Análisis de Shredders. OlliOlli crea escuela y FoamPunch nos trae su traducción al formato snow y multijugador.
Yo no soy un experto en juegos de skate y snow, pero cuando hice el analisis de OlliOlli World, una chispa se encendió en mí, abriéndome una puerta a un género del que estuve repelido durante casi dos décadas. Es por eso que trabajar con este análisis de Shredders me suponía cierta ilusión, más cuando había leído que su diseñador, Tim Broothaers, era fan de la misma OlliOlli.
Sin embargo, su juego de snow y cabriolas está lejos de ser la panacea que en su momento me pareció OlliOlli World, presentando innumerables problemas de diseño, concepto y descalabros técnicos, aunque sea menester que existan en un desarrollo tan humilde.
Dos influencers pasándolo en grande
Shredders nos pone en el contexto de una pareja de influencers dedicados a subir sus proezas con la tabla en diferentes plataformas de vídeo y streaming, que buscan experimentar nuevos retos y situaciones practicando snowboard. En su periplo conocerán a Lucy, otra influencer de ropa de snow que les abrirá la puerta a conocer a otros profesionales del hobby e incluso la posibilidad de participar en un torneo mundial de snow.
Por tanto, estamos en una especie de mundo abierto deportivo, similar a lo visto en títulos como Forza Horizon 5, donde podremos deslizarnos libremente con nuestra tabla para explorar con total libertad, practicar los movimientos que vayamos aprendiendo en las distintas pruebas e incluso interactuar con otros jugadores que veremos en nuestra misma tesitura.
Es por ello que a nuestro personaje podremos personalizarlo con un más que agradecido repertorio de prendas para la nieve. Desde Microsoft, uno de los editores del videojuego, aseguran que habrá más piezas en el futuro, actualizándose periódicamente. Además, todas son prendas reales con sus marcas propias. Sin duda alguna, un gancho atractivo para los aficionados a este deporte.
Aprendiendo técnicas poco a poco para comerte la nieve
La filosofía de Shredders es la misma de OlliOlli, Tony Hawk’s y otros juegos del género: ir aprendiendo nuevos movimientos en cada misión/prueba para al final tener un repertorio de infarto con los que hacer partidas vistosas y gratificantes. Sin embargo, Shredders presenta muchos problemas en cuanto al tema de físicas y movimientos del protagonista, transformando el arte del aprendizaje en una tarea ardua y poco o nada satisfactoria.
Aunque se intenta subsanar con la posibilidad de realizar checkpoints rápidos -unos que apenas atentan a nuestra puntuación o tiempo- es bastante exasperante tener que repetir secuencias de pistas porque al «moñeco» le da por retorcerse de forma imposible o porque la gravedad juega un papel de película de Serie Z. Esto, desde luego que no pica a querer repetir las fases para mejorar, sino que más bien te urge a agarrarte a la suerte para que te salga bien la maniobra X y así poder olvidarte de la fase para pasar a la siguiente.
Cierto es que los tutoriales intentan ser amigables, mostrándote el mando con los movimientos y botones que tienes que realizar e incluso dejándote una ventana de «tiempo bala» para que puedas anticiparte a lo que se te demande. No obstante, repito, es frustrante el hecho de, por ejemplo, coger velocidad, pillar una rampa y ser incapaz de hacer un giro de 180º, porque la gravedad pesa más que en la cámara de entrenamiento de Vegeta, comiéndote así la rica nieve del suelo.
Despropósito visual y técnico, ¿y en lo musical?
Además de que el peso actúa de forma extraña para maniobrar o hacer saltos, el juego no tiene vergüenza a la hora de mostrar sus costuras al jugador. La cámara, en las cinemáticas, intenta simular grabaciones desde una cámara casera, algo así a lo visto en las demos de Resident Evil 7. Sin embargo, todo es bastante caótico y hasta seremos testigos de cómo nuestro personaje se postra haciendo una T-POSE cuando debería estar fuera del plano.
Tampoco faltan a la cita problemas con las colisiones del escenario, texturas que bailotean o que nos quedemos atascados en un mismo punto, aunque llamemos al checkpoint. Aunque lo peor para mí es el UX, con fuentes de letra muy básicas, sin apenas sombreados y colores sin tratamiento, dando la sensación de que se ha aprovechado el que venía de serie con el motor gráfico sin matarse demasiado.
Al menos en cuanto a música se refiere, el título nos regala pistas muy moviditas de música electrónica, que sin ser ninguna maravilla memorable, hacen su trabajo para acomodarnos los oídos mientras nos deslizamos con la tabla de snow. Lo mismo podría decir de la optimización. Es un juego muy humilde en lo gráfico sin nada que destaque, lo que acompaña a una optimización al mismo nivel que permite disfrutar de la experiencia a 60 FPS (en PC) sin ningún inconveniente, aun teniendo equipos de gama media.
Análisis de Shredders. Un entrante de Game Pass sin mayores aspiraciones
Shedders es un juego con el que hay que de tripas corazón para disfrutarlo. Su premisa argumental, de chavales influencers buscando hacerse un hueco en la competición de snow, no me parece desacertada para un juego de estas características, pero su forma de trasladarlo al lenguaje del videojuego me parece poco menos que atroz con semejantes cinemáticas fatal dirigidas. Si además le sumamos los desajustes de la gravedad, los problemas técnicos (que no son pocos) y su UX tan horrible, nos da una experiencia tan mediocre que nos invita a apagar la consola y ponernos a otra cosa.
La idea de una cordillera sin barreras, donde encontrar otros jugadores e ir, por nuestro propio pie, a las diferentes pruebas y misiones, está genial. Pero claro, este estudio se ve que no tiene la mano ni los recursos para hacerla realidad. En su lugar tenemos un escenario enorme del cual es difícil transitar, con jugadores que se muestran con popping o «stuckeados» en una zona y que realmente no aporta nada a nivel jugable.
En general, con este análisis de Shredders he llegado a la conclusión que es mejor tabla conocida que buena por conocer. Le falta mucho trabajo y no creo que solucionen la mayoría de problemas con el tiempo. Si aún así lográis acostumbraros a su gravedad tan extraña para realizar las piruetas y combos, puede que os enganche y lo disfrutéis. Queda la tabla en vuestra mano, culpables.