Activision ha confirmado hoy despidos en algunas de sus divisiones. Al parecer las ventas de Call of Duty: Infinite Warfare han influido bastante.
Malas noticias para la industria de los videojuegos, sin duda. Activision, la compañía encargada de la saga Call of Duty (cuya nueva entrega volverá a sus raíces) o Destiny 2 (que saldrá este mismo año), ha despedido al cinco por ciento de su plantilla en total. Y eso que confirmaron beneficios financieros con respecto a 2016.
Gracias a Kotaku conocemos la información negativa del día, sin duda. Al parecer, algunas divisiones como Blizzard o MLG no han sido afectadas por estos recortes. Pero esta reducción sí que ha afectado a Activision Publishing, una división de Activision-Blizzard. También Infinity Ward, Beenox y Treyarch han sufrido despidos.
Los despidos se produjeron después de unas semanas de continuos rumores y runrunes, que acabaron por hacerse realidad ayer mismo (ya sabéis, por esto de los cierres de año fiscal y demás…). El CEO de Activision, Eric Hirshberg, mostró cierta decepción con el resultado en ventas de Call of Duty: Infinite Warfare, lo que se ha traducido en unos 20 finiquitos para el equipo de Infinity Ward.
Manda cojones que Activision resumiese su cuarto trimestre como «mejor de lo esperado». No sabemos si es cierto, si lo hacen para aparentar… Pero bazas buenas, desde luego, han tenido. Para este año 2017 solo se esperan dos juegos: el nuevo Call of Duty de Sledgehammer Games y Destiny 2. Nada diferente en el horizonte, pero no descartemos tampoco.
Ambos juegos tienen una responsabilidad enorme para la compañía. Call of Duty volverá a bucear en sus raíces después de una entrega que no ha acabado de cuajar en ventas: presumiblemente el juego de Sledgehammer Games se ambiente no tanto en futuro y espacio, algo de lo que se ha quejado la mayoría de la comunidad. Destiny 2, por contra, es una incógnita, pues no se sabe nada de su temática o ambientación. De momento seguimos fundiendo el primero con guías y expansiones, que nunca está de más.