Seguramente, muchos supisteis de la existencia de Mercenary Kings gracias a su inclusión entre los títulos “gratuitos” de PlayStation Plus para el mes de abril. Además de para PlayStation 4, la versión final del juego de Tribute Games también se encuentra disponible para PC Y Mac a través de Steam desde el 25 de marzo. Y decimos versión final porque muchos ya llevamos bastantes meses disfrutando de este curioso híbrido entre el run & gun y las mecánicas metroidvanianas gracias a ese invento tan curioso que es el ‘Acceso anticipado’.
Pocos estudios tienen un nombre que identifique tanto su filosofía como Tribute Games. Tanto en el título que hoy nos ocupa como en su anterior juego, Wizorb -una especie de mezcla entre rpg y Arkanoid-, se aprecia la profunda determinación de estos canadienses por hacer de sus obras un apasionado homenaje a los clásicos 2D de 8 y 16 bits.
Mercenary Kings inició su andadura en Kickstarter allá por 2012, consiguiendo holgadamente el mínimo requerido para sacar adelante el proyecto pero sin llegar al capital necesario para financiar varios de los “extras” propuestos en la campaña. No obstante, algunos de estos objetivos adicionales sí que se encuentran finalmente presentes en la versión definitiva del juego (como el multiplayer cooperativo).
Ya os estaréis haciendo una idea del argumento sin que os cuente nada: pertenecemos a un grupo de mercenarios de élite que acude a la isla Mandrágora para bla,bla,bla, proyecto Mandrake bla,bla,bla, acabar con el ejército terrorista CLAW bla,bla,bla… Mira, mejor os leéis el cómic colgado en la web oficial del juego, que además de explicar la trama está muy currado.
Tampoco hace falta ser ningún lince para identificar las fuentes de inspiración detrás de Mercenary Kings. Cualquiera de las capturas de pantalla que ilustran este texto nos trae irremediablemente a la cabeza aquella bestia parda de los salones arcade (y de los afortunados poseedores de una Neo Geo) llamada Metal Slug.
Ciertamente, Mercenary Kings bebe considerablemente en su estética, en su jugabilidad y en su sentido del humor, de la saga iniciada por Nazca Corporation para SNK. Sin embargo, no podemos hablar de un run & gun puro y duro sino que, como apuntábamos al principio, Mercenary Kings es un auténtico ejercicio de eclecticismo en el que se mezclan varios componentes jugables.
Para empezar, no estamos ante un juego lineal. Desde nuestra base de operaciones (donde gracias a la ayuda de nuestros compañeros de escuadrón podremos comprar y modificar las armas, mejorar las características del personaje…) podemos escoger entre un abanico de misiones, agrupadas en rangos militares, que se irán desbloqueando conforme vayamos ascendiendo de categoría. Hay bastantes tipos de misiones diferentes: encontrar uno o varios objetos, eliminar a todos los soldados o sólo a los de una determinada clase, rescatar rehenes, capturar vivo a un jefe final, cazar animales… Tampoco hay linealidad en la estructura de estas misiones, que incluyen un importante componente de plataformeo y exploración típico de juegos como Metroid.
La fórmula funciona de maravilla al principio. Por desgracia, después de unas horas de juego, las misiones empiezan a hacerse muy repetitivas debido, en gran medida, a la escasez de escenarios disponibles y a la poca variedad de enemigos. Es cierto que los mapeados son bastante grandes, y muchas misiones transcurren en puntos completamente distintos de un mismo mapa, pero es inevitable acabar un poco cansado de repetir una y otra vez un puñado de escenarios que, además, son bastante parecidos entre sí en algunas secciones.
El marcado acento metroidvaniano del título afecta también al ritmo de juego. No esperéis la acción frenética de un Probotector o de cualquier Metal Slug, sino que, para bien o para mal, Mercenary Kings presenta un ritmo mucho más pausado y menos dinámico. Por contra, la profundidad y la duración, son bastante mayores que las de cualquier arcade, destacando especialmente en este apartado las amplísimas posibilidades de personalización y mejora del armamento. Este sistema de customización, que recuerda bastante a Borderlands, se basa en el crafteo; es decir, muchos enemigos al morir nos dejaran materiales como acero o minerales que, recolectando las cantidades adecuadas, nos permitirán acceder a las mejoras correspondientes.
En lo puramente técnico, es muy difícil reprocharle algo a Mercenary Kings. Visualmente, encontramos unos detalladísimos gráficos pixel-art muy similares a los vistos en el tremendo beat’em up de Ubisoft Scott Pilgrim vs The World; en cuyo desarrollo participaron los miembros de Tribute Games. De la misma manera, la banda sonora de estilo chiptune, a pesar de ser un poco monótona, hará las delicias de cualquier jugón veterano.
Pero, sin duda, la gran estrella de Mercenary Kings está en su componente multijugador. Hasta cuatro jugadores simultáneos, tanto online como en local, podrán cooperar para desbaratar los malvados planes del ejército CLAW. La única pega es que, dado el componente “abierto” de las misiones, si jugamos en la misma consola/ordenador tendremos que hacerlo obligatoriamente a pantalla partida, lo cual puede hacerse bastante confuso. Salvando este detalle, hay que reconocer que ha sido todo un acierto el que finalmente se haya incluido la opción multijugador, ya que esta eleva considerablemente la capacidad de diversión del juego.
En fin. Aunque estamos ante un juego interesante y con numerosas virtudes, debo ser sincero. Son muchas las propuestas de calidad que están viendo la luz gracias al fenómeno del crowdfunding. Sin embargo, empiezo a tener la sensación de que escasean las ideas verdaderamente novedosas. Ya en una ocasión un redactor de GuiltyBit comparó los videojuegos con la elaboración de una pizza. Si nos atenemos a este símil, vivimos una etapa en que parece que el 90% de los juegos independientes se componen de una base de metroidvania a la que se añaden diversos ingredientes jugables de los 80-90 y se condimenta el conjunto con una pizca de actualidad.
Como ocurre con una pizza, la mezcla de ingredientes es algo muy personal. Así, sin desmerecer la calidad que atesora Mercenary Kings, tengo que decir que personalmente no me ha convencido esta combinación de elementos. Hubiera preferido una pizza menos recargada, con menos exploración y personalización (que a la larga hacen al juego aburrido y repetitivo) pero con mucho más protagonismo del añejo sabor del arcade. Y es que, muchas veces, la virtud está en la simplicidad. Si a esto añadimos que la pizza nos sale realmente cara (18,99€)…, casi mejor esperar a que el título sea incluido en un bundle o el alguna oferta puntual.
Eso sí, si eres usuario de PlayStation Plus ya estás tardando en descargarlo.