Girls se despide para siempre con un emotivo episodio que actúa más como epílogo que como despedida de la serie. Aquí tenéis la crítica de Girls 6×10.
Se acabó. Tras cinco años de risas, sufrimiento y situaciones absurdas, llegamos al final de Girls. Anoche se emitió «Latching», el último episodio de la serie de Lena Dunham. Un capítulo que no ha dejado a nadie indiferente por varios motivos. Os los cuento todos en mi crítica de Girls 6×10.
Lo que no te cuentan sobre ser madre
Siempre lo digo, pero Girls es una de la series más realistas que he visto y seguramente veré. El arte que tiene Dunham para contar situaciones con las que cualquiera puede identificarse es magistral. Y esta vez tocaba mostrar todo lo que no te cuentan sobre ser madre.
En las películas y series solemos ver los embarazos y la vida con bebés como algo de cuento de hadas. En la vida real las cosas no son así, y no siempre es maravilloso ser madre. Cuidar de un bebé es algo muy duro y está lleno de obstáculos que pueden hundir hasta a la mujer más fuerte. Lena Dunhan nos lo muestra en este genial episodio, en el que llega a echarle en cara a su madre que no le había contado todo lo malo que conllevaría convertirse en madre.
Tengo que reconocer que no esperaba ver su vida con el bebé ya en este episodio. Creía que ibamos a ver el parto como final de la serie, con un último plano de su hijo. Una vez más, Girls me sorprende con un episodio que casi actúa más como epílogo que como último capítulo de la serie.
El último paso hacia la madurez
En este episodio vemos aún que Hannah no ha abandonado del todo su personalidad egoísta y egocéntrica. La habíamos visto dar pasos agigantados hacia su madurez, pero aquí vuelven a aflorar sus inseguridades y vuelve a hacer culpables a los demás de sus problemas. Tanto Marnie como su madre tienen más paciencia que un santo durante todo el capítulo, comprendiendo que todo esto es solo una fase mientras Hannah se amolda a su nueva vida.
No sé que pensar sobre Marnie en este episodio. Creo que sus ansias de ayudar son más bien ganas de llenar con algo el vacío de su vida. Ayudando a Hannah con el bebé se siente realizada y siente que tiene un propósito, aunque no sea feliz. Me alegro de que la madre de Hannah le ayude a ver la luz y le anime a seguir su propio camino. Porque a pesar de no caerme muy bien, merece rehacer su vida desde cero y buscar sus propios objetivos.
La mejor escena del capítulo, sin duda, es la que vive Hannah con la adolescente mimada. Aquí nos damos cuenta por última vez de cómo ha madurado, y de cómo ha cambiado su mentalidad sobre los tontos problemas de los jóvenes. Ella empezó la serie pidiendo dinero a sus padres para poder vivir en Nueva York y ahora es ella la madre, la que tiene que cuidar de otra vida. La escena final, en la que por fin conecta emocionalmente (y físicamente) con el bebé, indica por fin el principio de su nueva vida.
Un final un poco vacío
Si bien el final me ha parecido emotivo, creo que ha quedado fuera de lugar tras el episodio anterior. El capítulo 9 dio más sensación de cierre, mientras que este ha actuado más como un epílogo. No ha dado esa sensación de despedida que sí ofreció el de la semana pasada. Es como si hubiesen decidido mostrarnos qué fue de Hannah, como un especial emitido un tiempo después.
Como capítulo final me han faltado las apariciones de otros personajes, Jessa, Adam, Ray… Pero bueno, esta temporada ha estado totalmente centrada en Hannah y el final merecía estar protagonizado por ella. Un final que nos duele en el corazoncito, porque se nos acaba Girls, pero que a la vez nos deja una gran sonrisa. Porque, después de la montaña rusa de emociones que vivimos todos los jóvenes hoy en día, todos merecemos un final feliz.