De todas la recreativas que he tenido oportunidad de jugar en mi vida, sin duda alguna, Windjammers es una de las más raras, a la par que divertidas. No sé a que cabeza pensante normal se le podría ocurrir hacer una especie de juego de tenis pero en el que tenemos que usar un frisbee para enfrentarnos a nuestros adversarios.
Así es, la dinámica es muy sencilla. Esta recreativa nos obliga a enfrentarnos, uno tras otro, a distintos enemigos, ya sean controlados por la máquina o por un segundo jugador, con nuestro frisbee. El deporte en sí es una mezcla de tenis, frisbee y fútbol. Que no os extrañe, os explico. Cada escenario donde nos enfrentamos a nuestros contrincantes son muy parecidas a una cancha de tenis. El frisbee, lógicamente es la pieza fundamental del juego. ¿Y el fútbol? Muy sencillo, aunque podemos conseguir si a nuestro contrincante se le cae el frisbee, la mejor manera de conseguir puntos es marcando tantos en las paredes que se encuentran detrás de cada personaje. Y es por eso que también tenemos que actuar como un portero de fútbol protegiendo nuestra “portería”. En esa pared, están los marcadores de puntos, los cuales, varían en puntuación en función del color y tamaño. Lógicamente, cuanto más pequeño sea el pulsador, más puntos nos dará al marcar tanto en él.
La jugabilidad de este juego no podría ser más endiabladamente sencilla. El joystick de la recreativa para navegar por los menús y para controlar al personaje, y luego dos tipos de acciones. Una de ellas, sería el tiro sencillo, el cual podemos dirigir pulsado a la vez el joystick de dirección. El otro tipo de ataque, que se realiza teniendo el botón de acción pulsado o machacándolo mientras esperamos a que el frisbee caiga en nuestra manos (en caso de que haya rebotado y se que flotando en el aire), se convierte en un super-ataque, por supuesto, distinto para cada personaje. Y desde luego, lo más notable es que si ejecutamos correctamente el super-ataque, aunque el contrario lo detenga, la fuerza de este lo empujará provocando que terminemos empotrando al contrincante en los marcadores de puntos.
Nuestra destreza durante el juego vendrá condicionada sobre todo por le personajes que elijamos. Se nos dará a elegir entre 6 personajes distintos, los cuales están agrupados en tres tipos. Para principiantes, medios o expertos. Está claro que con los dos personajes para principiantes nos resultará bastante fácil jugar, aunque la verdad, son muy rápidos, pero tienen menos poder ofensivo. Los dos personajes medios son perfectos para hacernos con su control, puesto que tienen la proporción perfecta de fuerza-velocidad, casi al 50-50. Y por último, los dos personajes para expertos son unos auténticos mastuerzos, eso sí, son más lentos que el caballo del malo. Y como no, librarse de un super-ataque de estos dos, es bastante complicado.
Como curiosidad, hay una fase de bonus en la que tenemos que lanzarle el frisbee a nuestro perro, en la playa, para tomar el control de este (el perro), y terminar capturando el frisbee. Por supuesto, no sólo consiste en correr. Tenemos que esquivar pelotas o sombrillas, saltar bañistas, y salvar cualquier tipo de obstáculo para que nuestro perro nos devuelva el frisbee.
Y en la otra (sí, hay dos fases de bonus), tenemos que usar nuestro frisbee en una pista de bolos para… bueno, supongo que estará claro para qué, ¿no?
El acabado gráfico de la época no destaca especialmente, aunque cumple perfectamente su cometido. Gráficos de la época y muy afines a la de otros juegos deportivos con, también, aire desenfadado. Sobre todo, muy coloristas.
Y como efectos gráficos, en los super-ataques, muchas llamas y lucecicas para trasladarnos esa sensación de super-ataque.
Respecto de los escenarios, el grafísmo si que el algo sencillo, pero vamos, que no emborrona el juego. En todos ellos, en la parte central inferior, estará la juez que contabiliza los puntos y reparte los frisbees. En la parte superior están las gradas con el público, y en la parte central, el marcador.
Y el diseño en sí, se centra en dos diseños básicos. Uno más playero tropical, y el otro más urbano industrial. Bonitos, pero nada del otro mundo.
Aunque no nos vamos a engañar, nadie juega a Windjammers por los gráficos. Si juega a este juego es por la jugabilidad, por la facilidad con la que te puedes picar con un amigo si jugáis el uno contra el otro, o simplemente porque es muy divertido. Sin duda, uno de los mejores arcade NEO GEO al que podemos echarle el guante.