Se acerca el final del arco argumental LMD y de la cuarta temporada de Agentes de S.H.I.E.L.D., veremos cómo acaban las cosas para Coulson y compañía.
La cuarta temporada de Agentes de S.H.I.E.L.D se acerca a su final y todo sigue intensificándose. Como no podía ser de otra manera las cosas se ponen muy difíciles para nuestros protagonistas antes de encarar el desenlace de la temporada.
El duodécimo capítulo, titulado Hot potato soup, tiene como objeto central el Darkhold y el enfrentamiento de héroes y villanos para conseguirlo. Al igual que en el anterior capítulo, la acción y los guantazos quedan relegados a un segundo plano, para darle más importancia al desarrollo de la trama y el argumento.
Además del Darkhold, la agente May y el doctor Radcliffe siguen siendo claves en el desarrollo de la línea argumental de LMD, así como Aida y todo lo relacionado con los androides creados por Radcliffe. A excepción del agente Fitz, directamente implicado en el asunto de los androides, y Coulson, que se las ingenia para estar en todos los fregados, el resto del equipo tiene un papel algo secundario en este episodio.
Los agentes Koenig también volverán a la acción con una misión bastante importante, ligada a la trama argumental principal, pero no terminan de encajar. En mi opinión, a los guionistas se les fue la mano con el toque humorístico que quisieron darles a estos personajes y, a pesar de estar llevando a cabo una misión crítica es muy difícil tomarles en serio.
Desde mi punto de vista es uno de los capítulos más flojos de la temporada y, sin duda, el más aburrido de este segundo arco argumental. Es un bajón que no me esperaba a estas alturas de la temporada, después del ritmo ascendente que ha llevado la serie hasta ahora. Recemos para que en los dos capítulos que nos quedan la cosa vuelva a remontar.
Por aquí os dejo la crítica del capítulo anterior y, por si no la habéis visto, la del primer capítulo de la temporada.