El final de Perdidos cumple 9 años. El vacío que dejó fue demasiado grande. Tanto que todavía no se ha cubierto. Y no será porque no se ha intentado. Lo más parecido fue Fringe, de los mismos creadores, pero se dilapidó, esta sí, con un final alejado de su fórmula inicial.
Muchos opinan lo mismo de Perdidos. Creen que su final no estuvo a la altura. Aunque da la impresión de que no entendieron nunca de qué iba la serie. Probablemente el vergonzoso especial que preparó Cuatro tuvo mucho que ver en la opinión de los españoles. Llegaron a comparar Perdidos con la siniestra resolución de Los Serrano y a día de hoy todavía hay quien afirma que todos estaban muertos.
A Cuatro hay que aplaudirle la intención. En aquella época no era habitual seguir las series al mismo tiempo que en Estados Unidos y pudimos hacerlo con Perdidos. El resultado fue otro cantar. Se perdieron minutos misteriosamente y los subtítulos bailaban solos, casi siempre a destiempo. Una catástrofe mayúscula.
Perdidos fue siempre una serie de personajes. Su fuerza residía en la relación de los supervivientes y no tanto en los misterios que los rodeaba. Los enigmas de la isla servían para hacer crecer esta relación, pero nunca fueron importantes. A pesar de todo, muchos misterios quedaron resueltos y bien cerrados. Para algunos no, claro. Si hubiera terminado hoy, la estúpida petición de firmas para rehacer el final hubiera batido récords.
He vuelto a ver la serie nueve años después. Lo he hecho junto a una persona que no la había visto y que tenía la idea preconcebida de que no le iba a gustar. Ella acabó emocionada con su enorme final. No solo dejó escapar las lágrimas en la última escena, sino que brotaban también a medida de que los personajes se daban cuenta de dónde se encontraban en la sexta temporada. Y no fue la única que se emocionó.
Como ocurre en todas las series, tampoco podemos decir que Perdidos fuera perfecta. Cometió errores durante los años que estuvo en antena. Uno de los más reiterados fue la inclusión de nuevos personajes para morir a los pocos capítulos. La tercera temporada tiene el descrédito de tener el peor episodio de toda la serie. A los guionistas se les ocurrió dar protagonismo, de repente, a dos supervivientes que no habíamos visto en ningún momento. Nikki y Paulo terminan enterrados vivos tras haberse dejado ver en un puñado de episodios. A nadie le importó lo que ocurría con esta pareja, y su muerte dejó aliviados a los espectadores: no iban a verlos más.
Otros errores los cometieron en el casting involuntariamente. Fueron legendarias las juergas de Michelle Rodríguez en Hawái. La actriz de Fast & Furious se lo pasó en grande durante el rodaje y puso en un brete a los productores. Su personaje murió antes de tiempo, aunque vimos a Ana Lucía en un par de cameos más adelante.
El principal desliz fue la elección del actor que interpretaba a Walt, Malcom David Kelley. Trabajar con niños en una serie de televisión longeva no es una gran idea, pero en este caso el crecimiento repentino del actor supuso su salida de la serie. La isla era milagrosa, pero los guionistas decidieron que no había explicación posible para la diferencia de centímetros de Walt en unas pocas semanas. También se dejó ver en dos o tres episodios más adelante, pero nunca fue regular de nuevo.
Fringe fue la que intentó ocupar el lugar de Perdidos, pero evidentemente no fue la única. Antes de su llegada hubo otro intento de ABC con Flash Forward, pero su interesante premisa se disolvió como un azucarillo a los pocos episodios. No enganchó a la audiencia y se le otorgó un final atropellado tras su cancelación.
Probablemente Juego de Tronos ha sido la heredera directa, junto a otras grandes como Breaking Bad, The Leftovers (grandiosa también) o The Walking Dead. La serie de los tronos ha mantenido en vilo a sus fans hasta el último momento, tal y como hizo Perdidos, aunque de nuevo la historia se ha repetido. Si a muchos el final de Perdidos les pareció terrible, lo de Poniente ha sido aún peor. Más de un millón de personas han pedido a HBO que rehaga la temporada. Una estupidez más de las cloacas de Internet.
El mérito de Perdidos fue más allá de la emisión regular. Creó el fenómeno fan en Internet, del que se ha beneficiado (o perjudicado) toda serie posterior. Las teorías y los spoilers inundaban las jóvenes redes sociales, y los vetustos foros de opinión seguían al momento cada nuevo episodio. Nunca antes una serie había creado tal expectación. Todas las que llegaron después tienen mucho que agradecer a Perdidos. Y los seguidores de las series también.
Gracias a Perdidos ahora tenemos todas las series al momento. No en los garitos más oscuros de Internet, sino en la televisión. Todos los canales se esfuerzan por ofrecer las series al momento e incluso la versión original ha dejado de ser una rara avis. Sin ir más lejos, el reciente final de la veterana The Big Bang Theory fue emitido por TNT en versión original con subtítulos pocas horas después que en Estados Unidos. Eso lo consiguió Perdidos, la serie más grande de la historia.
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