Analizamos Tokyo Twilight Ghost Hunters: Daybreak Special Gigs, una novela visual al más puro estilo japonés con todo lo que ello conlleva… para bien o para mal.
El juego que protagoniza este análisis, Tokyo Twilight Ghost Hunters: Daybreak Special Gigs (sí, se ve que no podían acortar el título), es seguramente lo más «japonés» que he probado en mucho tiempo. Y desde mi visión occidental -con todo lo que ello conlleva- es de forma negativa en esta ocasión. Pero no adelantemos acontecimientos, que bastante nos va a dar de sí para hablar.
[divider]Hola, soy un estereotipo con piernas, quiéreme[/divider]
Pongámonos en situación. Tokyo Twilight Ghost Hunters: Daybreak Special Gigs es una novela visual y para los que conozcan ya del tema no hará falta explicarles que lo principal que se realiza durante las horas que duran los videojuegos de este género es, básicamente, leer y poco más. Con momentos de interacciones, sí, pero que por línea general también se resumen a participar en una conversación leída.
Es por tanto una forma atípica de contar una historia en un videojuego y que puede resultar chocante en países con mentalidad europea, pero que puede resultar bastante interesante si cuenta con una buena trama y/u otros elementos que aporten interés en lo jugable y quiten peso a lo narrativo. Y qué pasa cuando no es ni un caso ni el otro. Bingo. Nos encontramos con propuestas como esta.
Eres un alumno nuevo en una escuela a la que le rodean leyendas paranormales. Cuando llegas el primer día te quedas parado en la puerta y chocan contigo dos chicas. Una, muy amable, se disculpa y te saluda. La otra… bueno, digamos que aquí empiezan los problemas gordos. La otra chica es, básicamente, una tsundere. No, en serio, tal cual. El que es prácticamente primer personaje que te encuentras en una obra que se basa exclusivamente en el guion es el mayor estereotipo femenino japonés posible.
Me gustaría poder decir que eso es un detalle anecdótico y que el único motivo por el que lo incluyo en este análisis es por poseer una vena quisquillosa. Lamentablemente no es así y la historia del juego sigue el camino trazado por este primer encuentro. Vamos, que la premisa tampoco es que fuese para tirar cohetes, pero el resultado es tan o aún más triste de lo esperable.
Lo cierto es que, sin entrar en profundidad en lo que acontece para evitar spoilers, la mayoría de lo que sucede lo hace sin pena ni gloria, con muy pocas sorpresas y sin ningún momento que se vaya a quedar guardado en nuestras retinas una vez terminado el juego. Pero lo peor de todo esto, es que la historia realmente no es el más desastroso de los apartados que componen a Tokyo Twilight Ghost Hunters: Daybreak Special Gigs.
[divider]La jugabilidad, qué espantosidad[/divider]
Al lector mínimamente atento no se le habrá pasado por alto que las palabras ghost y hunters aparecen en el título. Efectivamente, en esta obra el elemento central son los fantasmas, pero eso es lo de menos. Aquí lo único que da realmente miedo es la jugabilidad.
¿Cómo implementar interactividad a la que no deja de ser una novela narrada? Esa debe ser la pregunta que se hacen todos los estudios a la hora de afrontar esta cuestión. Yo no tengo una respuesta, pero sí una certeza: desde luego tal y como se hace en Tokyo Twilight Ghost Hunters: Daybreak Special Gigs no.
Las acciones del jugador en este título se dividen en dos apartados muy distintos. Primero de todo, en las conversaciones tienes la posibilidad de contestar… con una ruleta ambigua que ofrece las opciones que podéis ver en la imagen a continuación de este párrafo. Estas no son explicadas en ningún momento y hacen muy complejo y en ocasiones poco intuitivo el contestar de la forma en la que te gustaría.
Esto se complica aún más porque una vez elijes qué hacer dentro de esas cinco posibilidades (que se podrían entender como mostrar agrado, agresividad, duda conciliación y tristeza ordenadas de arriba a abajo y de izquierda a derecha) tienes que elegir con qué elemento de tu cuerpo hacerlo.
Y si bien la primera elección era en muchos casos lógica, la segunda es ya un disparate. ¿Ser agresivo con la nariz? ¿Señalar amor con las manos? ¿Llorar con las orejas? Incluso en los casos en los que parecía obvio qué escoger se producían malentendidos absurdos, como toquetear a una chica cual Álvaro Reyes de la vida cuando tu intención era darle la mano.
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Lo más bonito de todo esto es que esa es la parte «buena» de la jugabilidad. Porque si bien resulta difícil de tragar este sistema sin explicar y tan poco intuitivo, al menos ni incide en demasía en los acontecimientos ni quita mucho tiempo a lo verdaderamente importante aquí, que es la historia. Lamentablemente no se puede decir lo mismo con el otro momento en el que tomas el control que es nada más y nada menos que la caza de fantasmas.
No he visto semejante dolor de cabeza en mucho tiempo. El sistema para combatir a los fantasmas consiste en una cuadrícula en blanco en la que se sitúan tus personajes y los enemigos que derrotar. Tu objetivo es moverte a una posición que te permita golpear a los fantasmas con tus ataques, que barren un área que depende del movimiento utilizado. Se actúa por turnos, pero con la peculiaridad de que ambos realizaréis la acción a la vez. ¿En qué se convierte esto?
En un sistema nada fortuito en el que debes intentar predecir -al final se decide por pura suerte- los movimientos que llevarán a cabo los fantasmas para atacarlos tú a ellos y no al revés. Un aburrimiento constante, nada gratificante y que dan ganas de apagar la consola automáticamente.
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[divider]Dicho todo lo malo, toca hablar de lo bueno[/divider]
Este apartado va dirigido a todo aquello que considero rescatable de este juego, para no terminar este análisis dejándoos con un mal sabor de boca. En primer lugar, he de aclarar que a pesar de lo duro que he sido con la historia, eso no significa que sea lo peor que he visto en mi vida. Es predecible, los personajes son estereotipos, no tiene un gran gancho… pero obras así hay muchas y, quien sabe, quizás pueda ser el placer culpable de muchos.
Por último, el estilo visual de la obra me agradó bastante, con una estética anime bien llevada, detallada y con unos colores que realzan la situación. Además, las pequeñas escenas que cuentan con atisbos de animaciones hacen más llevadero el peso narrativo. Una pequeña que el resto de elementos no acompañase y lo negativo eclipse lo positivo, pero no por ello hay que dejar de señalar los aspectos en lo que se ha hecho un buen trabajo.