En la vorágine de lanzamientos TOP que estamos teniendo en octubre y que seguiremos recibiendo en noviembre, puede que a muchos se les haya pasado por alto SEGA Classics Collection para Nintendo 3DS, un estupendo recopilatorio de juegazos de antaño, que han pasado por chapa y pintura tridimensional antes de ser empaquetados en el cartucho.
Sin ser malo el catálogo de juegos elegido para formar parte de la colección, sí que es cierto que los segueros de toda la vida echamos de menos algunos títulos míticos que habrían dado una patina de esplendor al resultado final. Los gustos y las opiniones son como los cuñados pesaos: todo el mundo tiene uno, y si tú no tienes es porque lo eres. Háztelo mirar.
Es por ello que he hecho una pequeña encuesta entre los redactores de la GÜEB para que me digan qué juego habrían añadido a este primer volumen -esperemos que haya muchos más- de Classics Collection. He recibido todo tipo de propuestas, incluso de juegos que no eran de SEGA ¿…?, y como es habitual en nuestra santa y democrática casa, he escogido los que me han dado la gana.
Eso sí, se han excluido joyas del calibre de Space Harrier o Gunstar Heroes (que eran la elección de Chuso y Cardona) porque ya poseen su propia versión Classic 3D, aunque sólo se vendan en la eShop y de manera individual. Os recuerdo que los juegos incluidos en el ya próximo cartucho de 3DS son los siguientes:
Como digo son juegos bien chulos, que a día de hoy pueden ser objeto de largas sesiones de vicio, pero oye, que si hubiéramos podido meter algunos extra, habrían sido los siguientes.
¿Qué decir de esta mítica conversión arcade que nos llegó en los horteros años 90? Para muchos este beat’em up era dios en la tierra, pues nos ponía en mitad de la habitación una de las más míticas recreativas paridas por una System 16.
No era píxel perfect, pero oye, daba el pego que no veas, y mantenía cosas cruciales como las partidacas para dos jugadores simultáneos, y encima añadía duelos a lo Barbarian. Todo un must.
Si algo nos dejó la SEGA de los 16 bit fue una serie de experiencias inolvidables que trasladaban nuestros sentidos mucho más allá de lo que ninguna otra consola de sobremesa había conseguido, y buena prueba de ello era Comix Zone.
El juego de Sega Technical Institute tenía JRAFICAZORLS y un peculiar diseño artístico en el que nuestro personaje en vez de avanzar por un scroll lateral al uso, se movía entre las diferentes viñetas de un cómic, dándole un toque único y especial.
Si además te gustaban mínimamente los tebeos (en aquella época los llamábamos así), Comix Zone estaba lleno de guiños y referencias que lo convertían en todo un juego obligatorio en el ocaso de Mega Drive.
Seguro que más de un jugador de consolas SEGA lleva la palabra Treasure tatuada en algún oscuro rincón de su cuerpo, y no es para menos, pues la desarrolladora dejó títulos loquísimos e impensables para aquella época. No solo por sus gráficos, sus rotaciones y sus composiciones míticas y aún hoy recordadas, sino por las fresquísimas propuestas que ponían sobre la mesa.
Quizás la más original de todas, al menos para mí, fue Dynamite Headdy, una verdadera oda al LSD que enamoraba de principio a fin. Los escenarios componían una especie de teatro de títeres en el que nunca había lugar para el aburrimiento.
Fases no lineales, jefes a porrillo y un montón de gadgets en forma de cabezas intercambiables daban al conjunto una sensación de «no sé qué coño va a pasar ahora» que pocas veces hemos visto en un plataformas. Sublime y bestial.
Hubo un tiempo en el que las conversiones de películas Disney y los juegos protagonizados por los personajes emblema de la compañía molaban, y no poco. De sobra conoceréis las versiones megadrivers de Toy Story, Aladdin o El Rey León, además de títulos basados en Mickey y compañía como Castle of Illusion, un juego más que mítico.
Este World of Illusion le daba una vuelta de tuerca al apartado técnico de las aventuras del ratón y nos dejaba una experiencia Disney me-mo-ra-ble. El punto fuerte del juego es que podíamos elegir entre Mickey o Donald o jugar con un amigo usando ambos de manera cooperativa.
Ambos personajes tenían un buen catálogo de animaciones y movimientos que le daban mucha variedad al gameplay. La música era estupenda, y bebía de varias producciones de la factoría norteamericana de dibujos animados.
El gran pero del juego es que era algo corto, pero los niños de la época lo rejugamos unas 255 000 veces, porque era divertidísimo.
Sí, no os vais a librar de este JUEGAZO en los olvidados del Sega Classics Collection. Ya sé que os he hablado un buen motón de veces del juego, por ejemplo aquí, pero es que no me canso de tararear sus bondades. Además hay que tener en cuenta que fue el juego de acceso al mundo videolúdico para muchos chavales de la época, que no teníamos dinero -ni falta que nos hacía- para comprar otras consolas más caras.
Por 9990 pesetas Master System te daba la consola y te regalaba uno de los plataformas más divertidos, variados y exigentes de los 8 bit. Cierto es que el resto de juegos basados en el personajes no logran ni hacer sombra a Miracle World, pero si aún no has catado las mieles del orejón del puño gigante, no sé a qué demonios estás esperando.
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