A pesar de que Flicky es un juego que nació en lo salones recreativos he preferido revisitarlo desde nuestra sección retro porque es irremediable que al oír su nombre nos venga a la cabeza Mega Drive. Y es que no creo que sea coincidencia que en el 90% de recopilatorios de la 16 bits de SEGA esté incluido este título.
Nada más llegar a los salones recreativos el juego fue versionado para distintos sistemas domésticos entre los que se encontraban MSX, Sharp X-1 o incluso la predeceso de la primera Master System, SG-1000. Tuvieron que pasar casi siete años para poder disfrutar de Flicky en nuestras Mega Drive, lo que implica que este juego no fue uno de los de lanzamiento puesto que por aquel entonces la consola ya llevaba un par de años rondando por tierras niponas. Y a pesar de ello es uno de los juegos más icónicos de la consola.
Ahora lo lógico sería contaros de qué va el juego, a qué género pertenece… explicar que hay que hacer es fácil, a qué género pertenece ya no tanto, tiene un poco de plataformas pero no es un plataformas, tiene un poco de puzzle pero tampoco es un puzzle… ¿es un puzzle plataformero o plataformas con tintes de puzzle? Nunca lo he tenido claro, pero aun teniendo en cuenta que hay más de un juego que podríamos calificar de “más que parecido” la verdad es que supo crearse (y mantener en el tiempo) una personalidad propia.
El juego nos presentará al comienzo cuatro personajes principales. El pájaro protagonista que da nombre al juego, los pollitos Chirp, los gatos Tiger y las iguanas Iggy. Cada uno de ellos tiene un rol perfectamente definido y diferenciado del resto.
Nuestro objetivo como Flicky será el de rescatar a todos los pollitos que haya en cada escenario y conducirlos hacia la salida mientras esquivamos a los distintos enemigos que nos acecharán en cada nivel, los gatos y las iguanas serán quienes hagan el papel de malos. No es que el planteamiento del juego sea sencillo, es que es la sencillez hecha videojuego. Peeero como suele ocurrir en estos casos sencillo no significa fácil.
Para poder rescatar a los pollitos hemos de llevarlos todos a la vez a la salida siendo totalmente inútil intentar llevarlos de uno en uno. Cada vez que “rescatemos” a un pollito este se pondrá a seguirnos, provocando que llevemos una fila de pollitos según los vayamos rescatando. Los enemigos por supuesto nos estarán acechando para hacernos fracasar en nuestro objetivo. En caso de que entren en contacto con nosotros perderemos una vida y deberemos empezar de nueva la pantalla en la que estemos, siempre y cuando nos queden vidas. Si tocan a uno de los pollitos estos no morirán pero sí que “se saldrán de la fila” y deberemos volver a rescatarlos.
A pesar de ser un pájaro las habilidades voladoras de Flicky son bastante limitadas y tan sólo nos permitirán dar saltos y pequeños planeos para esquivar a los enemigos y llegar a otras plataformas. Afortunadamente en cada escenario nos encontraremos con distintos objetos que podremos recoger y usar como armas arrojadizas contra nuestros enemigos.
El diseño de las pantallas es bastante peculiar a pesar de su sencillez. Teóricamente cada escenario tiene un espacio muy limitado ya que lo que veamos en pantalla inicialmente será el propio escenario, es decir, que no hay nada más que recorrer. La peculiaridad está en que si avanzamos hasta alguno de los extremos de los laterales no nos detendremos y “apareceremos” al otro lado, más o menos, porque la pantalla no se quedará quieta.
Si por ejemplo vamos todo hacia la derecha no es que vayamos a aparecer de repente en la parte izquierda como ocurre en otros juego, si no que la pantalla irá avanzando, pero en lugar de ir a alguna parte nueva de la pantalla en realidad es como si estuviésemos dando vueltas. Básicamente y por resumirlo muy resumido se podría decir que las pantallas están diseñadas como si fuesen un patrón cíclico o algo parecido.
Como cabría esperar en un juego de este tipo la dificultad sigue una curva progresiva en la que nos será más complicado salir exitosos según nos adentremos en una nueva pantalla. Muchos de los niveles más avanzados parecen que estén diseñados para poner a prueba los nervios de los más pacientes del mundo, pero la verdad es que hay que reconocer que desde la primera pantalla hay bastante probabilidades de que perdamos los nervios. Puede que sea su grafismo simple e infantil o su planteamiento supuestamente sencillo lo que provoca que te confíes desde el minuto cero en que te pones a jugarlo, confianza que se termina pagando con un GAME OVER insalvable.
Si estabais buscando rescatar algún juego olvidado, Flicky es una de las mejores opciones que os podéis plantear: auténtico sabor añejo, una dificultad a prueba de bombas y total ausencia de argumento o complicaciones. Vale que yo soy el primero al que no le gustan los juegos sin argumentos, pero para echar unas partidillas rápidas de este tipo de juegos es una apuesta segura a la diversión.