasado con Bayek, pero que se da cuenta de que en el mundo hay cosas más importantes que la venganza.
Assassin’s Creed: Origins arrastra males de entregas anteriores. La IA de los enemigos (incluyendo animales) es nefasta. Ahora con la subida de niveles se hace más difícil derrotar a algunos enemigos, pero si no fuese por eso, serían carne de nuestra espada o arco.
Es lo que ocurre cuando tenemos cierto nivel. Los enemigos son muy idiotas. Nos acercaremos por detrás corriendo sin que estos se alerten (solo los animales nos pueden oler). Y no hablemos de cuando ven un cuerpo de un soldado muerto. Se alertan y al cabo de un rato pasan de nosotros.
En cuanto a gráficos estamos ante un juego bello. Muy bello. Aunque algunas zonas son desérticas, tenemos muchos detalles en pantalla, viento, arena… encima con el modo foto. Este modo ha sido mi perdición. Tengo tropecientas fotos repartidas por todo el mapa. El Egipto que han creado en Ubisoft invita a estar horas y horas haciendo fotos.
Origins viene repleto de novedades jugables que antes no habíamos visto en la saga. Son novedades que coge directamente de otros juegos de la compañía, e incluso elimina cosas de otras entregas de Assassin’s que son de agradecer.
Por ejemplo, tenemos la subida de niveles que nos recordará mucho a The Division. Ahora todo da experiencia. Al alcanzar un nivel tendremos un punto de habilidad y podremos desbloquear movimientos de Bayek. También con diversos materiales podemos mejorar nuestro equipo. Y con el dinero más de lo mismo.
Watch Dogs 2 es otro juego que hace acto de presencia en Assassin’s Creed: Origins. El águila que llevamos hace de dron. Gracias a ella sabremos la cantidad de enemigos que hay en una fortificación, la persona que tenemos que salvar o incluso el tipo de animales que hay por los alrededores. Siempre marcando el nivel de estos. Si vemos una calavera, mejor ni acercarse.
Otro “juegovídeo” de Ubisoft que vemos presente es For Honor. El sistema de combate de Origins no es exactamente el mismo que el de los samuráis, vikingos y caballeros de la Edad Media, pero me lo recuerda bastante. Por ejemplo, para atacar y defendernos tendremos que utilizar los gatillos. Y para esquivar el botón cuadrado.
Con este sistema de combate decimos adiós a las carnicerías que podíamos hacer en las otras entregas de Assassin’s. Eso de pulsar en el momento justo un botón para finiquitar la vida de un enemigo ya no está presente (a no ser que se desbloquee más adelante y el tete Cardona no lo haya visto).
Otra cosa eliminada, y que me encanta, son las misiones de escucha/espionaje. Assassin’s Creed: Origins es el videojuego de la saga en el que más veces me han matado, pero es que prefiero esto a perder el tiempo persiguiendo a dos escuchando lo que dicen. Encima si me acerco demasiado me pillan, pues tengo que estar en un radio que me pone el juego para escuchar. El definitiva, que ¡ole! a Ubisoft por eliminar este tipo de misiones.
Y hablando de misiones, ahora podemos tener varias de ellas en el menú para hacer (tipo Skyrim). A medida que vamos desbloquenado el escenario (enorme, desértico en algunos puntos, pero repleto de secretos) podremos acceder a varias misiones a la vez. Lo único que debemos tener cuidado es con el nivel de estas. Si tenemos nivel 35, no es conveniente hacer una misión de nivel 40.
Si hablo de cosas buenas de Assassin’s Creed: Origins, tengo que hablar de Aya. En algunos puntos de la historia la mujer de Bayek podrá ser controlada. Aquí veremos que nos tocan el kokoro con las misiones en un barco de guerra. Aunque nació en Assassin’s Creed 3, no fue hasta Black Flag donde se popularizó. Eso de ir por el mar atacando naves en llamas más allá del Caribe me enamoró.
En origins no es tan burro, pues no podemos abordar los barcos enemigos, pero tenemos flechas, bombas y catapultas. Son momentos que me parecen muy espectaculares y que os muestro en un gameplay más abajo.
Con Bayek también podemos surcar lagos y el Nilo con diferentes barcas.
Es posiblemente el apartado más catastrófico del “juegovídeo”. De primeras tenemos que el pack de voces en castellano nos lo tenemos que descargar. Sí amigos, las voces en castellano no están dentro del disco.
Una vez las tengamos, nos daremos una verdadera hostia cuando empecemos a escuchar las voces y las comparemos con el doblaje en inglés. “Leónidas” le da potencia a la voz de Bayek, ¡pero joder! uno escucha el doblaje en inglés y los personajes, vale, hablan inglés, pero TODOS tienen su acento. Se nota si uno es griego, egipcio, romano o de París (Japón).
La peor voz que vais a escuchar en Assassin’s Creed: Origins es la de Cleopatra. Uf…uf uf!
Pero no solo es que las voces sean mejores o peores en castellano, si no el volumen de estas. Tenemos unos bajones y subidones de voz que nos obligarán a tener siempre los subtítulos activados. Y esto es un mal que arrastra Ubisoft desde Assassin’s Creed en PlayStation 3 y Xbox 360.
Para terminar, os diré que Assassin’s Creed: Origins es un buen juego. Pese a que sigue arrastrando males y todo podría ser mucho mejor, Origins es un juego divertido, y eso es lo que cuenta en un videojuego. Tenemos muchas horas por delante haciendo misiones, saqueando tumbas, visitando las pirámides de Egipto, haciendo de fotógrafos en el modo foto…
Pese a sus males, es un juego al que le ha sentado bien ese año de descanso. Los fans de la saga estarán encantados con Origins y sus novedades.
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