Después de su paso por Steam Greelight, desde el pasado día 5 de febrero puede descargarse en la plataforma digital de Valve Oniken, enésimo juego de acción y plataformas de inspiración retro creado por el grupo indie brasileño JoyMasher y que cuenta con versiones para PC, Linux y Mac.
Recurrir a la jugabilidad y la estética de los juegos de antaño parece que, más que un homenaje o tributo a tiempos pasados -y casi siempre mejores-, se está empezando a convertir en un filón comercial (no olvidemos que esto de los videojuegos es un negocio) o en una especie de requisito obligatorio para cualquiera que quiera hacerse un hueco en la escena independiente. Está empezando a dar la sensación de que si eres un desarrollador indie, no eres nadie si no tienes en tu currículum algún plataformas 2D de influencias clásicas.
Pero no es justo que descarguemos nuestros temores sobre la saturación de la utilización de esta fórmula retro-revival con los pobres Danilo Dias, Pedro Paiva y Thais Weiller (componentes de JoyMasher). Oniken no es un título que aparezca en estos días de forma oportunista para aprovechar esta “fiebre del pixel” sino que tiene ya una buena andadura a sus espaldas (lleva disponible desde junio de 2012), aunque, como apuntábamos antes, es ahora cuando está teniendo mayor publicidad y tirón mediático con su reciente salida en Steam.
Oniken lleva ese espíritu de recuperación de los conceptos tradicionales hasta el límite. De tal forma que más que hablar de un título de influencia clásica, podríamos catalogarlo directamente, si se me permite la expresión, de juego retro-contemporáneo. Y es que, como ya hicieran juegos como Retro City Rampage, Oniken presenta un apartado visual, sonoro y jugable que emula a los juegos de la 8 bits de Nintendo; con todo el encanto y “piel de gallina” que ello conlleva para los que ya tenemos una edad.
Oniken sigue la línea de aquellos grandes arcades plataformeros en dos dimensiones que tanto se prodigaban en la NES. Quizá la referencia más clara sea Ninja Gaiden pero si estás bien empapado en el catálogo de esta consola, Oniken te traerá también a la memoria los juegos de la saga Mega Man u otros como Kabuki Quantum Fighter, Shadow of the Ninja o Strider (Sí, por si no lo sabíais Strider también tuvo una versión para NES). Por su puesto, Oniken no sólo toma de estos títulos míticos su estética y jugabilidad, sino que también recupera esa elevada dificultad que tanto estamos echando de menos últimamente en los lanzamientos mainstream.
El argumento es el mismo que ya hemos oído un millón de veces: después de un larga guerra a escala mundial que ha dejado el planeta devastado, los escasos supervivientes se enfrentan a la amenaza de la organización Oniken, un malvado ejército de cyborgs y ninjas que intenta aprovechar la débil situación de la humanidad para someterla y controlar el mundo. Pero, como no podía ser de otra manera, un grupo de valientes crea un movimiento de Resistencia que intentará frustrar los planes de Oniken. Y aquí es donde entramos nosotros, encarnando a Zaku, un misterioso mercenario de pasado desconocido y de muy pocas palabras pero con una increíble habilidad con la espada.
Esta historia se narra a través de unas magníficas escenas de look ochentero (el propio Zaku es un calco de Kenshiro del Puño de la Estrella del Norte) y diálogos estereotipados que nos hubieran dejado completamente alucinados hace 25 años.
En total el juego cuenta con seis fases, divididas cada una en tres subniveles, que alternan secciones de plataformas con otras en las que vamos montados en una especie de motojet. No faltarán tampoco a la cita los típicos y variopintos jefes de mitad y fin de nivel (gigantes mechas y otros engendros mecánicos, salvajes mercenarios, maestros ninja, espadachines cibernéticos…) Los enfrentamientos siguen un esquema totalmente tradicional, es decir, tendremos que analizar sus rutinas y patrones para atacarlos en el momento en que sean vulnerables. Además de la espada, para acabar con estos enemigos Zaku también puede usar granadas de mano que encontramos en contenedores dispersos por los escenarios. Por cierto, al terminar el juego por primera vez desbloqueamos el modo Boss Rush, que como su nombre indica nos permite enfrentarnos directamente a todos estos jefes uno tras otro.
Esta versión para Steam presenta algunas mejoras y añadidos como son logros, soporte nativo para control pad, gráficos y músicas ligeramente remozados y un modo hardcore que convierte el juego en una auténtica pesadilla sólo al alcance de unos pocos maestros de la jugabilidad clásica ya que contamos con una sola vida para toda la aventura y sin posibilidad de continuar. Eso sí, a los expertos que consigan superar esta hazaña les espera el auténtico final del juego.
Es cierto que la burbuja de lo retro está empezando a hincharse peligrosamente y que hemos llegado a un punto en que no hay día en que no tengamos noticias de un nuevo título indie de sabor añejo. Sin embargo, personalmente, aún estoy muy lejos de cansarme de esta tendencia por lo que he de confesar que me lo he pasado realmente bien con Oniken. El juego puede descargarse por poco más de 4€ en Steam pero, en mi opinión, esa sensación de volver a estar a los mandos de un gran clásico de NES, y que Oniken consigue transmitir a la perfección, no tiene precio.
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