El décimo capítulo de Shameless introduce nuevos cambios para las tramas de algunos personajes, pero sinceramente, esta temporada está resultando muy floja.
El décimo capítulo de Shameless, tal y como comentábamos en la crítica del anterior episodio, trae nuevos cambios en la trama de algunos personajes. Pero, a decir verdad, la temporada me está resultando aburrida, sin un cambio significativo a lo que ya se nos ofreciera en temporadas pasadas.
Para empezar, parece que nos libraremos ya de Fiona y su lavandería, una idea estúpida con la cual al final ha tenido una gran suerte. El precio a pagar ha sido traicionar a una ancianita senil, que probablemente ni se entero de lo que ha pasado. Ya veremos si el dinero alivia su conciencia o por lo contrario la amarga y la conduce a hacer alguna estupidez más.
Lip, el eterno borrachuzo. Vemos que ahora mismo, el camino tortuoso por el que va es el mismo que el de Frank, tal vez no tan desfasado pero bueno, ya le llega. El hecho de introducir en el resumen a su antigua profesora ya nos adelantó que saldría en este capítulo, y así fue. La aparición fue breve pero lo suficientemente motivadora para que el chaval se diese cuenta de que necesita ayuda. A mi ya me cansa todo esto, parece que todos los personajes de esta serie están destinados a autosabotearse durante toda la vida.
Ian ha sido el personaje de más importancia en este capítulo en mi opinión. Mickie ha vuelto, y aunque en un principio parecía que sólo iba a echar una canita al aire con él, ha sido mucho más. Parece que ha Ian se le ha ido un poquito la olla la verdad, pirarse a Méjico con un fugitivo y abandonar a su familia, su pareja y el trabajo que tanto le costó conseguir. Tal vez haya sido todo un poco precipitado, pero recordemos que es bipolar y tal vez esté teniendo un brote… O simplemente está haciendo lo que de verdad le pide el corazón.
Frank y Mónica, cómo en el capítulo anterior se han dedicado a hacer de bufones. La verdad es que mucha gracia no me hicieron pero bueno, han estado ahí dando el espectáculo como siempre. Debbie por fin ha actuado con dos dedos de frente al echarlos de casa.
Y por último, parece que el trío se ha roto del todo. Svetlana se la jugó pero que muy bien a Kev y Vero, la cual se encuentra profundamente dolida. Si es que se metieron en un fregado de cuidado, ya veremos si el abogado es capaz de sacarlos de esta situación. Lo más importante para Kev después de los niños, su querida furgoneta.