No es la primera vez que tenemos una alfombrilla en nuestras manos para nuestro análisis de periféricos. Sin embargo, la Razer Destructor 2 llega para superar nuestro desafío de hablar sobre una: demostrar que no todas las alfombrillas gaming son iguales. ¿El por qué de estas palabras? Ahora lo veréis.
A diferencia de la mayoría de alfombrillas orientadas para jugadores, la Destructor 2 destaca en primer lugar por no estar hecha de tela, sino de un plástico rígido y duro, así que olvidaros de enrollarla para llevarla con vosotros. Es más, para el transporte cuenta con su propia funda rígida de tela y con cremallera, algo que quien lo vea desde fuera pensará que en vez de llevar una alfombrilla guardas ahí unos planos secretos como mínimo.
A parte de que transportarla sea un engorro con todas sus letras, el que hecho de que sea una alfombrilla rígida tiene más curiosidades, siendo una de ellas obviamente la sensación al deslizar el ratón por ella. Si uno viene de una alfombrilla de tela notará extraño el cambio, sobre todo por el roce de los dedos de la mano, ya que debido al cambio de material es más fría, a parte de su dureza.
Puede costar al principio acostumbrarse debido, algo que me pasó a mi, que vengo de usar una alfombrilla de tela, la cual es bastante más blanda que la que analizamos aquí. Sin embargo una vez pasado el primer contacto vemos que tanto gracias a su superficie micro texturizada (es decir, no es exactamente lisa) como a que es de un único color hacen que sea muy preciso y rápido el movimiento del ratón sobre ella, sin contar con su resistencia. Además, no resulta incómoda como puede parecer en un principio por no ser de tela, haciendo que el paso de los dedos por ella no sea desagradeble ni raspe.
Por su parte, la parte trasera viene con una goma microperforada, de forma que hay que ser bastante burro para que al mover el ratón se nos mueva del sitio la alfombrilla.
En el tema dimensiones podemos ver que es mediana, midiendo 3,55 x 2,55 cm., por lo que si sois de mover mucho el ratón igual se os queda corta de superficie, como me ocurría en algunos momentos, aunque eso ya depende de cómo mueve el ratón cada usuario. Por la parte del grosor nos encontramos con que es una alfombrilla realmente fina, otra cosa que puede dejarnos un tanto extrañados al principio, ya que puede notarse con bastante facilidad la sensación de tener la superficie de la mesa cerca.
La prueba de fuego de la Destructor 2 fue tanto en el uso diario del ordenador como, obviamente, en varios juegos de diferentes géneros donde la velocidad y precisión son necesarios, como shooters o estrategia. Tras varios días hasta acostumbrarme, los resultados fueron positivos dentro de lo que cabe, que no por cambiar de alfombrilla vamos a pasar de tener la puntería de un soldado imperial a ser el Legolas de los videojuegos. Lo que sí puedo destacar es que en ningún momento me falló el sensor del ratón que uso (Razer Imperator), algo que en una partida puede fastidiar mucho.
La conclusión final de la Razer Destructor 2 es que es una muy buena alfombrilla, ya que superada la barrera del cambio de la anterior que usemos a ésta veremos que su dureza acaba siendo un aliado de la comodidad. Eso sí, por culpa de ello los bordes de ésta pueden ser bastante molestos con el roce de la muñeca, a parte de poder quedar un pelín corta de tamaño para algunos jugadores. Si estos dos puntos negativos no os afectan y no os importa apoquinar el dinerete que cuesta aquí la amiga, tenéis una alfombrilla que puede duraros un porrón de años.